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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

viernes, 26 de febrero de 2010

Indicador Político 26-febrero-10 Viernes

+ Estado: eje Reynosa-Milpa Alta
+ Más guerras civiles moleculares

Carlos Ramírez

Lo que está ya en riesgo no es el destino del sexenio sino la existencia misma del Estado:
1.- La ciudad de Reynosa cayó en manos del crimen organizado. Los mensajes de personas conocidas son de la desaparición no sólo de los poderes legales sino de la autoridad misma.
2.- En Milpa Alta, DF, el jefe de la policía capitalina no sólo liberó a delincuentes sino que se negó a entrar en una zona de conflicto por el temor a la población. La autoridad ha sido desaparecida y desconocida.
La dimensión de la crisis no es de tasas del PIB o de cifras de desempleo, ni tampoco si debe haber uno o 200 diputados menos, o de definir si hay que acotar al ejecutivo o recudir los partidos. La crisis es mayor: el modelo de desarrollo, el Estado y el pacto social fundamental ya no funcionan. Pero la crisis encuentra una clase dirigente que no está a la altura del desafío.
Es la hora de los estadistas y de los políticos fundacionales. El país enfrenta la existencia de zonas francas territoriales que ponen en peligro la cohesión básica del Estado. El debate mismo se ha achicado a la dimensión de la crítica de posiciones, no a la búsqueda de soluciones de largo plazo. La cifra del PIB de 2009 de -6.5% profundiza las acusaciones, pero no lleva a debatir el punto central: el actual modelo de desarrollo y su correlativo pacto económico-político constitucional no responde al desafío de la reorganización productiva. Pero los grupos de poder discuten mezquindades, pasiones.
Lo paradójico es que el país asiste al momento de reconocer que el modelo de nación que fundó el PRI luego de la Revolución Mexicana ya es insuficiente para una nación de más de cien millones de mexicanos, pero el debate se reduce a la posibilidad de que el PRI recupere la presidencia de la república no tanto por ofrecer una nueva expectativa al país sino en función de los errores de dos sexenios panistas.
Los tres desafíos fundamentales son otros:
1.- En lo económico, diseñar un modelo de desarrollo que permita una tasa de crecimiento del PIB de 7% anual pero sin inflación ni cuellos de botella.
2.- En lo político, construir un sistema democrático real y funcional, con un Estado fuerte, un sistema político de alternancia y un modelo político que le otorgue al ciudadano la capacidad de decisión.
3.- En lo social, una dinámica político-económica que disminuya la pobreza pero no con programas asistencialistas sino con una economía productiva diversificada.
Pero en lo económico, lo político y lo social, los grupos de decisión de poder se desgastan buscando salidas de corto plazo que ciertamente no rompan con el control político derivado de la estructura económica. Un ejempló típico: el IVA a alimentos y medicinas se analiza como un subsidio no monetario que ata a los consumidores a los favores del gobierno, cuando el otro enfoque debiera ser de poder adquisitivo, es decir, que debieran aumentarse los salarios para pagar ese impuesto y no trasladar el subsidio a las precarias finanzas públicas.
El debate de fondo radica en la urgencia de reconocer el fin histórico del modelo de nación que creó el PRI y negociar-pactar-acordar uno nuevo, funcional a la dinámica de cien millones de mexicanos. El problema productivo central ya no es fiscal o de ingresos sino de modelo de desarrollo, la crisis política no se reduce al número de diputados pluris sino a una pluralidad inocultable y la pobreza tampoco se va a resolver con un aumento a los subsidios pero con finanzas públicas quebradas.
Ante la dimensión de la crisis, el PAN ha fracasado en la propuesta de la alternancia más allá de los cargos públicos, el PRI se ahoga en reformitas que cambien las cosas para que todo siga igual o peo y el PRD se quedó varado en la disputa del poder con un discurso maniqueo y fundamentalista propio del fin del mundo. Y los intelectuales eluden el debate de fondo y se conforman con publicar desplegados de redilas --paráfrasis de Jorge Ibargüengoitia-- que piden la aprobación de reformas oficiales sin discutir si son suficientes o no.
Lo que está en crisis no es el PIB, ni el número de sillones en el congreso, ni un subsidio de emergencia para que los niños coman menos productos chatarra y pasen cada mes por alguna ayuda de un peso más para adquirir algo de fruta. Se trata del colapso del modelo de nación. El país asiste todos los días a lo que Enzensberger llama “guerras civiles moleculares”, es decir, subversiones sociales parciales. Se trata de la crisis del Estado nación. Lo que ocurre en Reynosa o en Milpa Alta debe preocupar a las élites gobernantes. Pero la clase política no puede ocultar su desprestigio social.
La única salida real de la crisis mexicana es la negociación de unos Pactos de la Moncloa de la transición española: sentar a la clase dirigente a definir la república ideal y negociar concesiones mutuas. ¿Quién será el Adolfo Suárez mexicano capaz de pactar la salida de fondo de la crisis para convertir a México en una potencia?

jueves, 25 de febrero de 2010

Indicador Político 25-febrero-10 Jueves

+ Cué: Ahumada-EPR-APPO-PAN-PRD
+ Oaxaca: PAN 16% PRD 15% PC 4%

Carlos Ramírez

1.- ¿Quién se deslindó el 14 de noviembre de 2005 de Gabino Cué por “cualquier acto ilícito”, a raíz de la aparición de videos donde Cué solicitaba al empresario Carlos Ahumada dinero a cambio de favores en contratos? El PAN oaxaqueño, en un desplegado público. Hoy Cué es el flamante candidato del PAN oaxaqueño a gobernador.
2.- ¿Quién escribió públicamente en el 2005: “el señor Cué no es ni ha sido panista, por tanto desvinculamos al PAN de las irregularidades cometidas por este personaje”? El PAN de Oaxaca en un desplegado publicado en el periódico El Imparcial, página 11 A el lunes 14 de noviembre de 2005.. Hoy el PAN de Oaxaca tiene a Cué como su candidato a gobernador.
3.- ¿Quién acusó a Cué de haberle dejado al PAN en el 2004 deudas superiores a 5 millones de pesos y 14 millones a la coalición PAN-PRD, “mismas que provocaron una confrontación de los partidos participantes con la Cámara de Radio y Televisión”? El PAN de Oaxaca. Hoy Cué es de nueva cuenta el candidato del PAN, sin haber pagado lo que debía y con todo y las nuevas cuentas que dejará de pagar.
4.- ¿Quién escribió que “el PAN desconocía la nefasta relación entre Gabino Cué y el señor Carlos Ahumada, por lo que exigimos dé a conocer qué hizo con esos recursos que presuntamente le entregaría el dueño del Grupo Quart”? El PAN de Oaxaca. Cué nunca aclaró los compromisos secretos con Ahumada y hoy Cué es otra vez, y con la sospecha de Ahumada, el candidato del PAN de Oaxaca.
5.- ¿Quién exigió que se investigara al Movimiento Ciudadano por Oaxaca, de Gabino Cué, “asociación civil que manejó discrecionalmente recursos a favor de la precampaña a la gubernatura de Gabino Cué” por sospechas de corrupción? El PAN de Oaxaca. Hoy Cué, sin aclarar aquellas cuentas, es candidato del PAN a la gubernatura.
6.- ¿Quién denunció que Cué era manejado por el ex gobernador priísta Diódoro Carrasco y renunció al PRD en 2003 por la alianza PRD-PAN con Cué? Héctor Sánchez, entonces presidente del PRD en Oaxaca, en un desplegado publica do en La Jornada página 9 el viernes 18 de noviembre de 2005. Hoy Cué es el candidato del PRD a la gubernatura.
7.- ¿Quién denunció que en 1998 que Cué, como empleado de Carrasco, bloqueó la campaña del PRD en Oaxaca porque entonces Cué era priísta? El candidato del PRD a la gubernatura en 1988, Héctor Sánchez. Hoy Cué es candidato del PRD a la gubernatura.
8.- ¿Quién denunció, como perredista, los nexos de Cué con Ahumada y señaló que Cué derrochaba recursos en su campaña en 2004 con dinero presuntamente otorgado por Ahumada? El perredista Héctor Sánchez. Hoy Cué es candidato del PRD a la gubernatura de Oaxaca.
9.- ¿Quién defendió a Gabino Cué en 2004 diciendo que estaba limpio y que nada tenía que ver con Ahumada? Andrés Manuel López Obrador, cuyos funcionarios en el GDF fueron videograbados recibiendo dinero de Ahumada. Hoy López Obrador ha guardado silencio cómplice sobre la candidatura de Cué por el PRD y el PT con el PAN.
10.- ¿Quién fue el pivote para la fundación de la APPO en Oaxaca? Felipe Martínez Soriano, rector de la Universidad en 1977 y luego dirigente del grupo guerrillero del PROCUP y como tal encarcelado por el asesinato de dos guardias de La Jornada. Hoy la APPO tiene a Cué como su candidato a la gubernatura de Oaxaca. El PAN de Oaxaca declaró que Cué cristalizará los anhelos de la APPO.
11.- ¿Contra quién combatió la APPO en la crisis en Oaxaca en el 2006? Contra el gobierno de Vicente Fox y la APPO amenazó con impedir la toma de posesión de Calderón. Hoy la APPO tiene como su candidato a gobernador a Gabino Cué.
12.- ¿Qué grupo guerrillero se articuló a la APPO en el 2006 para derrocar al gobierno estatal e instaurar una comuna revolucionaria autonomista? El EPR. Hoy la APPO, con la alianza del EPR, se alió al PAN y tiene como candidato a gobernador a Gabino Cué.
13.- ¿Quién fue captado por un video en la toma violenta del Canal 9 de Oaxaca en 2006 como parte de la insurrección de la APPO? Gabriel Cruz Sánchez, comandante del EPR hoy presuntamente desaparecido. Hoy Gabino Cué tiene como aliado a la APPO y al PAN a través de la figura de Flavio Sosa Villavicencio, quien se perfila como secretario de Gobierno de Gabino Cué si gana las elecciones. La APPO finalmente tomaría el poder el Oaxaca con Cué, con el apoyo del PAN.
14.- ¿A quién acusa el EPR de la presunta desaparición de dos comandantes del EPR durante la crisis de 2006-2007? Al gobierno panista de Felipe Calderón. Hoy el PAN se ha aliado a la APPO asociado al EPR para impulsar la candidatura de Gabino Cué al cargo de gobernador. A mediados del 2007 el EPR atentó contra instalaciones petroleras por el caso de los desaparecidos.
15.- ¿Cómo le fue al PRD después de su apoyo a la insurrección de la APPO? Bajó la votación de 45% a 15.8%. Con ese PRD se alió el PAN. ¿Cómo le fue al PAN en las intermedias del año pasado? 16%. Y Convergencia, el eje político de la coalición, perdió todas sus posiciones en las intermedias del 2007, tanto diputados como la presidencia municipal de la capital y apenas obtuvo 4% de votos. Hoy en PAN se alió con el PRD y Convergencia que no suman 35% de votos.
Cué, dijo César Nava en Oaxaca, es el cambio en Oaxaca. De chiste.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Indicador Político 24-febrero-10 Miércoles

+ Sinaloa: indagan guerra sucia
+ Rodrigo Flores en mira de PGR

Carlos Ramírez

La circulación de información apócrifa como parte de la guerra sucia en la designación del candidato del PRI a gobernador de Sinaloa ha abierto una investigación oficial porque involucra dependencias y funcionarios federales.
Las primeras pistas de la indagatoria han conducido al gobierno estatal: Rodrigo Flores Amezcua, funcionario de “proyectos especiales” de la Secretaría de Turismo de Sinaloa, fue identificado como el responsable de repartir en el DF paquetes de información falsa que involucraba a funcionarios federales en supuestas persecuciones políticas.
El contexto de la guerra sucia tiene que ver con la decisión del gobernador sinaloense Jesús Aguilar Padilla de imponer como candidato del PRI a su compadre y socio Jesús Vizcarra, quien ha sido señalado de tener vinculaciones con el narcotráfico. Además, existen investigaciones judiciales sobre Vizcarra sobre esas relaciones peligrosas.
La fabricación de papelería oficial es parte de la guerra sucia de Aguilar Padilla-Vizcarra para cerrarle el paso, a cualquier precio, al senador priísta Mario López Valdez Malova, quien aspira a la candidatura y se encuentra arriba 2 a 1 sobre Vizcarra en las encuestas. Sin embargo, la audacia política del gobernador saliente llevó a involucrar nombres de funcionarios de alto rango --el procurador Arturo Chávez Chávez y Fernando Gómez Mont como secretario de Gobernación--, así como falsificar papelería de la Procuraduría General de la República y datos sobre el Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
La investigación comenzó con la publicación de un supuesto oficio del procurador al Cisen para indagar supuestas vinculaciones de Malova con el crimen organizado, dato que fue rápidamente rechazado oficialmente por la PGR. Pero el asunto clave fue la falsificación burda de papelería oficial, pues se crearon logotipos falsos de la PGR pero con ciertos rasgos verdaderos.
Las primeras indagatorias han identificado como responsable de la circulación de esa paquetería falsa a Rodrigo Flores Amezcua, director de la Unidad de Proyectos Especiales de la Secretaría de Turismo estatal, quien se mueve en el DF como operador político clave del precandidato Vizcarra pero con la autorización del gobernador Aguilar Padilla y con el respaldo de su cargo en Turismo local.
Flores Amezcua trabaja para el subsecretario de Turismo Raúl Llera Martínez, quien se articuló a Vizcarra cuando éste era secretario de Desarrollo Económico. Asimismo, Flores se ha encargado en el pasado de ciertas operaciones especiales del gobierno estatal y se le reconoce por su audacia. El hecho de operar una parte de la guerra sucia contra Malova para favorecer al delfín oficial Vizcarra lleva la autorización del gobernador Aguilar Padilla. Además, Flores trabajó para Antonio Ibarra Salgado, el secretario de Turismo estatal que fue asesinado en una operación que llevaba la firma de capos de la droga.
El 22 de diciembre pasado, Ibarra Salgado fue acribillado a balazos por un comando armado en Culiacán, ciudad de la que es alcalde Jesús Vizcarra y en donde la violencia criminal aumentó en estos años. Pero unos días antes, el 15 de diciembre, el ejército cateó el fraccionamiento Los Álamos para revisar la casa de Ibarra Salgado. En ese lugar también tiene su casa el alcalde Vizcarra. El asesinato de Ibarra Salgado reavivó el tema del narcotráfico en el gobierno estatal, sobre todo por la forma violenta de su asesinato.
Flores Amezcua siguió en Turismo. Pero su problema fue la elaboración de papelería falsa que involucra a funcionarios federales en activo. La publicación de uno de esos falsos oficios en El Universal desató la cacería oficial de los presuntos responsables. Flores Amezcua ya fue identificado como el que entregó a comunicadores un paquete de esa información falsificada, pues dejó pistas demasiado evidentes de su utilización.
El uso de información falsa parece ser el último recurso que le quedó al gobernador Aguilar Padilla para sacar de la carrera por la candidatura al senador Malova, pero con ello metió al PRI en un grave conflicto que ha puesto en riesgo la gubernatura de Sinaloa. El gobernador saliente ha hecho hasta lo imposible para imponer a su delfín Jesús Vizcarra, aunque a costa de fracturar al PRI. La posibilidad de que el senador Malova vaya como candidato de la alianza PAN-PRD y gane las elecciones ha preocupado al PRI nacional, pero el gobernador ha hecho valer el compromiso de la presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, de dejarle a los gobernadores los candidatos a la sucesión estatal, a cambio de entregarle al PRI la designación de candidatos a diputados federales.
La designación del candidato del PRI a gobernador se metió en el territorio pantanoso del crimen organizado y también en el espacio lodoso de la guerra sucia por el uso ilegal de nombres y documentos oficiales falsificados. La investigación oficial apenas ha comenzado y llegaría hasta las últimas consecuencias. Y el primero en la lista es Rodrigo Flores Amezcua como operador de la guerra sucia del gobernador Aguilar Padilla.

martes, 23 de febrero de 2010

Indicador Político 23-febrero-10 Martes

+ Solución comienza en familia
+ Cd. Juárez: enojo de una madre

Carlos Ramírez

Hay veces que el análisis sale sobrando cuando las razones de la realidad se imponen. La señora Mónica Ruiz, identificada sólo como “madre de familia”, publicó una carta en el periódico El Heraldo de Chihuahua para dejar sentado que la solución del problema comienza en la familia.
Así de simple. Así de complejo. Por su importancia, se transcribe la carta:
¿Qué clase de padres somos? ¿Qué nos pasa? ¿Qué es lo que nos hace suponer que alguien más tiene la responsabilidad de cuidar de nuestros hijos, si nosotros, que se supone que somos los que más los amamos, no queremos tomar esa responsabilidad?
Es ridículo ver esas mesas redondas, en las cuales funcionarios públicos, dueños de bares y discotecas, miembros de comités ciudadanos, maestros y medios de comunicación se culpan unos a otros, por algo que no es más que falta de responsabilidad de nosotros los padres.
Que si en los bares le venden alcohol a menores; que si los agentes de tránsito reciben sobornos, que si no cierran estos lugares a la hora señalada.
¿Pero en dónde están los padres de este menor que tomó más de la cuenta? ¿Quién lo recibe en su casa a esas horas y en ese estado? ¿Quién le dio dinero para entrar en el bar, para el alcohol y para el soborno? ¿Dónde están los padres que le dieron el carro a un menor que no es capaz de hacerse responsable y maneja aunque esté tomado?
¡Por favor! ¿En qué piensan los padres de esos jóvenes que salen de su casa a las 11 de la noche, habiendo empezado a tomar desde en la tarde, durante el partido de Tigres contra Rayados?
¿Y en qué están pensando los padres de la jovencita de 16 o 17 años, que va a un antro o a un “toquín” y que pedirá un “ride” de regreso con la mamá de fulanita, sin querer enterarse de que esa mamá ni siquiera está en la ciudad? ¿Quién será responsable de ver en qué estado llegó esta joven? ¿Y cuando duerme fuera de casa, con quien se queda a dormir? ¿Cuáles son las costumbres de la familia en donde se quedó (…)?
Por qué queremos pasarles la responsabilidad de decidir en manos de quién ponen su vida si todavía no son capaces de decidir de qué color pintarse el pelo, hoy con rayitos, mañana mejor negro.
¿Por qué les damos permiso a nuestras hijas de irse a dormir después de la disco a casa de una amiga y cargamos la responsabilidad de llevarlas a los novios de 19, 20 años quien sabe a qué hora y no sabemos ni cómo, pues puede ser que tome de más? ¿Por qué queremos creer que son maduros y responsables si nosotros mismos no lo estamos siendo? Nos volvemos ciegos a los peligros por comodidad, nos hacemos los “buena onda”, “es que yo sí le tengo confianza a mi hija”. ¡Lo que tenemos es miedo!, flojera, no queremos actuar como padres.
Nuestros hijos no necesitan que seamos sus amigos. Ellos ya tienen un montón de amigos de su edad. Nuestros hijos necesitan padres valientes y responsables, que pongan reglas seguras y luego estén ahí para ver que se cumplan.
¿Cómo va a depender la seguridad de mi hijo del barman de un antro o del agente de tránsito, o del dueño de la disco si cumple la ley y cierra a las 3:00 a.m. en lugar de las 6:00 am?
Yo creo que sí debería haber una ley, pero para los padres de familia. Yo creo que sí debería de haber un horario, pero el que los padres pongan en su casa independientemente de la hora que cierren los antros.
¿De qué tenemos miedo, papás? ¿Por qué no podemos poner reglas para proteger a los hijos? ¿Por qué no podemos exigir que se cumplan?
Si los jóvenes no necesitaran guía, si no necesitaran límites o una autoridad a quien respetar... no existiríamos los padres.
(…)
Nunca, nadie podrá hacer que nuestros hijos regresen a casa a tiempo y a salvo, si nosotros no podemos hacerlo. No existe ley, ni horario, ni funcionario capaz de hacer por nuestros hijos lo que nosotros no queremos hacer.
ACTUAR COMO PADRES es muy difícil, claro, oír de ellos “es que todos dicen que eres mala onda, papá”. ¡Pues no importa! No estamos en campaña de elecciones para el papá más popular del año, ya cada quien tiene el padre que le tocó y sería estúpido poner en peligro la seguridad de nuestros hijos por quedar bien con sus amigos.
Es terriblemente injusto, además, que estén en peligro jóvenes que sí tienen reglas en su casa, que saben que al llegar, estarán esperándolos sus padres, desvelados pero contentos de saber que se divirtieron, y orgullosos de comprobar que van madurando y que actúan de acuerdo a lo que se les está tratando de inculcar: libertad con responsabilidad.
(…)
No estaría mal ganarnos el respeto de nuestros hijos, tomando las riendas de su vida, haciéndonos responsables de su hora de llegada, de lo que toman, de sus calificaciones, haciéndoles saber lo que esperamos de ellos y creando los medios para ayudarles en su lucha para conseguirlo.
Los jóvenes lo único que necesitan, ¡es que ACTUEMOS COMO PADRES!

lunes, 22 de febrero de 2010

Indicador Político 22-febrero-10 Lunes

+ Sedena acertó: cohesión social
+ Tejido roto, crisis del Estado

Carlos Ramírez

Ciudad Juárez ha sido la revelación de la profundidad de la crisis nacional, pero al mismo tiempo se presenta como la posibilidad casi última de encontrar las nuevas formas del entendimiento sociedad-Estado.
El diagnóstico de la crisis ha sido el acertado: la ruptura del tejido social podría ofrecer el panorama de la profundidad del desacuerdo. Sin embargo, la búsqueda de soluciones ha metido a sociedad, gobierno, Estado, partidos e instituciones en una trampa lodosa.
En este contexto, el general secretario Guillermo Galván Galván dio en el blanco en su discurso del Día de la Lealtad, el pasado 9 de febrero. El párrafo clave de su discurso logró resumir en pocas palabras la profundidad de una crisis que no se va a resolver con vigilancia policiaco-militar sino que tiene que darse un nuevo reencuentro en lo fundamental. El secretario de la Defensa Nacional lo dijo con claridad:
“Desde nuestro ámbito miliciano, estimamos que las prioridades del México contemporáneo pueden quedar enmarcadas en dos grandes objetivos: la cohesión social y el acuerdo político; ambos, en aras del interés nacional”.
Por tanto, la crisis nacional resumida en Ciudad Juárez no encontrará caminos de solución si no se va al fondo de las cosas: la ruptura del tejido social es correlativa en Juárez al contrato político disfuncional. Pero sobre todo, al colapso de la sociedad como sociedad. Una sociedad política no podrá funcionar si no tiene una activa sociedad civil. En Ciudad Juárez, como en buena parte del país, se ha roto el triángulo de la estabilidad nacional: Estado, sociedad política, sociedad civil.
El problema en Ciudad Juárez no se reduce a la actividad del narcotráfico. Los datos revelados en los últimos meses exhiben las evidencias de una profunda crisis del modelo social. La sociedad que protesta, regaña e insulta no parece entender que la crisis del Estado es correspondiente a la crisis de la sociedad como espacio de articulación de valores, y junto con el Estado el fracaso de las instituciones, de los liderazgos, de los valores políticos, de los partidos hundidos en mezquindades. Ciudad Juárez es el microcosmos del colapso de la viabilidad de México como nación.
El recordatorio del general secretario Galván Galván no fue un rebasamiento de sus funciones sino tan sólo el recordatorio de que el país ha perdido, diría Mariano Otero, el “acuerdo en lo fundamental”. Cohesión social y acuerdo político son dos de los pilares fundamentales de la estabilidad nacional. Y ahí nada tienen que hacer las fuerzas armadas, salvo recordar que el fracaso en la política conduce a la inestabilidad y ésta facilita el activismo de grupos radicales y violentos --desde la guerrilla hasta el crimen organizado-- y de ahí a la pérdida de soberanía del Estado sobre parte del territorio.
No fue gratuita la declaración del actual general secretario. Las fuerzas armadas están concientes de su papel subordinado al Estado civil, pero tienen la posibilidad de cuando menos alertar a la clase gobernante de puntos clave que rebasan su función pero que determinan su espacio de acción. Lo hizo, por ejemplo, en 1980 el secretario de la Defensa Nacional del gobierno de López Portillo, general Félix Galván López, en una declaración al reportero Roberto Vizcaíno, en Proceso:
“Yo entiendo por seguridad nacional el mantenimiento del equilibrio social, económico y político, garantizado por las Fuerzas Armadas de un país”.
La crisis de seguridad pública en Ciudad Juárez y en el país no se explica por la acción de bandas de ladrones sino la existencia de mafias con capacidad de organización armada, que han logrado dominar parte del territorio soberano del Estado. Al convertirse en una fuerza armada que le disputa al Estado la hegemonía de la fuerza y al sustraer de las leyes y el control civil a zonas del territorio, el crimen organizado se convirtió en una amenaza para la seguridad nacional.
Lo que falta, sin embargo, es el trabajo de restauración del tejido social y del contrato político. Pero, dice Huntington, en transiciones políticas la velocidad del activismo político de la sociedad va más rápido que la capacidad de reformas de las instituciones. Ahí ocurre una crisis de gobernabilidad, pero al mismo tiempo un conflicto de desarticulación en la comunicación política entre sociedad y Estado. La ruptura del tejido social, por tanto, no sólo es responsabilidad del Estado y de la sociedad política sino también de la propia sociedad civil. La sociedad civil, define Norberto Bobbio, “es representada como el terreno de los conflictos económicos, ideológicos, sociales y religiosos, respecto de los cuales el Estado tiene la tarea de resolverlos ya sea mediándolos o suprimiéndolos”.
El largo agotamiento del sistema político priísta --de la crisis de 1968 a la alternancia del 2000-- reventó los remaches que mantenían unida a la sociedad y el PAN no ha tenido la prioridad de ponerle nuevos a la estructura social. Con ese descuido terminó de romperse el tejido social. Ahí es donde quedó clavado el mensaje del general secretario Galván Galván: la cohesión social y el acuerdo político como prioridades nacionales.
Pero partidos y funcionarios andan en la luna. La lucha por el poder los está distrayendo peligrosamente de la realidad de la crisis.

sábado, 20 de febrero de 2010

Indicador Político 21-febrero-10, Domingo

+ México: crisis 1995-2010 (7)
+ Una economía sin transición

Carlos Ramírez

La economía ha sido sin duda el elemento delineador de las posibilidades e imposibilidades de la transición mexicana. En la economía se resumen las contradicciones y limitaciones del país: el modelo de desarrollo ha estado atado al lastre de los compromisos históricos per se, en lugar de convertirse en el detonador de los objetivos del Estado de bienestar. Las crisis económicas han sido los recordatorios de que las políticas económicas carecen de una autonomía relativa.
El problema de fondo radica en el hecho de que el pensamiento económico mexicano ha estado articulado al pensamiento histórico y éste ha mantenido referentes con el pensamiento político y el pensamiento social. Ocurrió con suficiente intensidad cuando se definieron los dos grandes modelos de desarrollo --la sustitución de importaciones y el desarrollo estabilizador--, se convirtió casi en un acto de fe durante los años del populismo y operaron como obstáculos en los periodos del neoliberalismo estabilizador y del neoliberalismo globalizador. Y como para que no hubiera duda alguna, ese pensamiento económico dependiente ha impedido que la alternancia partidista en la presidencia de la república pudiera redefinir las posibilidades de la nueva política de desarrollo. La transición económica no ha cuajar por arrastrar el lastre del pensamiento oficial.
De ahí que el pensamiento económico no ha podido salirse de los parámetros de la carga histórica de la Revolución Mexicana. Aún después de que el PRI dio el salto cualitativo de la Revolución Mexicana al liberalismo social como redefinición provocada por la negociación del tratado de comercio libre, el peso de la revolución de 1910 fue determinante. A lo largo del siglo XX, el pensamiento crítico también cayó en esa dependencia. La izquierda comunista y la derecha democristiana no pudieron fijar nuevos parámetros para el debate. Por tanto, la metodología de la crisis ha debido de moverse dentro de las coordenadas de la Revolución Mexicana. El esfuerzo teórico de Carlos Salinas en el periodo 1990-1993 y al calor de las negociaciones del TCL no pudo crear otros referentes. Y ante las tendencias de las encuestas a favor del regreso del PRI a la presidencia de la república para el 2012, el pensamiento político priísta ha comenzado a regresar al modelo nacional de la Revolución Mexicana.
El debate económico del siglo XX ha girado intensamente en torno a la dialéctica cumplimiento-incumplimiento de los compromisos de la Revolución Mexicana. La izquierda comunista no pudo diseñar una propuesta alternativa, quizá porque en los años cincuenta y sesenta había logrado hacerse del control de los liderazgos de los principales sindicatos y éstos respondían justamente al pensamiento sindical oficial que pugnaba por una alianza histórica del Estado con los trabajadores, además de que el Partido Comunista Mexicano carecía de reflexión teórica marxista sobre la política del desarrollo de los gobiernos posrevolucionarios. Y la oposición democristiana había también laborado en los gobiernos revolucionarios e inclusive --el caso de Manuel Gómez Morín fue significativo-- habían fundado la estructura financiera del Estado de la Revolución Mexicana.
De ahí que el gran debate histórico del siglo XX haya girado en torno al incumplimiento de las metas de la Revolución Mexicana y éstas determinaron los perfiles y definiciones del modelo de desarrollo y de las políticas económicas. La discusión se dio, en consecuencia, en torno a compromisos-pasivos de los gobiernos posrevolucionario. En 1969 hubo cuando menos cuatro grandes cortes de caja de la relación entre los compromisos de la Revolución Mexicana con los resultados sociales cuantitativos: el del agotamiento del modelo de desarrollo estabilizador, el de la crítica de Luis Echeverría al saldo social negativo, el del recordatorio entre el consenso nacional vinculado al bienestar de las mayorías y sobre todo el del pacto político histórico entre la clase obrera con los gobiernos priístas.
En ese año se enfrentó el país al primer gran desafío de advertir críticamente que el modelo de desarrollo de la Revolución Mexicana era incapaz de satisfacer el bienestar de una población creciente y se acumularon las evidencias de que la economía necesitaba transitar hacia un nuevo modelo productivo: las élites optaron por lo político en detrimento de lo económico. Pero también se tuvieron las certezas de que el modelo de desarrollo era correspondiente al sistema político. Uno no podía modificarse sin afectar al otro. Así, la crisis económica condujo a crisis política y de agotamiento de la estructura de funcionamiento del régimen político y éste a su vez retroalimentó nuevas fases de la crisis económica. En el periodo 1990-1993 Carlos Salinas canceló la etapa del modelo de desarrollo de la Revolución Mexicana, pero no reformó el sistema político. La crisis de la globalización articuló conflictos en la economía y las relaciones sociales y de gobierno.
Sin alternativas radicales del proceso histórico, entonces el debate sobre la crisis económica a finales de los sesenta y principios de los setenta se agotó en el eje conductor de las metas de la Revolución Mexicana. Sin propuesta socialista ni opción democristiana y con una clase intelectual también dependiente del proceso histórico, en consecuencia la crítica al modelo de desarrollo se centró en el contrapunto de las metas sociales de la Revolución Mexicana. De las críticas desde dentro del sistema priísta una de las más lúcidas y profundas fue la del maestro Enrique Padilla Aragón en dos ensayos fundamentales primero como crítica y luego como propuesta: México: desarrollo con pobreza y México: hacia el crecimiento con distribución del ingreso, el primero circulado a mediados de 1968 y el segundo en 1981. Los dos libros fueron publicados en fechas fundamentales del quiebre de dirección política: la crisis político-social de 1968 y el agotamiento del populismo y la sucesión presidencial a favor de los tecnócratas del neoliberalismo.
El primer libro hacía un recuento del saldo social de casi sesenta años de gobiernos revolucionarios. Y la crítica de Padilla Aragón se centraba en tres tesis: los gobiernos de la Revolución no había resuelto el problema del bienestar social, el modelo capitalista había polarizado la pobreza y la miseria y el camino de solución estaba en retomar las metas de la Revolución Mexicana. Para Padilla Aragón, el problema central estaba localizado en el crecimiento demográfico por su tasa de 3.5% de crecimiento anual porque obligaba a tasas altas de PIB. Pero también hacía énfasis en la ausencia de mecanismos de distribución del ingreso: la política social requería de enormes presupuestos y la política fiscal se había tornado complaciente con los empresarios.
En 1970, las cifras sociales de la economía expresadas en la distribución del ingreso revelaban las falacias del discurso político triunfalista de la Revolución Mexicana:
--El 30% de la población más rica se apropiaba del 70% del ingreso, en tanto que el 70% de la población más pobre se repartía el 30% del ingreso.
--El 10% de la población más rica concentraba el 45.5% de la riqueza, en tanto que el 10% de la población más pobre apenas tenía acceso al 5.6% de la riqueza.
--Hacia 1977, el saldo económico-social de los gobiernos de la Revolución Mexicana se resumía en la concentración de la riqueza y de la pobreza en dos polos.
--El porfirismo hacía tenido un ritmo irregular de crecimiento económico en el periodo 1896-1911, con una tasa promedio anual de PIB de 2.7%. El primer periodo de la Revolución Mexicana, de 1910 a 1927, había logrado a duras penas un crecimiento anual promedio de 0.8%. Los años de la crisis de la gran depresión, de 1928 a 1932, hundieron a México a tasas promedio de PIB de -4.2%. Y el largo periodo de consolidación económica, de 1933 a 1982, el crecimiento económico promedio fue de alrededor de 6%.
--El país había tenido varios periodos de definición del desarrollo: el de la exportación de materias primas, el de sustitución de importaciones al calor de la segunda guerra mundial, el del desarrollo estabilizador luego la devaluación de 1954 a 1970, el del populismo como desarrollo compartido vía decisiones del Estado de 1971 a 1982, el de la estabilización macroeconómica neoliberal de 1982 a 1990 y el del neoliberalismo globalizador de 1990 al 2010.
Lo paradójico del contexto de los ensayos de Padilla Aragón radicaba en el hecho de que la política del desarrollo se había desvinculado del discurso político de la Revolución Mexicana. Las cifras de la distribución del ingreso en 1977 reforzaban la tesis de que México crecía a tasa altas de PIB --6% promedio anual-- con baja inflación --2% anual promedio--, pero el país registraba un aumento en la población empobrecida. El crecimiento económico no se transformaba en bienestar social. Señalaba Padilla Aragón: “la Revolución Mexicana no puede ni debe orientarse hacia un capitalismo maduro y caduco, cuyas limitaciones padece el mundo (a finales de los sesenta comenzó la fase conocida como la “crisis general del capitalismo”). Si la Revolución Mexicana lleva a México a ser un país capitalista “altamente desarrollado”, como todo el mundo dice ahora, mal habrá cumplido sus fines la revolución”.
La crítica de Padilla Aragón se apreció certera pero tardía. Veinte años antes, en 1947, el economista y abogado Daniel Cosío Villegas publicó un breve ensayo titulado “La crisis de México”, en la que establecía --antes de las rupturas obreras y sociales-- que los problemas económicos, políticos y sociales respondían al hecho del incumplimiento de las metas de la Revolución Mexicana e inclusive ponía en duda la validez de esos objetivos. Sin embargo, casi un cuarto de siglo después, en El sistema político mexicano, Cosío Villegas destacaba el hecho de relevos presidenciales sin violencia y con estabilidad: sin crisis. Pero una cosa era la estabilidad en un país con un régimen piramidal, autoritario y de partido hegemónico y otras las cifras de concentración de la riqueza en pocas manos. En este punto centró Padilla Aragón su crítica. A finales de los sesenta y principios de los sesenta, la política de justicia social del Estado revolucionario se resumía en tres instrumentos tibios e insuficientes: el salario, la seguridad social y la tutela estatal de trabajadores y campesinos. Sin embargo, las cifras de polarización de riqueza y pobreza desmentían el discurso oficial de la justicia social.
El llamado de atención de Padilla Aragón fue certero pero mal enfocado. En efecto, la tasa de crecimiento económico promedio de 6%, inflación anual promedio de 2% y un tipo de cambio fijo y libre sustentado en el control de la inflación no llevaban a una justa distribución de la riqueza. Se trataba, en términos de Padilla Aragón, en un “desarrollo con pobreza”. En un análisis social publicado en 1979, el economista Carlos Tello Macías ofreció un panorama de la desigualdad social:
--El 35 por ciento de la población mayor de seis años no tenía educación formal. El 22 por ciento del total de la población mayor de edad apenas tenía la escuela primaria. Ocho millones de personas mayores de 10 años eran analfabetas. El 59 por ciento de la población entre los 6 y 14 años estaba en primaria.
--10 millones de personas no comían carne ningún día a la semana; 11.2 millones no consumían huevo; 18.4 millones no tomaban leche; 33.9 millones no se alimentaban con pescado; y 11.3 millones no tenían acceso al pan de trigo.
--El 69 por ciento de las viviendas del país tenía dos cuartos; el 40 por ciento, un cuarto. El 39 por ciento de las viviendas no tenía agua entubada; el 59, sin drenaje; el 44 utilizaba leña y carbón como combustible.
--La desigualdad regional y demográfica traía consigo sus injusticias: todo a las ciudades y a la industria.
--El 50 por ciento de las familias con más bajos ingresos recibía el 15 por ciento del ingreso personal disponible. En el otro extremo, el 20 por ciento de las familias de más altos ingresos captaba el 64 por ciento del ingreso. En términos más estrictos, el 10 por ciento de las familias más ricas acaparaba el 51 por ciento de la riqueza. Si el ingreso promedio por persona era de 600 dólares al año, tan sólo el 10 por ciento de las familias más pobres llegaba apenas a 90 dólares.
--La desocupación tenía su explicación: la oferta amplia de mano de obra disminuía los costos y aportaba a los empresarios un ejército de reserva. Según datos oficiales, la desocupación representaba el 7.0 por ciento de la población económicamente activa; asimismo, el 81 por ciento de la PEA estaba ocupada más de nueve meses al año. Si la desocupación y la subocupación tomara, además, a quienes ganan menos del salario mínimo, la cifra de parados y semiparados llegaba al 45 por ciento de la PEA.
--La planta industrial ofrecía las mismas contradicciones: el 1.0 por ciento de los establecimientos acaparaba el 67 por ciento de los activos fijos totales de la industria, el 63 por ciento del capital y el 63 por ciento de la producción. En el otro lado, el 92 por ciento de los establecimientos tenía nada más el 5.2 por ciento de los activos, el 5.0 por ciento del capital y el 6.0 por ciento de la producción.
--En el campo, las tasas de producción habían caído y la concentración de la propiedad era significativa: menos del 5 por ciento de la superficie total era para el 80 por ciento de los propietarios; y el 1.1 por ciento de propietarios ricos tenía para sí el 60 por ciento de la superficie campesina.
El debate debió girar sobre un nuevo modelo de desarrollo. Sin embargo, Padilla Aragón logró fundamentar la propuesta de redefinir el modelo en función de dos estrategias: el desarrollo hacia dentro y la distribución del ingreso. Su libro de 1981 fue más a fondo y delineó cuatro criterios:
--Sí es posible la estrategia de crecimiento con distribución del ingreso.
--La distribución del ingreso no impide la meta de altas tasas de PIB: justicia social con estabilidad.
--En diez años se pueden obtener metas de equidad social.
--La política de crecimiento con distribución del ingreso debería enfatizar cinco puntos: alcance y dominio del gobierno sobre la economía, ir más allá del simple ingreso cono indicador y fijar criterios de nutrición, salud, vivienda y educación, elevar la productividad, atender la función del bienestar y abandonar el modelo brasileño de mayor intensidad de capital por el de mayor intensidad de trabajo.
La propuesta de Padilla Aragón fue la más coherente porque analizaba la reorganización del modelo de desarrollo y una reconsideración audaz de la política económica. Sin embargo, el problema fue su dependencia no tanto de las metas de justicia social y equidad de la Revolución Mexicana sino su fundamento histórico. El pensamiento económico del siglo XX en México giraba en torno a temas sustanciales: el marco teórico de la Revolución Mexicana, el papel hegemónico del Estado, el control de los factores de la producción, el partido hegemónico como heredero de los valores del movimiento de 1910 y el presidencialismo dominante.
Pero la dependencia del pensamiento económico al pensamiento histórico limitó los alcances del desarrollo. Más aún: lo castró. En una visión de largo plazo, las metas de la Revolución Mexicana fueron demasiado nebulosas: el bienestar en lo general. La idea central de una tercera vía --ni capitalismo ni socialismo-- afectó incluso la movilidad de las ciencias sociales y del pensamiento crítico del poder. El modelo político se centró en el dominio del Estado a través del gobierno y por el mecanismo del control de las fuerzas sociales, políticas y productivas. Por tanto, la propuesta fue un híbrido: socialismo de Estado y capitalismo productivo. Sin embargo, la capacidad de desarrollo de infraestructura, tecnología y educación limitó las posibilidades del desarrollo. La fase de sustitución de importaciones y de desarrollo estabilizador condujo a un modelo proteccionista de alta intensidad de exportaciones controladas y poca oferta interna.
El modelo mexicano se agotó sólo en la definición primaria: la intervención del Estado en el proceso productivo pero con poca dinámica en la creación de factores propiamente productivos. El problema de fondo se localizó en la crisis fiscal del Estado, vista en toda su dimensión en el gobierno de Echeverría: ampliación del gasto público y mayor compra de empresas públicas, pero sin atender las exigencias de los ingresos ni atendiendo a la utilidad real del sector paraestatal. El déficit presupuestal rompió el equilibrio inflacionario y la inflación apresuró la devaluación, en medio de la ruptura del equilibrio de la economía mixta. Desde los setenta la crisis del Estado se localiza en el renglón fiscal. Echeverría acudió al déficit presupuestal y López Portillo al endeudamiento, los dos como caminos de corto plazo que provocaron sendas crisis.
El neoliberalismo estabilizador preparó el camino para la globalización. Pero el error estratégico de Carlos Salinas fue optar sólo por el comercio libre y no explorar el camino de la reconversión industrial ni un nuevo plan de modernización agropecuaria, a pesar de que Salinas rompió con el mito de la reforma agraria y el ejido pero no redinamizó la producción del campo. La apertura comercial por razones originariamente antiinflacionarias y sin una modernización de la planta industrial condujo a la quiebra de líneas completas de producción y la transformación de los industriales en importadores. Y el aumento indiscriminado de la inversión extranjera directa, indirecta y especulativa entregó sectores productivos a los intereses foráneos.
El pensamiento político hegemónico se quedó estancado en los “ideales” de la Revolución Mexicana y no pudo transformarlos a la dinámica de la economía internacional. La lógica se apoyaba en el criterio de que la libertad económica podía derivar en una libertad política y con ello la ruptura de los mecanismos de control, productivo que determinaban el autoritarismo del Estado. Trabajadores, campesinos y empresarios dependían de los hilos del poder del sistema político piramidal. Los diferendos salariales, por ejemplo, se resolvían en el PRI y luego pasaban a las instituciones. Los empresarios estaban atados a los subsidios y a la limitada infraestructura, pero sin libertad de movimiento. Y los campesinos veían resueltos todos sus problemas por subsidios del Estado: tierra, agua, fertilizantes, créditos y precios de garantía, además de seguridad social. Y luego se daba el detalle adicional de que los mecanismos de representación política, social y de clase eran sólo una reproducción de los espacios políticos en el partido en el poder. Aún sin tener representación en el PRI como los trabajadores, campesinos y clases medias, los empresarios dependían --subordinados-- de las decisiones de política económica del Estado Al final, los empresarios formaban un sector invisible del sistema-partido.
Ahí se establecía el mecanismo de dependencia del sistema productivo de los hilos del poder político. Y el pensamiento económico también estaba atado a los valores ideológicos y culturales del sistema político priísta, sin que la izquierda y la derecha pudieran ofrecer caminos alternativos. Los economistas trabajaban en el Estado a través del PRI. Y los intelectuales dependían del discurso ideológico de la Revolución Mexicana. Por ello la política económica nunca se salió de los caminos institucionales, cuyas vertientes eran suficientemente laxas como para tolerar inclinaciones a la derecha y a la izquierda. La salida del pensamiento económico no fue trabajar la libertad de ideas sino preferir la ortodoxia. Las escuelas de economía de las universidades públicas --sobre todo la UNAM-- fijaron su pensamiento en el Estado y éste vivía a cuenta de del pensamiento histórico de la revolución mexicana.
La última oportunidad de debate dentro de los parámetros fue la abierta por Padilla Aragón. Pero la definición de un modelo de desarrollo para el crecimiento con distribución del ingreso requería de un esfuerzo de reestructuración no sólo del pensamiento económico sino de la organización de la clase política. Es decir, de una segunda Revolución Mexicana, aunque ahora sin muertos ni guerra civil. Sin embargo, la clase política priísta estaba burocratizada, los liderazgos presidenciales impedían el juego de ideas y la izquierda y la derecha no cumplían su función de contrapesos políticos e ideológicos. Echeverría y López Portillo no quisieron la profundización ideológica y se conformaron sólo con la revitalización del Estado, pero sin atender la lógica de ingresos-gastos, conduciendo al país a estallamientos presupuestales que derivaron en devaluaciones y recesiones.
En este contexto, las crisis económicas tuvieron un escenario poco atendible: el pensamiento económico sin libertad de reflexión y con el pensamiento político-histórico atado al cuello de sus propias posibilidades. Lo malo de todo fue que la Revolución Mexicana como célula madre del pensamiento político e histórico del siglo XX no tuvo preocupaciones por la teoría económica sino que se conformó con la vía intermedia de un Estado políticamente fuerte pero sin una teoría para la intervención creciente en el proceso productivo. El ejemplo lo dio Echeverría: se dedicó a comprar empresas en quiebra pero no a crear un sistema paraestatal funcional a la dinámica productiva. La salida de Salinas tampoco fue solución: liquidó el pensamiento histórico de la Revolución Mexicana y subordinó la economía nacional a la internacional.
Lo que pocos han entendido es que la transición política real requiere de un nuevo equilibrio productivo y de clases y éste sólo se determina por la transición económica. Por tanto, el pensamiento económico debiera romper con las ataduras del pensamiento político ortodoxo.

viernes, 19 de febrero de 2010

Indicador Político 19-febrero-10, Viernes

+ Puebla: prensa reprime prensa
+ Fiscalía PGR para/sin medios

Carlos Ramírez

PUEBLA.- Si el delito de daño moral fue inventado por los políticos para reprimir la crítica, ahora resulta que la Fundación para la Libertad de Expresión ha sentado en el banquillo penal de los acusados a dos columnistas de Puebla por el delito de… ejercer la libertad de expresión.
La acusación en tribunales ha sido una inquisición judicial contra la libertad de expresión porque la persecución de periodistas en tribunales implica una forma de intimidar y coartar la libertad de expresión. El asunto se complica cuando en Puebla el dueño de una fundación que presume defender la libertad de expresión echa mano del daño moral para impedir el libre ejercicio de la crítica.
El problema radica cuando una organización para la libertad de prensa es sólo tapadera para negocios privados. En Puebla el empresario e impresor Armando Prida Huerta utiliza su Fundación para la Libertad de Expresión como instrumento para coartar la libertad de crítica de los columnistas Arturo Rueda y Mario Alberto Mejía. Prida demandó en tribunales a los columnistas apoyándose en su fundación pero para ocultar contratos sospechosos de sus empresas con la Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito, conseguidos por relaciones políticas que interesan a la señora Elba Esther Gordillo, dueña del SNTE.
Los columnistas Rueda y Mejía revelaron contratos de la Conaliteg a empresas de Prida que están en suspensión de pagos. Pero resulta que Prida convirtió su Fundación para la Libertad de Expresión en cuartel de campaña del senador priísta-panista Rafael Moreno Valle, candidato de la señora Gordillo a la gubernatura de Puebla por la coalición PAN-PRD-Panal. Cuando los datos fueron publicados, Prida Huerta demandó legalmente a los columnistas.
El asunto se ha enredado porque en el fondo se debate justamente la libertad de expresión y el uso de inquisiciones judiciales para coartarla por razones políticas y empresariales. De un lado están dos columnistas que ejercen su libertad de expresión y del otro un empresario que utiliza su Fundación para la Libertad de Expresión para coartarla. Y el asunto será fuego de artificio porque el artículo 1916 Bis del Código Penal Federal dictamina que “no estará obligado a la reparación del daño moral quien ejerza sus derechos de opinión, crítica, expresión e información, en los términos y con las limitaciones de los artículos 6o. y 7o. de la Constitución General de la República”.
De todos modos, en el careo realizado el viernes de la semana pasada, el columnista Mejía demostró que el empresario Huerta es sencillamente mentiroso y que le mintió a una autoridad judicial. El empresario presentó dos testigos para avalar su buen nombre y declaró que eran vecinos. Pero el abogado de Mejía logró hacerlos confesar que no eran vecinos sino empleados del empresario demandante. Con ello, Prida quiso abusar de la autoridad judicial, aunque al final se probó que era un acusador mentiroso.
El desenlace es previsible: los columnistas Mejía y Rueda simplemente ejercieron su libertad de expresión. Pero el juicio va a servir para desenmascarar algunas fundaciones que son tapadera de negocios privados con el poder y que en nada ayudan a la libertad de expresión.
En este contexto llama la atención la designación de un nuevo fiscal especial para la atención de delitos contra periodistas, dependiente de la Procuraduría General de la República. La designación llega en el momento delicado de agresiones contra los profesionales de la información en la cobertura de temas delicados como el narcotráfico pero también en el ejercicio cotidiano de la crítica.
Al aumento de agresiones contra medios tiene que ver con la falta de articulación de la estrategia de lucha contra el narco con los medios de información. Los medios de comunicación han aumentado su observación crítica y la revelación de datos sobre el mundo de la delincuencia, pero sin contar con garantías de su seguridad. Por tanto, la fiscalía debería atender no solamente las agresiones, sino otorgar garantías legales y de protección del oficio de informar.
La fiscalía podría experimentar una nueva forma de protección de los informadores: no la a posteriori de los delitos, sino promover leyes que garanticen la libertad de informar con penas duras contra quienes atenten contra la libertad de información y los periodistas. Asimismo, la fiscalía debería también de explorar la posibilidad de un consejo ciudadano de periodistas que colaboren directamente con la fiscalía en el seguimiento de los casos y una mayor interrelación con la oficina de protección de periodistas que creó José Luis Soberanes en la Comisión Nacional de Derechos Humanos hace unos años. Y de paso, vincularse a la comisión de seguimiento de agresiones a periodistas que tiene la Cámara de Diputados.
La fiscalía debiera ir más allá del tema judicial que sólo atiende denuncias de agresiones y crear un sistema judicial preventivo mediante leyes y prácticas que blinden la tarea de informar sobre temas de seguridad y de política. Si no, su función será irrelevante.

jueves, 18 de febrero de 2010

Indicador Político 18-febrero-10, Jueves

+ “Es mejor vivir con narcos”
+ Mentiras de Human Rights

Carlos Ramírez

El narcotráfico se ha convertido en un desafío para el análisis. Hay dos ejemplos:
1.- Un correo electrónico enviado a Indicador Político desde Ciudad Juárez llega a una conclusión: ante lo que considera abusos de fuerzas militares y policiacas y la corrupción política del sistema, una mujer juarense dice que “es mejor vivir con narcotraficantes que ayudan a la comunidad”.
2.- Luego de que el reporte último de Human Rights Watch cuestionó duramente el papel del ejército mexicano en la lucha contra el narco y de que esa información fue usada por dos periódicos nacionales como nota principal sin confirmar hechos, ahora resulta que los casos “documentados” mencionados por el reporte fueron falseados al usar sólo la información de los quejosos y sin indagar las denuncias y a partir de ello llegar a conclusiones.
El asunto de Ciudad Juárez ha derivado en la exaltación de la valentía de una mujer, madre de dos muchachos asesinados el 31 de enero, al cuestionar al presidente de la república. A partir de ahí se ha estructurado una conclusión para demostrar que la presencia de fuerzas policiacas y militares ha fracasado. Sin embargo, el problema es mucho más grave. Uno de los puntos que los juarenses se han negado a debatir es el hecho de que los narcos no aparecieron de repente en la ciudad sino que se fueron expandiendo como la humedad entre la sociedad. Ahí hubo, por tanto, responsabilidad de las autoridades municipales, estatales y federales y corresponsabilidad de la sociedad.
Pero resulta que la sociedad tiene su propia interpretación de su realidad. Un correo electrónico enviado a Indicador Político establece el contrapunto en la percepción social sobre la labor del ejército y las policías y los efectos en la comunidad del asentamiento de bandas de tráfico de drogas. Y el resultado es, por decir lo menos, sorprendente: hay personas de la sociedad juarense que prefieren a los narcos que a las fuerzas de la autoridad.
En este contexto, la sociedad juarense analiza la presencia del narco en relación directa a quejas sobre la presunta violación de derechos --no probada con datos--. Es decir, la sociedad juarense ha optado entre fuerzas del orden que persiguen delincuentes en sus madrigueras y la presencia del narco en la vida cotidiana. Para fortalecer su contrapunto, el correo enviado a Indicador Político mezcla a las policías con lo que llama la impunidad de los gobernadores de Oaxaca y Puebla, los Bibriesca, “los primos de Calderón”, Elba Esther y Romero Deschamps.
A partir de la existencia de esos temas, la remitente juarense concluye: “Sí señor es mejor vivir con narcotraficantes que ayudan a la comunidad ayudan a nuestros gobiernos, y que únicamente venden lo que consumen en otro pais, las narcotienditas que usted mensiona (sic) no es negocio es apenas para sobrevivir”.
Ahí se localiza el punto neurálgico del problema en Ciudad Juárez y otras plazas: el narcotráfico se metió en los sentimientos de la gente y se ha convertido en parte de su vida cotidiana. Ahora resulta que las narcotienditas y los picaderos de droga forman parte del modo de vida y lo peor de todo es que ya cuentan con la aprobación de la sociedad. Para algunos juarenses, los narcos se han dedicado a ayudar a la comunidad, aunque en el fondo corrompan a la misma sociedad promoviendo el consumo de drogas.
El otro problema es igualmente grave: una política de información basada sólo en la difusión de informes que atacan al gobierno mexicano, pero sin la comprobación de hechos. Entre las denuncias del último reporte de HRW contra el ejército mexicano --y la tibieza y miedos de ese grupo para criticar a Barack Obama-- difundieron como casos lo que sólo se trató de denuncias en proceso o archivadas.
El asesinato de Josefina Reyes Salazar ha querido vestirse como de una activista por los derechos humanos, cuando su muerte fue producto del ajuste de cuentas entre dos bandas del crimen organizado y las relaciones de su hijo, también asesinado, con el comando de “La Línea” que asesinó al dirigente mormón Lebarón. Asimismo, HRW presentó como caso el asunto de la aprehensión --y presunta tortura-- de veinticinco policías municipales en Tijuana y su concentración para evitar que se repitiera el rescate de veintitrés policías municipales, días antes, por un comando del narco, lo que probaba el hecho de que los municipales estaban aliados a las mafias de la droga. Y HRW presenta como caso documentado la denuncia de unos jóvenes en Morelos respecto a que fueron presuntamente detenidos y torturados, pero cuyo expediente CNDH/2/2009/3799/Q fue archivado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por considerar que no existía materia de la queja y no acreditarse la existencia de los hechos.
Entre la manipulación extranjera de denuncias tergiversadas que quieren desprestigiar al ejército pero que carecen de fundamento y la certeza de parte de la sociedad juarense de que “es mejor vivir con narcos” que aceptar la presencia militar y policiaca, la estrategia de lucha contra el crimen organizado carece de apoyo social. Ahí van ganando los narcos, con la complicidad de la sociedad y algunos medios.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Indicador Político 17-febrero-10, Miércoles

+ G. Mont: caída de un rebelde
+ PRI fue encuerado por el PAN

Carlos Ramírez

En su caída, Fernando Gómez Mont va a servir para darle una encuerada al PRI: la negociación del apoyo priísta al presupuesto y a la reforma fiscal a cambio de evitar la alianza PAN-PRD en Oaxaca mostró el viejo estilo priísta de las componendas en lo oscurito.
La declaración del agotado secretario de Gobernación a Pascal Beltrán del Río, director de Excelsior, obligó al coordinador priísta en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas, a aceptar que el PRI sí buscó detener la alianza oaxaqueña. El PRI también evidenció sus temores hacia el 2012. La próxima votación presidencial no está resuelta a favor de ningún priísta, a pesar de que el PRI, basado encuestas, quiere desde ahora las llaves de Los Pinos.
Ahora lo que queda por aclarar quién chamaqueó a quién. Con la aceptación de la negociación secreta y la afirmación de que no informó al presidente de la república sino hasta después, Gómez Mont le prestó un último servicio al gobierno panista aceptando el sacrificio y la inmolación pero dejando al presidente Calderón y al PAN sin la monserga de compromisos priístas y sobre todo exhibiendo la debilidad del tricolor.
Las alianzas del PAN con el PRD y el sacrificio de Gómez Mont para exhibir al PRI demuestran que el PAN también tiene forma y voluntad para entrarle a la política de juegos maquiavélicos del poder. Algunas fuentes han señalado que los priístas se han quedado pasmados con estos movimientos políticos. La jugada alianzas-caída de Gómez Mont regresó al PAN al terreno político-electoral. Y mostró algunas de las debilidades del PRI, partido que tendrá que dar muchas explicaciones de negociaciones secretas con funcionarios del gobierno de Calderón.
Asimismo, las alianzas y la caída inminente de Gómez Mont fortalecieron la dirección política de César Nava, aunque condicionado no sólo a dar una buena pelea en Oaxaca, Veracruz y Puebla y ganar Durango y Sinaloa --si el senador priísta Mario López Valdez se confirma cono candidato aliancista PAN-PRD--, sino fundamentalmente a mantener las gubernaturas en su poder: Tlaxcala y Aguascalientes, donde por cierto el PRI se ha fortalecido y el PAN se enfila a perder esas posiciones. Algunas fuentes priístas están seguras que el PRI ajustará cuentas por el caso Gómez Mont en esas dos plazas donde el PAN corre el peligro de perder.
En el fondo, lo que más irritó a los priístas fue la habilidad del presidente Calderón para salirse de la esquina del ring donde lo tenía arrinconado la información de que Gómez Mont había negociado con el PRI en nombre del gobierno calderonista. Y la revelación de esas negociaciones dejó muy mal parado al PRI. De ahí la violenta reacción de los priístas de pasarle la factura política a Calderón. Pero el PRI lleva las de perder porque todo indica que efectivamente Gómez Mont negoció por su cuenta.
La situación de Gómez Mont es insostenible y su salida de la Secretaría de Gobernación se presenta como inevitable. Más allá de las pugnas inevitables en el ejercicio del poder, el presidente de la república necesita recuperar la interlocución con un PRI desgastado y una estrategia política para apuntalar las alianzas. El desgaste natural de la oficina política del gabinete es correlativo a la coyuntura: Gómez Mont resultó un espacio de despresurización luego de la derrota electoral del PAN en 2009.
Asimismo, Calderón necesita aceitar de nuevo el triángulo del poder: Los Pinos-Gobernación-PAN. La agenda política presidencial se ha complicado por la crisis económica, el agudizamiento de la inseguridad y la protesta social, el enojo del PRI por las alianzas y la amenaza de desbarrancar la agenda presidencial, las alianzas PAN-PRD por sí mismas y la urgencia del PAN de primero no perder ninguna de sus dos gubernaturas y cuando menos ganar otras dos.
De ahí que necesite un secretario de Gobernación funcional a las alianzas, con experiencia electoral y seguramente con pase de entrada para la candidatura presidencial, pues sigue vigente la lógica priísta de que la fuerza de negociación del titular de la Secretaría de Gobernación no depende del cargo o del discurso de dureza sino de la posibilidad de meterse en las precandidaturas presidenciales.
A ello se agrega el hecho de que las alianzas por sí mismas no han cuajado como suponían y que el PRI nacional y los dos principales precandidatos presidenciales --el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto y el senador Manlio Fabio Beltrones-- van a intervenir directamente en los procesos locales porque el 2012 priísta depende de no perder posiciones, además de que Oaxaca, Veracruz y Puebla son reservas de votos que pueden inclinar la próxima elección presidencial.
A la vuelta de los días, la crisis Gómez Mont-PRI ha ayudado a fortalecer a Calderón al mostrar los titubeos del PRI y sus negociaciones perversas. Eso sí, el presidente de la república necesita un secretario de Gobernación muy fuerte y un PAN ganador para entrarle a la próxima revisión del presupuesto porque el PRI va a cobrar los intereses de su fracaso con Gómez Mont.

martes, 16 de febrero de 2010

Indicador Político 16-febrero-10, Martes

+ Sinaloa: PRI apostó fractura
+ Hay huellas de narcoelección

Carlos Ramírez

Si algo ha beneficiado algunas coaliciones del PAN-PRD, sin duda que ha sido la fractura interna del PRI. En Sinaloa, el gobernador Jesús Aguilar Padilla optó por una sucesión personal: su compadre y socio Jesús Vizcarra, a costa de dividir al PRI.
La decisión del gobernador Aguilar Padilla de resolver la sucesión local en función de sus intereses empresariales y políticos podría haberle dejado al PAN la gubernatura en charola de plata. El candidato mejor posicionado es el senador Mario López Valdez --Malova--, quien podría salirse del PRI, ser el candidato de la alianza PAN-PRD y aprovechar su ventaja de 2-1 en encuestas sobre Vizcarra.
Sinaloa se perfila como la repetición del caso Zacatecas 1998: el gobernador saliente Arturo Romo obstaculizó a Ricardo Monreal y éste se hizo candidato por el PRD y ganó las elecciones. En Sinaloa, Aguilar Padilla estaría incubando una derrota priísta.
Lo peor de todo fue que la decisión del gobernador sinaloense puso en el tapete de las discusiones electorales el tema del narcotráfico, por el cúmulo de señalamientos y pruebas de que Vizcarra estaría vinculado al capo de la droga Ismael El Mayo zambada, a quien le une el compadrazgo, además de cuando menos dos averiguaciones previas en la Procuraduría General de la República por presunto lavado de dinero.
La candidatura de Vizcarra pinta la sucesión local con los colores de una narcoelección, justo en momentos en que la prioridad federal y estatal se asienta en una ofensiva política y social para recuperar plazas ahora en manos del crimen organizado. Sinaloa regresó a la nota roja de crímenes vinculados a la droga en el sexenio de Aguilar Padilla. De ahí que el PRI estuviera obligado a mandar un mensaje de sensibilidad política con candidatos fuera de toda sospecha de relaciones con alguna de las bandas del crimen organizado. Además, la violencia del narco en Culiacán aumentó durante la gestión de Vizcarra como alcalde.
Además del gobernador Aguilar Padilla, el PRI nacional se metió en un problema. Si cuaja la alianza PAN-PRD con el senador Malova, las posibilidades de que el PRI mantenga el gobierno de Sinaloa se reducen sustancialmente por el posicionamiento ventajoso de Malova en las encuestas. El problema del PRI nacional es bastante serio, debido a que está obligado a mantener sus gubernaturas y, si se puede, agregar alguna más.
La alianza PAN-PRD en Sinaloa con el senador Malova sería una alianza ganadora, a diferencia de las de Oaxaca y Puebla que se ven en desventaja. Por errores del gobernador saliente, el PRI perdió Sonora. Chihuahua comienza a enredarse justamente por el tema del narcotráfico. El conflicto del PRI nacional en Sinaloa consiste en defender la candidatura de Vizcarra que va en desventaja y con sospechosas relaciones con el narco ya se llevaron a tema de debate nacional.
Sin embargo, el gobernador Aguilar Padilla exigió el cumplimiento del compromiso pactado con la dirigente nacional priísta Beatriz Paredes en el sentido de que el PRI nacional designaría a los diputados federales y los gobernadores salientes a sus candidatos a gobernador. Sólo que ahora el PRI nacional está tratando de revisar ese pacto porque los gobernadores salientes no están atendiendo la situación de sus preferidos ni su posicionamiento en encuestas, sino a su control político sobre la plaza.
El gobernador Aguilar Padilla ha metido en serios predicamentos a Paredes. En Sinaloa podría naufragar la intención de Paredes de colarse a la candidatura presidencial por haber hecho un acuerdo con los gobernadores como virreyes: los intereses locales de los mandatarios salientes han diferido de la prioridad del PRI nacional de mantener el dominio en los estados de la república. Paredes habría sentado las bases de una balcanización del PRI y probablemente alguna derrota. Y el PRI no está para perder gubernaturas.
La elección de gobernador en Sinaloa se ha convertido en una prioridad para el PRI nacional. Lo más grave fue que Aguilar Padilla se incorporó como socio minoritario a las empresas de Vizcarra, lo que ha introducido sospechas de asociaciones empresariales en la designación del candidato a gobernador. Nunca se había dado en alguna sucesión priísta esta relación articulada a consejos de administración de empresas privadas o de acciones de propiedad.
La decisión de lanzar a Malova como candidato de la alianza PAN-PRD ha sido prácticamente tomada por la dirección nacional panista. De hecho, en ciertos niveles panistas la ven como adecuada para proteger con esa posible victoria las eventuales derrotas en Oaxaca y Puebla donde los candidatos aliancistas están severamente cuestionados y han partido de tendencias bajas en las encuestas.
En Sinaloa, los periódicos de la cadena El Debate han realizado encuestas minuciosas que han marcado la ventaja del senador Malova. Por tanto, la alianza PAN-PRD en Sinaloa con el senador Malova podría tranquilizar las preocupaciones del dirigente nacional panista César Nava, a quien sacudió la renuncia al partido de Fernando Gómez Mont por la alianza en Oaxaca.

lunes, 15 de febrero de 2010

Indicador Político 15-febrero-10 Lunes

+ Juárez: ni una queja antinarco
+ La sociedad, apática y egoísta

Carlos Ramírez

El tono violento de la protesta contra el presidente Calderón y de la marcha contra la inseguridad el sábado evidenció la parte cruel que pocos quieren reconocer: la esquizofrenia de la sociedad. A sus hijos los asesinaron narcos, pero las protestas se endosaron al gobierno y al ejército y no hubo ni una sola queja contra las bandas del narcotráfico.
Al final, el mensaje de la sociedad juarense no pudo ser más dramático: prefieren vivir en connivencia con el crimen organizado que aceptar la lucha gubernamental contra la delincuencia. Se trata, por lo demás, de la misma sociedad juarense que guardó silencio cómplice ante los feminicidios y que con su pasividad permitió que el narco se instalara cómodamente en la ciudad.
Ahora grupos juarenses afectados directamente por el crimen del narco salen a protestar… contra el gobierno, pero como sociedad permitieron la expansión del narco: las narcotienditas y los picaderos de droga, inclusive alrededor de donde ocurrió el asesinato de jóvenes el 31 de enero. El cártel de Juárez sólo pudo crecer y consolidarse con la complicidad de las autoridades políticas municipales y la apatía de la sociedad.
Sin sociedad articulada no habrá solución al problema de la inseguridad. Y el desgaste político beneficiará a los narcos. La Secretaría de la Defensa Nacional, con documentos probatorios en la mano, señala que en Juárez sólo ha recibido veinte denuncias por teléfono o correos electrónicos. Con eficacia, la oficina de derechos humanos del ejército ha sido especialmente dura con los militares que violentan las garantías individuales. Sin embargo, las protestas de grupos de la sociedad juarense quieren sacar al ejército de Juárez. Si el ejército sale de la zona, Ciudad Juárez regresará a control del crimen organizado. ¿Quiere la sociedad juarense regresar a los tiempos del dominio del narco en la plaza?
La agresividad contra Calderón en su visita es entendible pero no justificable. La señora que quiso darle una bofetada al presidente de la república sin duda que nunca ha pensado en darle una bofetada a algún narco que merodee por su zona. Y si bien ese viaje presidencial careció de negociación previa, al final sirvió para despresurizar el clima y llevar a la sociedad a asumir una participación directa en la estrategia.
¿No han pensado los grupos juarenses en crear consejos ciudadanos dentro de los cuerpos policiacos locales para supervisar que el crimen organizado los compre? ¿Dónde estaban los juarenses cuando los policías municipales de administraciones panistas y priístas cobraban protección, a la vista de todos, a los dueños de las narcotienditas y picaderos? ¿Alguna vez hubo una marcha contra el aumento en el consumo de drogas entre la niñez y la juventud? ¿O habrá protestas sólo cuando el crimen organizado toque el espacio particular de una familia?
El verdadero debate en Ciudad Juárez no radica en “votar” si el ejército se queda o se va, sino en preguntarle a la sociedad juarense si quiere regresarle la ciudad al crimen organizado. Asimismo, si los juarenses están dispuestos a participar directamente en la creación de una política de supervisión social de los cuerpos policiacos. Y si va a denunciar a los narcos y a hacer plantones afuera de las narcotienditas y picaderos para obligar a las autoridades municipales a asumir la defensa de los intereses de la sociedad.
La crisis en Ciudad Juárez no ha llevado a la sociedad a discutir el fondo del problema: el narco y el crimen organizado crecieron en México con la corresponsabilidad de la sociedad. La protesta masiva ha sido ineficaz: la marcha del silencio contra la inseguridad durante la gestión de López Obrador en el gobierno del DF fue asumida por el propio tabasqueño como de “pirruris”. Y no faltó algún acólito de López Obrador que dijo que se hizo en silencio para ocultar las vivas que quería gritar la sociedad a favor del gobernante capitalino.
En Ciudad Juárez se llegó ya al dilema último: o vencer al crimen organizado o entregarle la plaza. La sociedad que se ha manifestado contra el gobierno federal, contra la estrategia y contra el ejército pareció ya haber decidido por el camino de regresarle la ciudad a las bandas del narco. Mientras los juarense no se organicen para protestar contra el narco con igual virulencia que lo hacen contra el gobierno, las bandas del crimen organizado estarán tranquilas. La lucha por la plaza va a ser decidida no por las fuerzas policiacas y militares sino por la sociedad.
El análisis político se ha extraviado en la crítica per se contra el gobierno de Calderón y se ha olvidado del escenario del contexto: el problema central en Ciudad Juárez es el crimen organizado, la impunidad política y social con la que opera la delincuencia y el hecho de que el narco se ha asentado en la frontera para suministrar droga a la sociedad estadunidense.
¿Habrá pronto en Ciudad Juárez alguna marcha contra el crimen organizado y los narcos? ¿Y los ciudadanos no abofetearán a los delincuentes sino quemarán narcotienditas y picaderos? ¿Votarán en blanco en las próximas municipales y estatales como grito de protesta?

domingo, 14 de febrero de 2010

Indicador Político 14-febrero-10, Domingo

+ México: crisis 1995-2010 (6)
+ G. Pedrero: viaje a la semilla

Carlos Ramírez

Entre las diversas clasificaciones de los intelectuales a partir de sus posiciones políticas, una de ellas ha estado siempre en el centro del debate: los que pugnan por la lucha desde dentro del gobierno, del poder o de la ideología oficial priísta articulada históricamente a la Revolución Mexicana. En ese grupo, las transiciones se resumen a un carpentieriano viaje a la semilla.
Un caso ilustra esta tendencia: Enrique González Pedrero, estudioso del siglo XIX, militante de la causa de la Revolución Cubana, priísta crítico de la desviación del rumbo de la Revolución Mexicana, simpatizante de la transición española a la democracia y consistente promotor del tema de la transición mexicana a la democracia. Auto caracterizado como marxista, lector acucioso de Gramsci y político de la corriente progresista del PRI y luego del PRD, González Pedrero dibuja una de las tendencias de propuestas de la transición mexicana: recuperar los compromisos históricos y progresistas de la Revolución Mexicana.
En 1961 González Pedrero publicó en la editorial Era el libro El gran viraje, recopilación de ensayos políticos. El texto que le dio título al libro insistió en la búsqueda de un giro en el modelo de desarrollo mexicano, aunque el libro ha sido leído como una denuncia del punto de inflexión del proceso histórico de México en la segunda mitad del siglo XX para alejarse de los compromisos originales de la Revolución Mexicana. Pero además de su propuesta de un desarrollo popular, el autor mezcla dos elementos adicionales para la fijación de objetivos: la Revolución Cubana y el marxismo.
A diferencia del análisis marxista de Revueltas, el de González Pedrero se somete a las consideraciones del corto plazo: las metas progresistas de la Revolución Mexicana podrían ser conseguidas con el método marxista y el ejemplo insistente de Cuba en México. Pero González Pedrero no se entusiasma demasiado: sugiere “el conocimiento del marxismo” como pensamiento indispensable para el análisis, en tanto que Revueltas planteó directamente el objetivo socialista marxista para México. Para González Pedrero el marxismo sirve para “comprender el sentido de las fuerzas motoras de la historia”, en tanto que Revueltas pugnó por el modelo socialista. Dos formas, pues, de enfocar la realidad del país.
González Pedrero ilustra la dialéctica izquierda-transición. Pero más que dar pasos adelante, pugna por subordinar la ideología de izquierda al proceso político del poder. Para esta corriente, el proceso de la Revolución Mexicana se salió de cauce y se fue hacia la derecha. Por tanto, es necesario regresar a los valores históricos originales. González Pedrero aborda los dos temas con puntualizaciones concretas. En el texto “Crisis de la izquierda mexicana”, define el papel histórico de la izquierda pero atada a la Revolución Mexicana:

La izquierda en México nació con la revolución de 1910. La Revolución Mexicana, su ideología, está perfectamente relacionada con la ideologías de la “izquierda” mexicana y viceversa. Esto implica muchas cuestiones: el hecho de que la crisis que actualmente existe en la izquierda en México se refleje en la revolución y el hecho de que las izquierdas en México crean que mientras no cumpla con los postulados que ofreció al pueblo en 1910 --a pesar de ser muchos de ellos de imposible realización dado el desarrollo efectivo de los acontecimientos--, la revolución no ha terminado su tarea. Así, la crisis de la revolución no se entiende sin la crisis de la izquierda y la crisis de la izquierda no se entiende sin la de la revolución.

Y en su ensayo “notas sobre la burguesía y la revolución”, define claramente la meta de la izquierda:

La raíz de cualquier solución progresista, tendiente a llevar a su final el programa de la revolución de 1910 (cursivas de EGP), es decir, la realización de una política pacifista independiente, afirmadora de nuestra soberanía, desenvuelta democráticamente, encaminada a un sano desarrollo económico que no olvide jamás la justicia social y que tienda a la elevación del nivel económico y cultural de las masas populares, concretamente, una política democrática, nacional y antiimperialista, deberá surgir de una reagrupación de la izquierda. Entendemos con ello, en primer lugar, la reunificación del movimiento obrero independiente “desde abajo”; en segundo lugar, la unidad en la misma forma del campesinado y la apretada liga de ambos sectores. Na vez formado el núcleo central y teniéndolo como base, se realizará la coalición de los elementos concientes de la pequeña burguesía y de la burguesía, así como de los intelectuales y estudiantes demócratas, con el objeto esencial de realizar la obra incompleta de la Revolución democrático-nacional de 1910.

La propuesta de transición de los intelectuales orgánicos del régimen emanado de la Revolución Mexicana se agotaba, como en Lombardo Toledano, en un modelo de desarrollo con distribución de la riqueza, en tanto que la propuesta de Revueltas aspiraba al relevo en la clase dirigente para la aplicación de un modelo de desarrollo socialista y alternativo. El primero modelo no modificaba el mecanismo de explotación, sino tal sólo apelaba a una mejor distribución social de la riqueza; el segundo, proponía un modelo socialista sin burguesía. Los dos entraron en choque, aunque la izquierda de Revueltas carecía de plataforma y la de González Pedrero encontró espacios de movilidad en el sector progresista del PRI y del gobierno, sin ser espacios propiamente de izquierda, socialistas o marxistas. Revueltas era de la lucha desde fuera y contra el aparato productivo y la de González Pedrero era la lucha desde dentro como parte de una guerra de posiciones.
Los espacios mediáticos de González Pedrero fueron, al finalizar la década de los cincuenta, dos: el Grupo intelectual El Espectador y la revista Política de Manuel Marcué Pardiñas, una especie de izquierda radical tolerada. El Espectador, que tuvo también su revista con el mismo nombre aunque con poco tiempo de duración, estaba formado por González Pedrero, Víctor Flores Olea, Carlos Fuentes, Jaime García Terrés, Francisco López Cámara y Luis Villoro. Todos ellos, de alguna u otra manera --excepto Villoro--, trabajaron para gobiernos priístas. En su primer número de la revista El Espectador --sólo editó siete ediciones-- se definieron los seis objetivos concretos del Grupo El Espectador:
1.- El cumplimiento estricto de la Constitución, hoy por hoy sustituida por oraciones retóricas que pretenden suplantar la ley.
2.- Respeto incondicional del voto en las escalas municipal, estatal y federal.
3.- Independencia del sindicalismo, respeto a la voluntad de los trabajadores en cuanto a la selección de dirigentes se refiere.
4.- Definición independiente de actividades políticas en México, Primer paso hacia la creación de auténticos partidos políticos que encarnen la división real de las fuerzas sociales y de sus respectivos intereses.
5.- Eventual integración de un congreso independiente del ejecutivo y representativo de las diversas tendencias políticas del país.
6.- Manifestación efectiva del pensamiento público y liquidación de la tácita censura que actualmente hace de la prensa mexicana un coro uniforme del pensamiento oficial.
Para esta corriente de pensamiento, la transición debía ser a la semilla: el programa histórico de la Revolución Mexicana, aunque la ideología del movimiento de 1910 distaba mucho de un socialismo de izquierda. Más bien, apelaba a un desarrollo con distribución de la riqueza a través de políticas sociales pero sin modificar la estructura del modo de producción. La Revolución Mexicana, hacia la segunda mitad, había perdido su impulso y sus alianzas populares. En este contexto, el pecado original de la izquierda de González Pedrero radicó en la subordinación ideológica a la de la Revolución Mexicana como hecho histórico, no como alianza de clases en torno a objetivos de justicia. Y fue precisamente un marxista, el historiador Arnaldo Córdova, quien sacudió a la izquierda con su estudio La ideología de la Revolución Mexicana, publicado en 1973, en el que concluye que el régimen de la Revolución Mexicana fue un “régimen populista” en función de tres criterios: una línea de masas para conjurar la revolución social, un sistema de gobierno paternalista y autoritario y un modelo de desarrollo capitalista. Inclusive, el propio Partido Comunista Mexicano consideró siempre a la Revolución Mexicana como una “revolución democrático-burguesa” y no una revolución socialista. La coartada ideológica del discurso oficial de la revolución mexicana se sustentó en los objetivos de justicia social, en el desarrollo de un Estado asistencialista y en medidas fiscales y presupuestales de bienestar social.
La reflexión teórica de González Pedrero padecía, por tanto, de errores de concepción ideológica. La izquierda, por ejemplo, no había sido producto de la Revolución Mexicana, como lo escribió González Pedrero, a partir de los grupos obreros ligados al carrancismo y que realizaron el Pacto de la Casa del Obrero Mundial a cambio de una política laboral; pero Gastón García Cantú reveló en su libro indispensable El socialismo en México, Siglo XIX que los grupos obreros socialistas mexicanos nacieron casi al mismo tiempo que el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels de 1847. En efecto, la izquierda existía antes de la Revolución Mexicana y antes de la Revolución Cubana.
Asociados a la revista Política de Marcué, los intelectuales de El Espectador también hicieron suyas las propuestas de la revista. A lo largo de cuatro años, la revista Política giró en torno a definiciones políticas más radicales que El Espectador y luego reformuladas al calor de la lucha sindical y la revolución cubana:
1.- En la política nacional, la independencia económica y cultural frente al imperialismo.
2.- La lucha por el desarrollo económico y social de México, propiciando un avance de la revolución mexicana.
3.- La lucha por la independencia sindical y un movimiento obrero altamente politizado.
4.- La lucha por la libertad de los presos políticos.
5.- La unificación de la izquierda.
6.- La consolidación de la propia revista.
7.- En la política exterior, la defensa y el apoyo irrestricto de la revolución cubana.
8.- También se hablará de la política de la guerra fría, de las luchas de los pueblos, del Tercer Mundo, de las posibilidades del socialismo como un camino para el desarrollo.
Cuba fue otro catalizador de la izquierda intelectual mexicana. De hecho, la Revolución Cubana vino a redinamizar la crisis del pensamiento socialista en México, agobiado por el populismo de la Revolución Mexicana. González Pedrero escribió el libro La revolución cubana y lo editó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Un resumen en forma de conferencia lo publicó en el libro El gran viraje. Se trata de una versión románticamente marxista, reiterativa de los argumentos del propio Fidel Castro y desde luego acrítica. La simpatía por Cuba fue refrendada por González Pedrero en 1963 con la publicación en libro de tres conferencias sobre la crisis de los misiles cubano-soviéticos de octubre de 1962. Titulado Anatomía de un conflicto, el texto es analítico, contextualizado y localizado el problema en el escenario de la guerra fría. Las conclusiones de González Pedrero son las obvias: EU reventó el conflicto para mantener su status quo dominante en el lado americano del planeta, la URSS encontró en Cuba un punto de negociación de los espacios políticos y geoestratégicos de Berlín y las bases de misiles estadunidenses en Turquía y encontró una tercera posición en los países del Tercer Mundo alejados de la confrontación bipolar. El problema, sin embargo, fue que Cuba decidió ofrecerle a la URSS un espacio ofensivo que iba a romper el precario equilibrio militar. Para González Pedrero el camino del Tercer Mundo era el no alineamiento, aunque el Movimiento de los Países No Alineados estaba de hecho aliado a la Unión Soviética.
Cuba, pues, fue el contrapunto propiciatorio: se podía ser intelectual revolucionario y marxista apoyando a Cuba pero al mismo tiempo colaboracionista con el régimen priísta para luchar desde dentro del sistema político por un programa radical de transformaciones sociales. Para González Pedrero, Cuba podía ser el faro. Eran los primeros meses de la revolución, 1961, pero también con definiciones fundamentales. La revolución de Fidel Castro se había organizado en torno a una agenda de transición a la democracia --como lo señala con precisión en su discurso-libro La historia me absolverá--, pero ya en el poder tomó decisiones socialistas para buscar el régimen comunista. Para México, Cuba iba a tratar de ser --con altibajos-- un punto de apoyo. Lo escribió en 1960 González Pedrero:

La Revolución se ha detenido. Un sector minoritario no (subrayado de EGP) tiene interés en seguir adelante. Es este sector minoritario el que justifica el statu quo; el que alienta el charrismo, se opone a la continuación de la Reforma Agraria y falsea la representación popular. El que, en una palabra, trata de frenar la inevadible corriente de la historia. Y con el progreso histórico sólo hay dos caminos: o nos oponemos a él y lo ignoramos o contribuimos a él y lo encauzamos, conociéndolo.

Disfrazado de propuesta de transición, González Pedrero ha sido insistente en hacer una lista de demandas para retomar el camino. En un ensayo de 1960, enlistó las cuatro democracias indispensables: democracia agraria, democracia económica, democracia sindical y democracia política. Las cuatro democracias no implicaban una transición hacia un nuevo régimen y otro modo de producción, sino que exigían el papel activo del Estado para distribución a partir de la conformación de un sector económico estatal legitimado en la Constitución. Los textos de González Pedrero, como la actuación de Lombardo Toledano, contribuyeron a subordinar a la izquierda al Estado dominado por la clase política priísta, sin modificar la estructura de producción y operando sólo sobre la superestructura ni cambiar el régimen de polarización riqueza-pobreza. Años más tarde, en su libro La riqueza de la pobreza, de 1979, González Pedrero redefinió una propuesta de modelo de desarrollo bastante alejada del marxismo y tampoco tan cercana a la ideología progresista de la revolución mexicana: nada que modificara el modo de producción ni que le diera al Estado una línea de masas obrera o campesina. La estrategia mexicana de desarrollo de González Pedrero se resumía al papel activo del Estado para reasignar la riqueza a través del fisco y del presupuesto público. La propuesta constó de ocho puntos:
1.- Una política estructurada e integrada de control demográfico.
2.- Una política de creación de empleos.
3.- Aumentar la productividad del campo, incrementar la inversión agropecuaria, consolidar la política de precios de garantía.
4.- El fortalecimiento de la autosuficiencia de las pequeñas comunidades.
5.- La globalización de la economía a través de los principios históricos progresistas de la política exterior mexicana.
6.- Una revalorización de la política a través de la modificación de las tendencias que tienen que ver con la corrupción, el pesimismo conservador, el optimismo “milagrero”.
7.- Una política educativa de investigación científica y tecnológica como principio y culminación, cimiento y cúpula, de un proyecto integral de desarrollo.
8.- Un auténtico modelo mexicano de desarrollo exige revisar el contrato social que surgió de la revolución mexicana. “Hay que lograr un acuerdo nacional que nos comprometa a todos: hacer de la voluntad nacional la voluntad general del México contemporáneo”.
Más que una propuesta de la izquierda mexicana, la estrategia sugerida por González Pedrero parece una oferta de gobierno de un grupo desideologizado aunque comprometido con grupos sociales vulnerables y pobres. No hay una modificación del modo de producción ni una reactivación del estado ni menos aún una hegemonía de los intereses de las dos clases productivas determinantes: la obrera y la campesina. En todo caso, se trata de refuncionalizar al Estado a partir de objetivos de desarrollo con efectos sociales de bienestar pero no de reestructuración de clases.
En el 2006 González Pedrero reunió en el libro La cuerda tensa, apuntes sobre la democracia en México 1990-2005, editado por el Fondo de Cultura Económica, varios textos en torno al tema de la transición. Pero se trata de análisis políticos de coyuntura, sin una metodología específica, reiterativos. Pero sobre todo, son textos que no alcanzan a perfilar específicamente una transición, a pesar de que el autor da su propia definición:

Transición a la democracia es el proceso temporal que necesita una sociedad para crear por consenso --y manejando siempre un concepto clave, como parte esencial de la cultura política de los nuevos tiempos: la tolerancia-- las condiciones que hagan posible una mudanza de su organización social, política, económica y cultural. Generalmente pero no en forma exclusiva, se trata l paso de una dictadura --como la franquista de España o la de Salazar en Portugal o las dictaduras militares del cono sur--, o de un régimen con características excepcionalmente opresivas --como el apartheid en Sudáfrica--, hacia un régimen democrático. Ese paso se realiza a través de la competencia entre partidos políticos y bajo la vigilancia y atención permanente de la sociedad civil, nacional, e internacional.

La definición de González Pedrero no toca la esencia de una transición: el desmantelamiento de las estructuras de poder del viejo régimen y sobre todo la creación de espacios nuevos para las relaciones sociales. González Pedrero se queda sólo en la alternancia. Y no podría ser de otra manera, pues el régimen mexicano es visto en dos niveles: como una estructura presidencialista desgastada y eje de la dictadura o como un conjunto de instituciones creadas para evitar la competencia equitativa entre organismos políticos de diferente ideología. En el fondo, la propuesta no quiere modificar la parte que tiene que ver con el Estado social de la Revolución Mexicana. Ahí se localiza la diferencia entre Revueltas y González Pedrero: la estructura de poder para perpetuar la dominación autoritaria, bajo el pretexto de que el Estado social tiene la tarea de distribuir la riqueza y generar el bienestar.
Los textos de González Pedrero se quedan en la superficie. En primer lugar, no hace un diagnóstico de la estructura autoritaria del viejo régimen como mecanismo de perpetuación de desigualdades políticas y sobre de la interrelación y correspondencia de la estructura erigida por el régimen de la Revolución Mexicana y su funcionamiento excluyente. La Constitución, por ejemplo, no es un código de normas para la convivencia en una sociedad plural, sino que representa el proyecto del grupo revolucionario que después derivó en Partido Revolucionario Institucional. Por eso se habla justamente del Partido-Estado. En consecuencia, la transición mexicana debiera ser de estructuras, instituciones, códigos políticos y fundamentalmente Constitución para crear nuevas reglas del juego y nuevo pacto de competencia plural.
El problema con la izquierda institucional, priísta-perredista --el venero ideológico es el mismo, además de que el PRD es un desprendimiento del PRI con la oferta de regresar a la semilla de la Revolución Mexicana-- radica justamente en la negación histórica de la transición y se agota en la remodelación política, ideológica y social de la propuesta original. Sin embargo, la larga crisis económica 1973-2010 ha revelado que el modelo de desarrollo construido por la Revolución Mexicana es insuficiente para atender a una población de más de cien millones de personas. Asimismo, esa estructura política, social e ideológica ha condicionado a la estructura productiva y a la superestructura de instituciones del régimen y el sistema y han colocado --y ésta es la parte fundamental del autoritarismo del Estado priísta-- a la democracia por debajo del funcionamiento del sistema autoritario.
Al final, la izquierda --marxista-progresista del PRI y del sistema priísta-- en realidad no le apuesta a transitar de un régimen autoritario a uno democrático sino que busca sólo la adecuación de las instituciones a las necesidades de la modernidad, pero sin romper ni modificar los mecanismos de dominación política y social. Por eso esa izquierda de dentro del régimen priísta siempre fue asumida sólo como una coartada.

viernes, 12 de febrero de 2010

Indicador Político 12-febrero-Viernes

+ Gómez Mont, victoria de AMLO
+ PAN, sólo un partido franquicia

Carlos Ramírez

La renuncia de Fernando Gómez Mont al PAN dejó varias pistas:
1.- Andrés Manuel López Obrador está tirado en el suelo de la risa. La nominación de su candidato priísta Gabino Cué como candidato de la alianza PRD-PAN en Oaxaca reventó la precaria cohesión del gobierno de Calderón y el PAN. Lo que no había logrado en tres años con insultos, agresiones, marchas y libros, lo consiguió con la candidatura panista de su Juanito Cué: provocar una severa crisis política en el PAN y ensuciarle la posibilidad de un tercer periodo panista en Los Pinos.
2.- El PAN decidió otra ruptura interna: los pragmáticos desplazaron a los doctrinarios. El problema al interior del PAN no es en sí misma la alianza con el Juanito de López Obrador, sino con la agenda del PRD en materia de legalización del aborto y matrimonios y adopciones homosexuales. Estos temas afectaron a las corrientes católicas del PAN y sus votos se irán al PRI en Oaxaca. Una vez en el gobierno, Juanito Cué implantará en Oaxaca el aborto y los matrimonios y adopciones homosexuales. Y el PAN lo sabe.
3.- Con todo, Gómez Mont se colocó como un fuerte precandidato presidencial para el 2012. Su renuncia como producto de la negociación con el PRI lo reveló como buen operador, confiable y sin resabios de corto plazo. Sobre todo, capaz de mantener su palabra en las negociaciones. Con una decisión, los bonos de Gómez Mont subieron en el ranking de las apuestas. Si Gómez Mont se queda en Gobernación y saca algunas de las reformas, su fuerza política será superior a la de Calderón y a la de cualquier otro precandidato del PAN.
4.- El presidente Calderón decidió apostarle su resto a la alianza con el PRD y a la ruptura con el PRI. Pero la fortaleza de la segunda mitad de su sexenio dependerá de la victoria aliancista en Oaxaca. Y el PRI sabe que el Waterloo de Calderón será Oaxaca. En Oaxaca se decidirá el 2012. Lo malo para Calderón es que depende de un candidato incongruente, débil, lopezobradorizado, priísta, sin autoridad moral y aliado a los grupos rupturistas del 2006: la APPO, la belicosa sección 22 de maestros, el EPR, los caciques priístas Diódoro Carrasco y José Murat, el SNTE de Elba Esther Gordillo, el ex rector Martínez Soriano y su grupo guerrillero y el vocero appista Flavio Sosa Villavicencio. El PAN bendijo esa Santa Alianza.
5.- La crisis provocada por la renuncia de Gómez Mont catapulta a César Nava al centro de la viabilidad del PAN para el 2012: o presenta una estrategia integral, coherente, de reconstrucción de alianzas internas, de posicionamiento en la sociedad y de negociación de reformas al margen del PRI o habrá de pagar políticamente, como su antecesor Germán Martínez Cázares, la factura del 2010. El PAN gana el 2012 o se perderá en el olvido.
6.- Calderón cruzó el Rubicón. Ya no hay camino de regreso, Necesitará que la coalición PAN-PRD gane las elecciones a gobernador en Oaxaca, Puebla y Durango con candidatos priístas y que salga la alianza en Hidalgo, Veracruz, Sinaloa y Chihuahua y también derrote al PRI. El escenario estará apretado para Calderón: necesita más de tres victorias. Pero enfrentará a un PRI cohesionado que sabe que el 2012 dependerá del 2010.
7.- Las alianzas del 2010 prefiguran la alianza PAN-PRD en las presidenciales del 2012. No sería nada nuevo. En el 2000 el país estuvo a punto de lograr la coalición Fox-Cárdenas, pero la fuerza mediática de Fox se impuso. En el 2012 el PAN carecerá de una figura como Fox. Por tanto, estará en la línea de sumarse a una candidatura perredista mediática que no sea la de López Obrador. ¿O sí?
8.- Nava tiene una tarea vital hacia adelante: evitar que el PAN se consolide como un partido franquicia similar al PT: sin ideas, sin historia, sin convicciones y animado sólo por la victoria a cualquier precio. Las alianzas detonaron la crisis interna del PAN. Y lo que causó estragos fue el hecho de que en Durango, Puebla y Oaxaca se apoyaran a priístas que rompieron con el PRI por el oportunismo de candidaturas escamoteadas y que prevalezca la agenda radical del PRD. Y en Oaxaca la situación es peor: Juanito Cué siempre despreció a Calderón como presidente constitucional y sólo aceptó darle su reconocimiento a cambio de la candidatura. A menos que el PAN piense desde ahora en Juanito Cué como el candidato PAN-PRD para la presidencial del 2012.
9.- Calderón decidió entre dos opciones: o competirle al PRI en el terreno electoral pero desde el espacio desventajoso del ejercicio desgastante del poder y del gobierno federal y con un PAN débil o disputarle espacio mediático en el escenario de reformas estructurales que hubieran cambiado el signo de la crisis. El contexto ideal era el de las reformas porque entonces el calderonismo mostraría un futuro nacional diferente al de la crisis. La apuesta electoral es precaria. Aún si el PRI perdiera Oaxaca, la situación nacional del priísmo seguirá en ventaja para el 2012 porque Juanito Cué no podría gobernar bajo la tutela de López Obrador y Calderón.
10.- La política tiene cierto nivel de posicionamiento mediático, pero es una guerra de posiciones gramsciana: ocupación de espacios estratégicos, disputa dialéctica por el poder y sobre todo tácticas articuladas a escenarios totales.