INDICADOR POLITICO
+ Crisis:
mucho ruido, pocas nueces
+ Quebrar
todo y comenzar de cero
Carlos
Ramírez
Ante la incapacidad de los gobiernos para ofrecer entrarle de lleno a la
reformulación del orden económico y financiero, las protestas sociales han
aumentado en ruido social pero sin
ofrecer una alternativa viable.
Si se revisan las crisis que han
obligado a programas de ajuste en Europa, el fondo de la crisis es sencillo de explicar: a lo largo de
muchos años, los gobiernos socialdemócratas se dedicaron a gastar dinero para tranquilizar a la sociedad, pero sin atender la lógica económica de que
todo gasto debe estar apoyaron en ingreso; ahora toca a los gobiernos
conservadores aplicar programas de ajuste
presupuestal para evitar la quiebra.
El caso de España es prototípico:
el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero enfrentó la crisis de
2008 no con medidas racionales sino
con mayor gasto público, llevando el déficit presupuestal a niveles de 12%. Ahora al gobierno conservador de
Mariano Rajoy le correspondió recortar
el gasto porque simple y sencillamente no
hay dinero.
Y la derivación del problema es grave: está en peligro el sistema democrático
por las movilizaciones sociales. Pero paradójicamente, con todo y las
protestas, las encuestas en España siguen colocando al PP de Rajoy por encima del PSOE, lo que ha llevado al
país a un callejón sin salidas: una
consulta de la política económica podría llevar a la disolución del parlamento
y convocatoria a nuevas elecciones, pero las tendencias del voto le darían la victoria al PP.
Lo que vive Europa y el gobierno de
Barack Obama lo padeció México en
los setenta y los noventa: el populismo de Echeverría y López Portillo aumentó
el déficit, éste disparó la inflación y ésta afectó el tipo de cambio; el Fondo
Monetario Internacional obligó a los
gobiernos a bajar gasto, estabilizar la economía y controlar la inflación vía
la demanda (salarios). En 1995, la devaluación heredada por Carlos Salinas
obligó a subir tasas de interés para evitar más fuga de capitales, pero esa
alza hizo perder a los mexicanos propiedades muebles e inmuebles; Zedillo salvó a los bancos para evitar la
quiebra del sistema financiero.
La economía no es un recetario inflexible sino un sistema de
pesos y contrapesos que se mueve por dos razones: la acumulación de ganancias o
los acuerdos sociales. España resolvió
el grave problema inflacionario en 1977 con el acuerdo social de los Pactos de
la Moncloa negociados con todas las
fuerzas sociales y política, como parte del llamado consenso por la transición democrática, logrando dos objetivos:
saltar del franquismo a la democracia y modernizar a España. Zapatero hizo pedazos ese consenso y Rajoy no quiere
salvarlo, pero al final la salida de
la crisis se encuentra en el diseño de un nuevo
consenso que relacione crisis económica con democracia.
En 1995, Zedillo ofertó a los
partidos un Acuerdo Político Nacional que aumentó
la democracia, distensionó las presiones sociales, condujo a la pérdida de la
mayoría absoluta del PRI en el Congreso, posicionó al PRD en el DF y sentó las
bases de la alternancia partidista
en la presidencia de la república. Antes, Salinas controló a las fuerzas sociales para meter al país en una
globalización salvaje de tipo
neoliberal que permite crecer pero sin
distribución de la riqueza. Y Echeverría y López Portillo, a finales de sus
respectivos sexenios, entregaron las
decisiones de política económica al Fondo Monetario Internacional.
Las protestas sociales son estridentes pero carecen de horizonte
político. No por menos ya se globalizaron en torno al nombre de Ruido Global (Global Noise, en inglés) porque sólo gritan contra los recortes,
pero sin entender que en la lógica del corto plazo los recortes son
inevitables; y que una solución debe de pasar por un pacto estabilizador que prorratee los costos en el modelo
ganancias-pobreza. Y por la violencia de las protestas, hay indicios de que
está en riesgo el modelo vigente de
democracia.
Las protestas piden no salvar a los bancos; sin embargo, la
quiebra de los sistemas bancarios sólo profundizaría la crisis social y el empobrecimiento.
De ahí que la dimensión de la crisis y de las protestas esté planteando a los
gobiernos un esfuerzo político para
rediseñar el sistema financiero internacional. No debe olvidarse que las
regulaciones a los bancos fueron eliminadas por el demócrata Bill Clinton y
apoyadas por los gobiernos socialdemócratas.
El orden financiero inaugurado en
el balneario de Bretton Woods en 1944 para instaurar la hegemonía del dólar y
crear a los policías financieros del FMI y el Banco Mundial y el sistema
económico globalizado propuesto en el Consenso de Washington en noviembre de
1989 ya quebraron. El primero se
creó para establecer el dominio de los EU al finalizar la Segunda Guerra
Mundial y el segundo se propuso para fortalecer
el señorío de los EU después de la caída del régimen soviético y el bloque
comunista.
La crisis política y social a que
ha conducido la crisis financiera está debatiendo la hegemonía económica internacional y colapsando el modelo de la
globalización. Pero el debate se ha ido polarizando
a ajustes neoliberales o más gasto populista, cuando las protestas no son el problema sino el efecto y la
causa se localiza el rediseño de un Estadio como regulador de abusos, en el acotamiento
a la codicia del enriquecimiento y a un consenso democrático que modernice el
sistema representativo para que deje de ser espacio de las oligarquías y permita
la ciudadanización de la política.
Lo malo es que la sociedad sólo grita y no propone.
@carlosramirezh
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