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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

viernes, 22 de julio de 2011

22-Julio-2011, Viernes.

INDICADOR POLITICO




+ Oaxaca: los tres sobres de Cué

+ Crisis, por disputa por el poder



Carlos Ramírez



A Fermín Rosas Rodríguez, jefe de información de

El Debate de Culiacán, y a la memoria de su

hijo Fermín, víctima de la violencia irracional



Cuenta la tradición priísta que todo mandatario federal y estatal llamaba al que iba a ser su sucesor y le entregaba tres sobres con tres consejos:

--Cuando enfrentes una crisis política, abre el primero: “culpa a tu antecesor”; si la crisis persiste, abre el segundo sobre: “cambia tu gabinete”; y si la crisis permanece, abre el tercer sobre: “escribe tus tres sobres”.

Agobiado por los problemas derivados más de una crisis al interior de su coalición, el gobernador oaxaqueño Gabino Cué acaba de abrir su primer sobre para culpar a su antecesor, Ulises Ruiz, de los problemas de Oaxaca. Sin embargo, los conflictos reciclados han estallado por la falta de soluciones ahora y no antes. De ahí que las acusaciones sobre malos manejos financieros contra varias decenas de funcionarios del gobierno anterior sean sólo maniobras de distracción de los problemas inmediatos.

El asunto d fondo radica en los elementos que indican en los hechos el fracaso de la alianza electoral pero a la hora de ejercer el gobierno. Lo grave es que los problemas del gobierno de Cué tienen que ver más con la composición de su alianza y porque la coalición social que lo acurrucó no quiere soluciones políticas sino radicales y la élite de Cué es de ex priístas no rupturistas. A un año de las elecciones y seis meses de gobierno, el gobernador oaxaqueño ha quedado atrapado en una red de intereses de los grupos de ex priístas que acunaron su candidatura, sobre todo la del cacicazgo político del ex gobernador priísta Diódoro Carrasco y hoy refugiado en el PAN, y los insurreccionales del 2006.

Cué tenía la posibilidad de convertir a Oaxaca en un laboratorio político de una verdadera transición a la democracia. Pero su dependencia de tres o cuatro grupos de poder y la mala distribución del poder en su gabinete no hicieron más que potenciar los problemas. En seis meses de gobierno Cué ha desinflado el bono político de las elecciones de julio del año pasado por la falta de decisión para cambiar el régimen de gobierno y el sistema político.

Los problemas en Oaxaca, que no tardarán en llegar al DF, son los mismos de muchos años: la insurrección de la sección 22 de maestros, la lucha política por territorios, la violación de derechos humanos, las guerras fratricidas, la represión a migrantes que transitan por el estado, la falta de un proyecto efectivo de desarrollo, la incapacidad del gobierno estatal para convertir el presupuesto en un detonador de la actividad económica, la falta de un acuerdo de cohesión estatal entre corrientes y grupos y la inexistencia de un proyecto de construcción democrática integral.

Lo grave son las regresiones. Un dato: el nuevo presidente del instituto estatal electoral, Alberto Alonso Criollo, fue impuesto por Cué porque se trataba de un operador de su campaña electoral del 2010. De ahí que la “transición” oaxaqueña no fue sino el mero cambio de un grupo de poder y no una evolución democrática. Cué tomó por asalto el poder electoral para poner un incondicional…, como en los tiempos priístas; por cierto, la semana pasada dispararon contra el auto del consejero presidente.

Los problemas del gobernador Cué responden a una mala distribución del poder: el ex gobernador Carrasco no aportó votos pero es el que ejerce el poder detrás del trono gubernamental; la secretaria de Gobierno, Irma Piñeyro, salió del PRI, fue candidata a gobernadora por el Panal de Elba Esther Gordillo y su cargo constituyó una bofetada a las sección 22 de maestros --adversaria de Gordillo-- que impulsó la inestabilidad que capitalizó la alianza de Cué; los sobrevivientes del Grupo Oaxaca del PRI, que administró el poder desde la caída del gobernador Manuel Zárate Aquino en 1977, se apoderó de Convergencia, pero como partido ha aportado menos del 8% de los votos, aunque hoy alecciona al gabinete sobre cómo funcionar el gobierno.

La sección 22 de maestros sigue chantajeando al gobierno estatal para obtener más beneficios por la vía de las marchas callejeras, los paros y las movilizaciones violentas, sin que haya cambios de enfoque y estrategias políticas en función del grupo al que ayudaron a ganar las elecciones. Cué equivocó la decisión estratégica de poner al frente de la secretaría de gobierno a la representante de los intereses contrarios a los maestros oaxaqueños, lo que llevó a que la 22 de maestros se niegue a negociar con Irma Piñeyro. Al final, la distribución del poder en Oaxaca se dio no entre las organizaciones sociales que desestabilizaron los gobiernos priístas sino a favor los grupos ex priístas que se pasaron a la oposición sin muestras de contrición.

Formado en el PRI, subordinado al ex gobernador Carrasco y refugiado en Convergencia, Cué no supo redistribuir el poder: a partir del escenario del congreso estatal, Convergencia sacó apenas el 7% de los votos, el PRD el 21% y el PAN el 26%, aunque las parcelas del poder estatal privilegiaron primero al ex gobernador Carrasco, Piñeyro y el Panal lograron el 3% de los votos pero se quedaron con el cargo político más importante del gabinete y las demás posiciones no se repartieron con sentido político.

Por tanto, el principal problema en Oaxaca radica en la certeza de que no hubo una transición política sino sólo una alternancia de facciones de un mismo venero político histórico: el PRI. Por ello la reforma política de Cué pasó sin pena ni gloria y no modificó las estructuras de poder. Cué quedó atrapado entre los ex priístas que no quieren modificar la estructura de poder y las organizaciones sociales radicales que exigen un gobierno popular y revolucionario.

De ahí que agobiado por los problemas en su alianza, Cué haya preferido la cacería de brujas contra funcionarios menores del gobierno anterior y esté a punto de abrir su segundo sobre. Cué puede tener voluntad pero carece de decisión de poder para convertir la elección del 2010 en el pivote para instaurar un nuevo régimen. Por eso los panistas oaxaqueños han tomado los hilos de la iniciativa para combatir al anterior gobierno priísta como resorte contra el PRI en el 2012.

(Diario Político 2012 de Carlos Ramírez en www.grupotransicion.com.mx)





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