Datos personales

Mi foto
Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Indicador Político 15-diciembre-2009, martes

+ PRI: destapes 2010 para 2012
+ Derrotas por peleas domésticas


Carlos Ramírez


De las doce elecciones para gobernador del año próximo, el PRI tiene el objetivo de mantener las que ya tiene y recuperar algunas de las perdidas. Sin embargo, pese a la tendencia electoral favorable, el PRI podría no pasar la prueba de los acuerdos internos y las rupturas habrían de debilitar su posición electoral para el 2012.
Hasta ahora, el alto mando priísta ya aprobó cuando menos cinco nominaciones: el ex diputado César Duarte para Chihuahua, Javier López Zavala para Puebla, el senador Carlos Lozano para Aguascalientes, el diputado Javier Duarte para Veracruz y el diputado Roberto Borge para Quintana Roo. La expectativa adicional radica en Aguascalientes y Tlaxcala, ahora en poder del PAN.
Uno de los problemas ya se abrió: Oaxaca. El gobernador Ulises Ruiz, que ha tenido una extraordinaria recuperación electoral en votaciones locales y federales y que logró superar la insurrección radical del 2006, va a lidiar con la incomodidad del ex gobernador José Murat, quien no quiere aceptar las reglas del juego de la política. Lo grave para el PRI es que Murat quiere llevar la elección de gobernador a tribunales.
Al final, la estrategia de Murat sería la de ayudar a la APPO y con ello beneficiar a la coalición lopezobradorista a favor del senador Gabino Cué, el Juanito oaxaqueño del tabasqueño. Ello implicaría una alianza política de Murat con su archienemigo el ex diputado panista Diódoro Carrasco, a quien Murat le quitó la facultad de poner a su sucesor porque Murat en 1997 amenazó con irse al PRD y Zedillo le entregó por dedazo la candidatura a gobernador. Hoy Murat quiere recuperar el poder político de su cacicazgo en Oaxaca y con ello fracturar al PRI. Sin embargo, el gobernador Ruiz parece dispuesto a no entrar a los juegos palaciegos de su antecesor.
En Sinaloa se va a dar una de las rupturas priístas más complicadas. El gobernador saliente Jesús Aguilar Padilla ha decidido por su compadre y socio Jesús Vizcarra, alcalde de Culiacán y metido en revelaciones que tienen que ver con ciertos capos del narcotráfico. Pero más allá de ello, el senador Malova --Mario López Valdez-- es el mejor posicionado y dispuesto a hacer valer su espacio político-electoral. Si se impone el dedazo del gobernador sinaloense, el PRI se dividirá y perderá las elecciones.
En Zacatecas, Michoacán y Tlaxcala, el PRI ha disminuido su presencia, aunque en Tlaxcala podría darse un reposicionamiento por razones de que la presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes, fue la gobernadora que perdió su sucesión y luego la gubernatura pasó al PRD y después al PAN. En 1998 Paredes fue designada por el entonces presidente Zedillo para desalentar las intenciones de Alfonso Sánchez Anaya de ser gobernador, fracasó y Sánchez Anaya ganó como candidato del PRD.
El PRI tiene dos problemas: el mecanismo de selección y, vinculado, la balcanización del partido. El uso de la convención de delegados le otorga al gobernador saliente la ventaja, pero muchos candidatos quieren consulta a la base. El conflicto viene desde tiempos de la reforma de Luis Donaldo Colosio. El PRI regresa al dedazo disfrazado de votación de delegados.
El otro problema radica en la consolidación de los virreinatos locales, que le funcionaron muy bien en los dos gobiernos presidenciales panistas aunque fortalecieron el poder de los gobernadores priístas. Sólo que la balcanización del PRI fue más allá de las relaciones locales con el gobierno federal panista y ahora los gobernadores priístas no quieren que el PRI nacional se involucre en las sucesiones locales.
Y el PRI nacional tendrá que decidir si permite esa balcanización que le dañe posiciones estatales con miras al 2012 o regresa a los tiempos del autoritarismo piramidal. Por lo pronto, hay intereses políticos en varias sucesiones locales por parte de los tres principales precandidatos presidenciales priístas: Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes.
La balcanización priísta fue una conquista de la alternancia partidista en la presidencia de la república. Y su mensaje fue muy claro en el 2006: varios gobernadores priístas prefirieron facilitar la victoria presidencial del candidato panista Felipe Calderón a permitir, decían sin rubores, el regreso del viejo presidencialismo piramidal y unipersonal para decidir sobre los estados. Roberto Madrazo fue visto por los gobernadores como un potencial presidente del viejo régimen: las decisiones en los estados habrían de regresar a Los Pinos.
El riesgo de fractura en el PRI sería uno de los principales problemas a resolver con miras al 2012, sobre todo porque los gobernadores salientes quisieran consolidarse como piezas clave del PRI en sus entidades y con ello capitalizar posiciones hacia el futuro. Varios futuros ex gobernadores quieren asegurar desde ahora curules en el Senado en el 2012, a cambio de apoyo a cualquiera de los precandidatos presidenciales priístas.
Al final de cuentas, la verdadera posibilidad de que el PRI regrese a Los Pinos no radica en la aportación de votos sino en evitar la balcanización del partido, sobre todo porque algunos líderes locales prefieren ver perder al PRI en sus entidades con tal de mantener sus posiciones de poder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario