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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

viernes, 22 de enero de 2010

Indicador Político 22-enero-2010, viernes

+ Human Rights: grupo de presión
+ Ataques a México y miedo a EU

Carlos Ramírez

Basados en denuncias de primera instancia y antes de investigaciones, la organización Human Rights Watch (HRW) ha convertido los derechos humanos en México en un factor de denuncia política. Su reporte de 2009 difundido el miércoles es un catálogo de adjetivos y ningún caso específico documentado.
En cambio, el mismo reporte es complaciente con la situación de los derechos humanos en los Estados Unidos y de hecho resulta cómplice de la violación de garantías civiles de la política antiterrorista de la Casa Blanca. Este contrapunto revela la falta de seriedad de la organización y sus intereses políticos.
La intensidad de la crítica de HRW al ejército mexicano forma parte de una estrategia para sacar a las fuerzas armadas de la lucha contra el narcotráfico. El informe está redactado no para defender casos concretos sino para establecer el criterio de que el ejército se tiene que salir de la lucha contra el narcotráfico, sin duda uno de los objetivos de los cárteles de las drogas. Usan casos aislados para convertirlos en intención general.
El reporte de HRW se basa en generalizaciones: “graves violaciones de derechos humanos, como ejecuciones, torturas, violaciones sexuales y detenciones arbitrarias”. ¿Cuántas, en dónde, a quién? No lo dice. En el reporte sobre México sólo menciona el caso de “un indígena de Oaxaca”, la queja de veinticinco policías municipales de Tijuana detenidos por proteger al narco y que denunciaron “reiteradas golpizas” y “dos hombres en Morelos” detenidos y amenazados de muerte. El resto del documento está lleno de calificativos.
La base de la denuncia de HRW se localizó en el dato de que las denuncias de abusos cometidos “por el Ejército” presentadas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos “se sextuplicó entre 2006 y 2008 y llegó a 559 durante el primer semestre de 2009”. Señala denuncias, no investigaciones. Y la CNDH, en el periodo 2008 y 2009, emitió menos de 50 recomendaciones de casos vinculados a situaciones de violación de garantías. Todas ellas fueron acatadas por las autoridades militares.
Por tanto, la estridencia de HRW se basó en un 10% de los casos denunciados. Ciertamente que no debiera haber caso alguno de violación de derechos humanos, pero las autoridades militares se encuentran supervisadas en ese tema como ningún otro ejército del mundo.
El reporte de HRW es ejemplo de las complicidades con los EU. La mano dura contra México se transforma en un guante tibio sobre la violación de los derechos humanos en los EU. Por ejemplo, la HRW calla ante las leyes patrióticas y el aumento de violación de derechos al convertir a los ciudadanos en sospechosos de terrorismo y dice que “los ciudadanos estadunidenses disfrutan de toda una serie de libertades civiles y pueden recurrir a un sistema sólido de tribunales federales y estatales independientes”.
Si con decisión acusa a México de impunidad, violaciones de derechos y torturas, HRW es complaciente con los EU --www.hrw.org/es/world-report-2010/estados-unidos-- y se dedica a justificar a Obama: “siguen existiendo graves preocupaciones en materia de derechos humanos, especialmente en el contexto de la justicia penal, la inmigración, y la legislación y política antiterroristas. El gobierno de Obama ha dicho que abordará muchas de estas preocupaciones, sin embargo, al momento de escribir el presente informe y a casi un año en la presidencia de Barack Obama, se han tomado muy pocos pasos concretos”. Ni un adjetivo.
Y ante el mantenimiento y sobre todo profundización de la política antiterrorista de Obama por errores de seguridad de las oficinas públicas, HRW es realmente cómplice de la decisión de Obama de violar los derechos humanos en aras de proteger a los EU. El párrafo del reporte de HRW habla por sí mismo de esa connivencia:
“En una decisión positiva, el presidente Obama señaló su intención de romper con las políticas antiterroristas abusivas del gobierno de Bush. En su segundo día de trabajo en el cargo, Obama emitió órdenes ejecutivas para el cierre de las prisiones secretas de la CIA, la prohibición y de la tortura y el maltrato, y estableció un plazo de un año para el cierre de la prisión militar de la Bahía de Guantánamo. Después de este comienzo prometedor, su gobierno dio marcha atrás en la lucha contra el terrorismo, y adoptó una serie de decisiones inquietantes relacionadas con la política de detención, los juicios y el secreto oficial”. Ni un cuestionamiento.
¿Son la autorización de más violaciones sólo “decisiones inquietantes”? ¿Dónde está el lenguaje radical y hasta brutal de HRW usado contra México y tibio y cómplice con los EU? ¿Sólo inquieta a HRW la violación de derechos civiles de ciudadanos en los EU? El miedo de HRW al gobierno de los EU determina la baja calidad de sus reportes.Así que el informe de HRW hay que leerlo no por lo que dice contra México sino sobre lo que calla y oculta como cómplice de política antiterrorista de los EU que viola las garantías civiles de todos los ciudadanos del mundo al tratarlos como terroristas.

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