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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

jueves, 10 de febrero de 2011

10-Febrero-2011, Jueves.

INDICADOR POLITICO


+ Recados del general Secretario
+ Con México, Obama como Bush

Carlos Ramírez

Como si se vivieran tiempos de George Bush en la Casa Blanca, el gobierno del presidente Barack Obama no ha dejado pasar día sin lanzarle a México advertencias de intervencionismo militar por los efectos del combate contra el crimen organizado, aunque en el fondo su interés es geoestratégico y energético.
La lista no es ingenua: la secretaria de Estado Hillary Clinton, la secretaria de Seguridad Interior Janet Napolitano, algunos reportes de inteligencia, los grupos de presión como Human Rights Watch y ahora el subsecretario del ejército de los EU, Joseph Westphal: la Casa Blanca quiere crear un ambiente de incapacidad mexicana para luchar contra las mafias para justificar el envío de Marines a México no para combatir al narco --romperían su fuente de abasto de droga-- sino para proteger los pozos petroleros que hasta ahora no están en peligro.
Y lo confirmó ayer miércoles Napolitano en una comparecencia legislativa: “desde hace algún tiempo hemos pensado qué pasaría si, digamos Al-Qaeda se uniera a Los Zetas, uno de los cárteles narcotraficantes”,
Este es el contexto en el que debe leerse el discurso del secretario mexicano de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, el miércoles 9 para recordar la Marcha de la Lealtad, cuando cadetes del Colegio Militar escoltaron en 1913 al presidente Francisco I. Madero ante el golpe de Estado de Victoriano Huerta, patrocinado e impulsado por el entonces embajador de los EU, Henry Lane Wilson.
La palabra clave del discurso del general secretario Galván fue lealtad: a la Constitución, a las instituciones, a la república, a la sociedad y al presidente de la república. Su mensaje fue directo:
“Ninguna persona, familia o comunidad que se precie realmente de serlo puede consolidarse sin este bastión axiológico. Quienes viven equívocos en el mundo de la ilegalidad, cualquiera de las formas en que ésta se presente, son entes con marcada deslealtad.
No puede ser ciudadano o esposo, padre o hijo leal a la familia, si se cruza la puerta del hogar para envenenar a sus semejantes con drogas, para privarlos de la libertad o para asesinarlos. No cabe en el hombre lealtad alguna cuando coopta a familiares, amigos o personas ingenuas y encauza la vida de éstos al margen de la ley.
“Qué lealtad posee una autoridad cuando por conveniencia, apatía, omisión o tolerancia, apoya y encubre al cáncer delincuencial. Luego entonces, la lealtad es de todos y para con todos.”
El ejército mexicano se ha visto colocado en el centro del acoso estadunidense por su papel en la lucha contra el crimen organizado y en la recuperación de las plazas en poder de los cárteles por negligencia, complicidad o miedo de las autoridades políticas. Pero las acusaciones de los EU deben leerse en sentido inverso: aumentan porque las fuerzas ramadas mexicanas han descabezado a los principales cárteles y afectado las rutas de abasto de droga a los EU.
En todo caso, queda la indagación de datos: Westphal es subsecretario del ejército de los EU, fue una herencia del gobierno de George Bush en el que trabajo en el área militar. Por jerarquía, el subsecretario del ejército depende directamente de la Casa Blanca y no del Departamento de Defensa., Por tanto, sus opiniones reflejan datos y estados de ánimo de la Oficina Oval. Es la oficina que controla a los militares, El secretario del Ejército es el republicano John M. McHugh, quien como diputado fue el de mayor jerarquía en el poderoso Comité de Servicios Armados y miembro del aún más poderoso Comité Selecto de Inteligencia, ambos cargos en la época de Bush y por tanto partícipe en el grupo selecto que tomó las decisiones de Bush para invadir Irak y Afganistán.
En este contexto, aún desautorizadas las declaraciones de Westphal de que en México hay una narcoinsurgencia y que los cárteles de la droga podrían “tomar el gobierno”, revelaron un enfoque militar hacia México por el gobierno de Obama bastante similar al que tuvo el gobierno de Bush para decidir la invasión de Irak. Peor aún: el ejército de los EU invadió Irak para derrocar a Saddam Hussein bajo el argumento de que había armas de destrucción masiva. Luego se supo que esa tesis había sido una patraña de Bush sólo para derrocar a Hussein y controlar el petróleo.
De ahí la importancia del mensaje del general secretario Galván sobre la lealtad. Y también lo significativo del hecho de que las críticas de organismos militares y diplomáticos del primer círculo de Obama en la Casa Blanca tienen el resentimiento de que el ejército mexicano se ha cerrado como concha para impedir la penetración del ejército de los EU. A base de periodicazos que se emiten en los EU y luego se desmienten pero dejando el mensaje claro de insatisfacción, la Casa Blanca quieren aprovechar el problema del narcotráfico en México --producto de la demanda de droga de la sociedad norteamericana que la consume, algo así como 20 millones de estadunidenses-- para meterse militarmente en el país con sus consejeros de contrainsurgencia --técnicos en tortura-- y obviamente los Marines en los pozos petroleros.
De ahí que no deban desdeñarse los recados del subsecretario norteamericano del ejército ni los mensajes del general secretario mexicano. En los EU están acostumbrados a aliarse con los narcos para beneficiarse con el lavado. En México hay la decisión de combatirlos. Y EU quiere instalar Marines en México.


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