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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

lunes, 21 de febrero de 2011

21-Febrero-2011, Lunes.

INDICADOR POLITICO


+ Ejército: de Calderón a Obama
+ Estado y el narco trasnacional

Carlos Ramírez

Celebrado después del ataque contra agentes de migración estadunidenses que se encontraban en territorio mexicano, el Día del Ejército mexicano sirvió para posicionar la dimensión del problema de la delincuencia con cuando menos tres mensajes que debieran ser leídos con cuidado en la Casa Blanca:
1.- El ejército mexicano combate la fase de la trasnacionalización del crimen organizado, por lo que se trata de una labor de seguridad nacional. Es decir, que el problema del narco en México involucra a las mafias de Sudamérica que envían droga a través de México y a los cárteles de los Estados Unidos que manejan distribución y lavado de dinero.
2.- Ante las señalas insidiosas de los EU cuestionando al papel del ejército mexicano en la lucha contra el narco, Calderón fue muy claro en mandar misiles discursivos que deben leerse en Washington sin decodificadores para entender los escenarios de invasión estadunidense a Irak y Afganistán: el mexicano no es un ejército de ocupación de otro país, “no están invadiendo ninguna nación, ni territorio extranjero” y las fuerzas armadas mexicanas “no están visionando apoderarse de recursos naturales”.
3.- La intervención de las fuerzas armadas, que tanto preocupa a Washington porque no han podido penetrar a las instituciones castrenses mexicanas y por ello la campaña de desprestigio del gobierno estadunidense, es más  que legal: “el Estado actúa en defensa propia frente a la criminalidad, que atenta contra la sociedad mexicana; actúa por mandato de la Constitución, que es expresión de la voz de los ciudadanos, que exigen justicia y libertad”.
Los discursos del presidente Calderón y del secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, precisaron las definiciones que diplomáticos estadunidenses en México y la comunidad de los servicios de inteligencia, seguridad nacional y halconismo militar se habían encargado de distorsionar --con declaraciones oficiales y vía revelaciones en Wikileaks-- para beneficiar los intereses expansionistas de Washington, hoy con Barack Obama igual y con la misma lógica que con George W. Bush.
“Nos ha tocado”, dijo Calderón, “enfrentar el desafío contemporáneo mayor, la mayor amenaza a los mexicanos, que es el crimen organizado transnacional. Conocemos ya de sobra su perversa conducta delictiva, amenazas, violencia, secuestros, extorsiones. Quieren asumirse, los criminales, como dueños de los pueblos o ciudades donde operan; y en esa lógica, de no haber actuado a tiempo y con determinación, hubieran pretendido asumirse como dueños de México”.
Por su parte, el general secretario Galván Galván delineó el marco legal e institucional de la intervención de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública por la fase de inseguridad que pone en riesgo la seguridad interior y ésta como parte sustancial de la seguridad nacional. “El crimen organizado se ha diversificado de manera inédita, abarcando todo tipo de actividades ilícitas, que ponen en riesgo a la sociedad y su patrimonio. Ante estos óbices facinerosos, que retan al Estado y alteran la seguridad interior, el Instituto Armado, en el marco de la estrategia del Gobierno Federal, participa con gran determinación en la contención de esos alevosos embates y colabora en la restauración de la tranquilidad social”.
Y al interior de México, el Día del Ejército sirvió para recordar el tamaño del problema: la ceremonia oficial en el territorio de Tamaulipas recuperado por las fuerzas armadas después de que la pasividad y miedos del anterior gobierno priísta estatal de Eugenio Hernández entregó la plaza a las mafias y permitió con su negligencia el asesinato del candidato priísta al gobierno estatal Rodolfo Torre.
El otro mensaje fue también claro: sin someter a las fuerzas armadas mexicanas a los caprichos del ejército estadunidense, el Estado mexicano logró recuperar territorios de Tamaulipas. Ahora falta la labor social y política --que ya no le corresponde al ejército sino a la clase gobernante-- para reconstruir los espacios sociales y políticos que la negligencia gubernamental estatal y municipal perdió por incapacidad para gobernar.
La parte política de los discursos del Día del Ejército fijó las coordenadas del problema del narcotráfico: no soldados policías combatiendo delincuentes, sino el ejército recuperando soberanía del Estado. Con el ánimo de mostrar que México no puede con la delincuencia y se requieren tropas estadunidenses, la intención de los EU ha sido la de dibujar un escenario de ingobernabilidad y Estado fallido ahí donde más bien la incapacidad política de gobernantes priístas entregó el estado a las bandas criminales. Lo dijo el general secretario Galván Galván: “tenemos la delicada y honrosa encomienda de salvaguardar a la Nación, frente a quienes desafían la ley y pretenden amedrentar a familias, o las afligen con luto y tribulación”.
Por lo demás, el presidente Calderón dejó otro mensaje reiterado para enfrentar la campaña de derechos humanos: el ejército entró al combate a la delincuencia porque las policías fueron rebasadas y por las fuerzas armadas “estamos recuperando las libertades que los delincuentes querían arrebatarnos”. Y precisó: “la violencia no proviene de las instituciones. La violencia proviene de los violentos, ahí está su origen, no en la acción del Estado, que los combate para defender a los ciudadanos. El crimen, no pude olvidarse, lo comenten los criminales, no las fuerzas del orden que combaten a los criminales con valentía”.


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