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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

martes, 17 de mayo de 2011

17-Mayo-2011, Martes.

INDICADOR POLITICO




+ Salinas, aliado a Sicilia y EZLN

+ Inseguridad, ¿el 1994 de FCH?



Carlos Ramírez



Con las recientes declaraciones ministeriales de Benjamín Arellano Félix sobre el narcotráfico en el sexenio salinista y el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara donde chocaron a balazos las mafias de los Arellano Félix y El Chapo Guzmán, el expresidente Carlos Salinas de Gortari se convirtió en auto designado consejero de seguridad del gobierno calderonista.

Salinas tiene experiencia para aconsejar al gobierno de Calderón en materia de violencia criminal en su sexenio: los más de 500 perredistas asesinados por razones políticas, el asesinato de los asesores electorales de Cuauhtémoc Cárdenas, el fortalecimiento de los cárteles de Sinaloa, El Golfo, Juárez y Tijuana, el jefe de la judicial federal en el salinismo Adrián Carrera que cambio impunidad a cambio de revelar cómo protegió al narco, el asesinato de Posadas, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, el alzamiento zapatista y muchos otros.

Aunque las declaraciones de Salinas en Madrid diciéndole al presidente de México qué hacer con las protestas sociales tienen el estilo salinista de los mensajes en clave, el ex presidente podría estarle dando al gobierno de Calderón algún consejo de alta estima: negociar para desmovilizar. Porque ante el alzamiento zapatista que quería derrocar por las armas al gobierno y la solicitud del EZLN de la renuncia del presidente por ilegitimidad derivada del fraude de 1988, Salinas optó por abandonar la línea de violencia armada y envió a Manuel Camacho Solís a negociar con los zapatistas inversiones millonarias pero a cambio de retirar la solicitud de renuncia. Y Camacho cumplió la tarea con éxito, sólo que el asesinato de Colosio impidió la firma del acuerdo de paz.

Salinas enfrentó la presión social con la manifestación masiva por la paz en la ciudad de México días después de la declaratoria de la guerra del EZLN contra el ejército mexicano. Y hoy que el EZLN aparece como uno los estrategas del grupo de decisión de Javier Sicilia, Salinas propone dialogar “con los ciudadanos”. Sólo que Salinas habla hoy de que la marcha de Sicilia es un “reclamo muy serio” de la sociedad, cuando en 1994 el reclamo fue mayor porque una parte de la sociedad apoyó el alzamiento guerrillero zapatista.

El posicionamiento de Salinas tiene que ver también con los señalamientos de que el peso del narcotráfico en México tiene que ver con gobiernos priístas anteriores. Salinas ha respondido que en su sexenio se hizo el mayor decomiso de droga, aunque los datos duros señalan que los cárteles de la droga se fortalecieron en el sexenio salinista. La violencia del narco se advirtió en el asesinato de cardenal Posadas, pero con evidencias de que en el salinismo hubo se dio la relación entre los cárteles colombianos con los mexicanos.

Los cárteles mexicanos de la actualidad provienen de la simiente del cártel de Guadalajara de Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca y Miguel Félix Gallardo. El cartel de Sinaloa nació formalmente en 1989 con el arresto de Félix Gallardo. Dos capos comenzaron su carrera ascendente: Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada; por cierto, El Chapo fue capturado en el Distrito Federal pero compró su libertad al entonces jefe policiaco del DF salinista Santiago Tapia, luego sentenciado justamente por apoyar al narco.

El cártel de Tijuana nació al principio de los ochenta pero creció en el periodo 1989-1993; saltó a la fama con el asesinato del cardenal Posadas, presuntamente por un enfrentamiento en el aeropuerto de Guadalajara entre las bandas de El Chapo y de los Arellano Félix; la reciente declaración ministerial de Benjamín Arellano Félix, antes de ser sorpresivamente extraditado, aportó datos de que el narco fue alentado por autoridades políticas y judiciales del salinismo.

El cártel del Golfo nació en los setenta pero su jefe Osiel Cárdenas fue varias veces arrestado pero también liberado durante el gobierno de Salinas. Su venero proviene de Juan García Abrego. Y el cártel de Juárez también se consolidó en los años del sexenio salinista, sobre todo por sus relaciones con Pablo Escobar Gaviria, el capo de Colombia que fue asesinado en diciembre de 1993. Amado Carrillo creció en esos años.

Dos funcionarios del área de narcotráfico en el salinismo fueron señalados de colaborar con el narco: Jesús Gutiérrez Rebollo y Jorge Carrillo Olea. Los dos fueron parte de la herencia de Salinas a Zedillo y éste cortó por lo sano: encarceló al primero y destituyó al segundo como gobernador de Morelos. Y hay dos casos adicionales: Adrián Carrera fue designado jefe de la judicial federal en 1993 y después fue arrestado porque brindó protección al narco; compró su libertad como testigo protegido. Otro: en 1995 fue apresado en los EU Mario Ruiz Massieu, subprocurador general de la república en 1993-1994, acusado de recibir dinero del narco; en 1999 se informó de su sospechoso suicidio. Carrera y Ruiz Massieu fueron decisiones del procurador salinista Jorge Carpizo McGregor.

En el sexenio salinista los capos de Colombia dejaron de pagar en efectivo la protección de las policías mexicanas y liquidaron ayudas con droga. Ahí se pervirtió el mercado mexicano.

Por lo demás, el reposicionamiento político de Salinas al montarse sobre la marcha de Sicilia aliado al EZLN debe de leerse en el contexto del narcotráfico: el acomodamiento de José Carreño Carlón, vocero salinista antes y ahora y conductor de un programa en Televisa, como gran censor de la prensa al ser designado coordinador del organismo de observación del comportamiento de las políticas editoriales en materia de seguridad. Ese cargo depende de Televisa-TV Azteca en el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia, y es importante ahora que comienza a revisarse la complicidad del poder en sexenios anteriores, entre ellos el de Salinas. Carreño Carlón fue impuesto unilateralmente por las televisoras para acotar la libertad de prensa en la cobertura de temas de inseguridad… y, de paso, cubrirle las espaldas a Salinas.







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