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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

jueves, 31 de marzo de 2011

Indicador Político

+ Edomex: sin embargo se mueve
+ PRI: la mejor mala decisión

Carlos Ramírez

A pesar de los augurios de cortísimo plazo, el escenario mexiquense se presenta difícil para el PRI, positivo para el PAN e incierto para el PRD. Las candidaturas obedecieron a juegos de poder. Y la carta oculta es el modelo Guerrero: la declinación del PRD o del PAN la víspera de las elecciones para ganarle al PRI.
El PRI enfrenta el hecho de que votación previsible de 2 millones de votos es su techo, no su piso. Y peor aún, sus votos han ido decreciendo en relación a la lista nominal de electores. En la elección de gobernador de 1987 y 1998, el número de votos del PRI fue del 37% del número de votantes inscritos; en la de 1999 y 2005, ésta última del actual gobernador Enrique Peña Nieto, los votos del PRI fueron del 20% de la lista nominal. La tendencia es decreciente porque el PRI no ha captado a los nuevos electores. En cambio, la oposición ha duplicado sus votos/lista nominal en 2005 con respecto a 1981.
La competencia mexiquense comienza con una votación dividida en tres tercios. La polarización en dos candidatos hubiera beneficiado al PRI o al candidato de la coalición. Pero con tres candidatos competitivos, el más afectado podría ser el PRI que de 1993 al 2005 subió su votación en 30%, en tanto que el PAN la subió en 730% y el PRD en 2000%.
El mensaje de las tendencias electorales señala que el PRI ha mantenido casi su mismo volumen de votos, en tanto que el PAN y el PRD conquistaron a los nuevos votantes y a los indecisos. En un escenario de tres candidatos, el PRI tendrá dificultades para mantener su estimado 40% de votos.
De los tres candidatos perfilados --Eruviel Avila por el PRI, Luis Felipe Bravo Mena por el PAN y Alejandro Encinas por el PRD--, el panista es el que tiene mejores posibilidades para repuntar, pues registra una buena ventaja con el apoyo del partido del presidente de la república; en cambio, el priísta será el más observado y acotado por representar, como lo exhibió en su destape, el viejo régimen del acarreo, el confeti y la cargada; y el perredista tendrá que salirse de la dependencia lopezobradorista para posicionarse con buenas posibilidades.
Las elecciones con candidatos aliancistas en Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Guerrero evidenciaron un dato clave: el PRI en esas plazas no sólo mantuvo su votación de la elección anterior de gobernador sino que logró algunos adicionales, pero los candidatos aliancistas sacaron a la población a votar y se quedaron con los nuevos votos, los votos del cambio. En el Estado de México el porcentaje de votación ha sido menor a 50%, pero la intensidad de las campañas y su posicionamiento mediático con el argumento de la transición y el fin de más de ochenta años de gobiernos priístas llevará a más del 50% de votantes a las urnas; y esos nuevos votantes serán mayoritariamente para la oposición.
Otro punto de análisis radica en el proceso de nominación del candidato priísta. Eruviel Avila no era el mejor candidato sino que su designación evitó la deserción a la oposición, aunque mostró fracturas en las élites. Asimismo, el PRI como partido no ha aprendido a ganarse a los nuevos electores porque la conformación de su estructura electoral responde al modelo de los intereses y del toma-daca de beneficios. El estilo político de Avila es del priísmo del acarreo y del PRI que no ha podido conquistar a nuevos electores, en tanto que Bravo Mena y Encinas son muy buenos en el espacio mediático donde se mueven los nuevos votantes.
Entre la elección de gobernador de 1993 con Emilio Chuayffet y la de Enrique Peña Nieto en 2005, el PRI perdió alrededor de 7% de votos, poco más de 100 mil, con una duplicación de la lista nominal de electores, de 5 a 10 millones. Hasta ahora, el PRI se ha defendido con su voto cautivo-leal-duro, pero la oposición se ha ido quedando con los nuevos votantes. La elección de gobernador del próximo julio la van a decidir justamente lo nuevos votantes, el voto útil y los votos cambiantes, todos ellos contra el PRI.
Las campañas también tendrán sus características singulares: el candidato del PRI estará a la defensiva, sin capacidad para ofrecer alguna novedad y dependerá de la estructura corporativa del partido y de la dependencia de Peña Nieto; su única ventaja podría ser el apoyo de la señora Elba Esther Gordillo y los maestros como mapaches electorales, aunque esa alianza ya dañó el espacio político del gobernador Peña Nieto por el efecto adverso que produce el oportunismo político de la dueña del SNTE y del Panal como el partido magisterial, mientras la educación pública se hunde en la mediocridad y las luchas callejeras. Y si Eruviel Avila va a estar atado casi absolutamente al gobernador Peña Nieto, su margen de maniobra será adverso.
La alianza electoral PAN-PRD se frustró por el factor López Obrador y las secuelas, quejas y críticas van a afectar la posición de Encinas, además de su afiliación a los intereses de López Obrador. Encinas está esperanzado en el escándalo que va a armar cuando intenten negarle el registro porque no cumple la exigencia de residencia, pero con ello revelará que carece de autoridad moral y será sólo la estridencia. López Obrador hizo lo mismo en el 2000 y ganó la jefatura de gobierno del DF sólo por el apoyo del presidente Ernesto Zedillo.
Bravo Mena aparece como un candidato sin pasivos, en una entidad con votos panistas a la expectativa. Si el senador Ulises Ramírez y el ex alcalde José Luis Durán Reveles se suman a la campaña y el PAN excluye al hiperactivo diputado Javier Corral, Bravo Mena podría aumentar su competitividad. Como candidato a gobernador en 1993, duplicó la elección panista de seis años antes.
Los datos electorales revelan que en el Estado de México nada hay seguro. Y que el candidato que jale a su favor a los nuevos votantes, a los votantes útiles y a los indecisos, será el que tenga más posibilidades de ganar.


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miércoles, 30 de marzo de 2011

30-Marzo-2011, Miércoles.

INDICADOR POLITICO


+ Edomex: el Waterloo de Ebrard
+ De caudillo a sólo intendente

Carlos Ramírez

La verdadera lucha subterránea en el Estado de México entre Marcelo Ebrard y López Obrador ya se resolvió a favor del tabasqueño. Lo malo fue que la derrota del actual jefe de gobierno del DF dejó al garete la estrategia de las alianzas con el PAN y a los gobernadores aliancistas de Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Guerrero. Además, Ebrard dejó abandonado en el camino al PRD de Los Chuchos.
Y si bien Ebrard también dejó plantado al PAN en el Estado de México y a la estrategia de alianzas con rumbo al 2012, de todos modos el gobierno panista de Calderón saldrá ganando porque es el único que puede capitalizar a los cuatro gobiernos aliancistas con miras a las próximas presidenciales.
La prisa de Ebrard por alzarle la mano al candidato lopezobradorista para el Estado de México, Alejandro Encinas, implicó su traición a la estrategia de las alianzas que había presentado como la única posibilidad para derrotar al PRI en el 2012. Con ese gesto, Ebrard le dio la espalda al PAN y lo dejó colgado de la brocha.
Montado en su forma arrogante de ejercer el poder, Ebrard supuso que podría derrotar a López Obrador en el PRD y en el DF. Su arma secreta era la alianza con el PAN en el Estado de México y un acuerdo político con el PAN para imponer a un ebradista como candidato en el 2012 a la jefatura de gobierno del DF, además de quedarse con el control del PRD a través de Los Chuchos. De dar resultados sus maniobras palaciegas, muy al estilo priísta, Ebrard se erigiría como el siguiente Caudillo perredista.
Sin embargo, la capacidad de maniobra política de López Obrador dejó a Ebrard en el papel de simple intendente político en el DF. Ebrard perdió el PRD cuando Dolores Padierna ganó la secretaría general y el Señor de las Ligas René Bejarano anunció el reposicionamiento de López Obrador en el partido, perdió en el Estado de México cuando Encinas anunció que no sería candidato aliancista con el PAN y perdió el control del DF cuando López Obrador le ganó todas las batallas.
La decisión desesperada de alzarle la mano a Encinas como candidato lopezobradorista para el Estado de México representó la claudicación política de Ebrard a sus batallas ya perdidas, aunque de paso dejó al garete al PAN y al PRD. El PAN decidió de inmediato erigir a Luis Felipe Bravo Mena como su candidato mexiquense y Jesús Zambrano quedó como el huérfano político de la película y obligado a adherirse en el furgón de cola de la candidatura de Encinas.
El regreso de Ebrard al redil lopezobradorista dejó en el abandono político a los gobernadores aliancistas que había apadrinado. La forma en que dejó tirada la alianza en el Estado de México para reconciliarse con López Obrador también liquidó la influencia política del PRD en esos cuatro estados. Ebrard quiso capitalizar esas victorias aliancistas para la conformación de su candidatura presidencial perredista para el 2012. Pero en el PAN aliancista también le perdieron la confianza.
Las aguas perredistas parecieron regresar a su nivel. Ebrard había apostado a una sólida alianza PAN-PRD en el Estado de México como el detonador de su precandidatura presidencial perredista para el 2012, dejando a López Obrador como candidato del PT. Pero el arribo de Padierna y Bejarano a la secretaría general del partido rompió con la precaria base electoral de Ebrard. La oposición inflexible de Padierna a la alianza con el PAN en el Estado de México había fijado el punto de ruptura en el partido provocado por López Obrador. Y Ebrard ya no se la jugó. Prefirió recular y dar por cerrada la etapa de las alianzas.
El problema de Ebrard era que su fuerza dependía de una buena alianza victoriosa en el Estado de México y la alianza sólo tenía posibilidades si el candidato priísta hubiera sido Alfredo del Mazo y Eruviel Avila dando el brinco al PAN-PRD como priísta descontento. La decisión de Peña a favor de Avila evitó la ruptura en el partido y desactivó la potencialidad de la alianza mexiquense. Por eso Ebrard fue uno de los primeros en abandonar el barco cuando vio que todo estaba perdido y por eso de inmediato se aferró al bote de López Obrador a través de Encinas. Pero al postrarse ante el juego de poder del tabasqueño, Ebrard echó por la borda toda una estrategia de alianzas con el PAN, aun cuando ello represente cederle a López Obrador la decisión de designar al candidato perredista a la jefatura de gobierno del DF.
La derrota de Ebrard se visualizó cuando el martes difundió la versión de que el saldo en la elección de la dirección nacional del PRD había sido su victoria. Ahí reventó la alianza mexiquense, sólo que Ebrard ya no quiso parar la consulta del domingo. Al alzarle la mano a Encinas como el candidato del PRD sin el PAN para el Estado de México, Ebrard terminó por arruinar el significado de la alianza: dinero y esfuerzo tirado al caño. Y se fue sin despedirse siquiera.
Lo ocurrido en los últimos diez días también dio al traste con el sueño de Ebrard de ser candidato presidencial del PRD para el 2012. Si acaso, Ebrard podrá ser el operador político de la campaña de López Obrador, llegar a la Secretaría de Gobernación --si gana el tabasqueño-- y luego, como ocurrió en el DF, ser sucesor por dedazo en el 2018. Pero para ello, tendrá que hacer méritos que le permitan recuperar la confianza de López Obrador y aceptar que el verdadero caudillo es y será el tabasqueño.
Traicionado por Ebrard, el PAN tendrá que reenfocar su estrategia 2012, desconfiar de Ebrard y del PRD y buscar la posibilidad de aprovechar la división tripartita de las elecciones en el Estado de México para colocarse por encima de la polarización PRI-PRD y beneficiarse con el voto útil. El PAN tiene más posibilidades de una victoria mexiquense sin el PRD que en alianza. Y tendrá que lidiar en el 2012 sin el PRD de Ebrard.


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martes, 29 de marzo de 2011

29-Marzo-2011, Martes.

INDICADOR POLITICO


+ Consulta Edomex: ganó el PAN
+ PRD: inclinado hacia derecha

Carlos Ramírez

La consulta en el Estado de México para saber si los mexiquenses aceptaban o rechazaban una alianza electoral PAN-PRD fue un fracaso. Así de simple. Las justificaciones van a ser muchas pero los datos revelan que el abstencionismo deslegitimó la alianza.
--La cifra de asistentes parece hechiza: 225 mil votos en 800 casillas, da aproximadamente 281 votantes por casilla. Y los vieron sólo los organizadores.
--El voto por el fue de 170 mil personas, el 0.16% del total del padrón, casi el 9% de los dos millones de votos sumados por el PRD y el PAN en las elecciones del 2009.
--Por tanto, el PAN y el PRD acreditan el éxito de la consulta a la votación de una minoría. Aunque acostumbrados a los giros dialectos, a lo mejor la consulta fue una victoria porque los que no votaron fueron avales pasivos y no votaron por el no explícito. Y lo que no se rechaza…, pues se acepta.
El PAN y el PRD necesitaban un resultado contundente, no tanto para apuntalar la votación de julio sino para enviarle un mensaje político al PRI y sobre todo para convencer a los presuntos aspirantes. Con la escasa presencia en urnas, varios de los aspirantes van a pensar dos veces si aceptan el desafío de una alianza que arrancó con todo en contra, sin candidato y con un PRI cohesionado.
Las consultas han sido coartadas con justificaciones en cada caso. Como organizador de la encuesta del domingo, el presidente de Alianza Cívica, Rogelio Gómez Hermosillo, hizo ayer por la mañana su tour mediático para cantar el éxito de la consulta en base a las cifras contabilizadas. Sin embargo, la semana pasada difundió en el sitio Animal Político un artículo con el recuento de otras consultas y la comparación con la de ayer resulta frustrante:
--El 21 de marzo de 1993, los entonces asambleístas Demetrio Sodi (PRI), Alejandro Rojas (PRI), Amalia García (PRD), Pablo Gómez (PRD), Pablo Jaime Jiménez Barranco (PAN) y Patricia Garduño (PAN) realizaron una consulta para preguntar si los capitalinos querían democracia: asistieron 320 mil ciudadanos, a pesar de que entonces los salinistas Manuel Camacho y Marcelo Ebrard boicotearon la consulta.
--En febrero de 1995, en plena crisis por el alzamiento zapatista en Chiapas, se hizo un plebiscito nacional para frenar la ofensiva gubernamental de Carlos Salinas. Participaron 600 mil personas para apoyar las negociaciones de paz y condenar a Salinas.
--En agosto de 1995, el EZLN hizo su propia consulta para preguntarle a la sociedad si quería que abandonara las armas y votaron más de un millón de personas.
En este contexto, la consulta PAN-PRD en el Estado de México fracasó no sólo por el saldo numérico sino porque realmente no se obtuvo un verdadero beneplácito para la alianza electoral, aunque de todas maneras la alianza ya estaba decidida por los partidos promotores.
En el juego de poder, el PAN es el que más necesita una victoria electoral en el Estado de México, toda vez que el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto es el precandidato mejor posicionado hasta ahora --aunque más en conocimiento y simpatía que en garantía de voto por el PRI-- y el destino final del 2012 depende justamente de frenar al PRI.
El PRD también tiene sus necesidades, entre ellas la consolidación de una victoria para seguir creando la zona de exclusión lopezobradorista y para consolidar al partido como el proyecto de izquierda neoliberal de Marcelo Ebrard. Sin tener motivos sólidos para embarcarse en la aventura mexiquense y arrastrados por Ebrard para pactar con el PAN en el Estado de México a cambio de alianza con el PAN en el DF para el 2012, el PRD de Los Chuchos quedó atrapado en los juegos de poder de Camacho y Ebrard para aliarse con el PAN.
Lo malo para el PAN y el PRD fue que dejaron malas señales sobre sus posibilidades en el Estado de México. Un verdadero éxito mediático con la consulta hubiera podido abrir espacios con un candidato fuerte, pero la lluvia, el destape del priísta Eruviel Avila como aspirante sin competidores y la pésima organización de la consulta llevaron a la situación de que el saldo de la consulta no será factor suficiente para presentar buenas expectativas.
El PAN ganó porque ya jaló al PRD hacia el centro-derecha y alejó a Los Chuchos de cualquier entendimiento con el PRI y con López Obrador. El PRD perdió porque esperaba que el supuesto éxito de la consulta pudiera convencer a Alejandro Encinas a aceptar la candidatura bipartidista y con ello alejarlo de López Obrador. El tabasqueño salió ganando porque exhibió las limitaciones de la alianza y con ello tiene argumentos para reventar la alianza a través de su operadora Dolores Padierna. Y perdió Ebrard porque se distanció de López Obrador y ahora quiere sumarse a la cola de la candidatura de Encinas.
El error de cálculo del PAN y el PRD en el Estado de México fue haber supuesto un escenario similar a Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Guerrero: gobernadores cuestionados, PRI dividido y candidatos de ruptura. Pero en Edomex chamaquearon al PAN y al PRD. Peña Nieto dejó entrever la imposición de Alfredo del Mazo, permitió que Eruviel Avila coqueteara con la oposición, aguantó el destape hasta el final y dejó al PAN-PRD sin candidato priísta.
El PAN calderonista, en el escenario del 2012, fue empujado a replantear su estrategia mexiquense. En PRI no es invencible. Pero el PAN necesita un candidato de sorpresa y una campaña agresiva. El PRI está esperanzado en mantener sus casi 2 millones de votos, pero el PAN puede ganar los nuevos votantes y los indecisos. Y sobre todo, necesita desdramatizar la elección mexiquense y separarla del 2012.


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lunes, 28 de marzo de 2011

28-Marzo-2011, Lunes.

INDICADOR POLITICO


+ Libia: guerra anticrisis de EU
+ Como Bush, apoyar reelección

Carlos Ramírez

Agobiado por la economía que no repunta, sin legitimidad en la ocupación de Afganistán y adelantado por la Unión Europea que había apuntalado a Mu‘ammar al-Qaddafi y ahora bombardea como cargo de conciencia, el presidente Barack Obama decidió participar en los ataques contra el dirigente libio.
Se trata, por cierto, de la repetición del modelo Bush que le permitió la reelección en noviembre de 2004: el aumento en la escalada de violencia en Irak para reactivar la economía y agitar el fantasma del miedo al terrorismo y la invasión a Afganistán para reforzar el fantasma terrorista. La guerra como factor de estímulo económico forma parte del esquema del complejo militar industrial que domina la estructura de poder de los  EU y también como hegemonía política del imperio.
A poco más de dos años de mal administrar la crisis heredada, con programas de emergencia que dispararon el déficit presupuestal a cifras de dos dígitos y con una economía semi estancada y sin repercusión en el desempleo, Obama pareció no encontrar más salida que en la economía de guerra para reactivar el crecimiento y asegurar su reelección.
Sin embargo, la economía de guerra suele también ser un factor perturbador en el escenario geopolítico. Obama heredó el retiro de la invasión a Irak y la ocupación de Afganistán, pero sin haber logrado los objetivos de derrota del terrorismo y de instauración de una democracia estadunidense. La participación de los EU en los bombardeos a Libia sería la primera guerra de intervención acreditada a Obama, después de haber recibido el premio nobel de la paz y de haber justificado en el discurso de recepción el concepto de la “guerra justa”. En Libia se quiere norteamericanizar la política.
Se trata del mismo modelo imperial. El presidente George Bush padre, que acaba de recibir la “Medalla de la Libertad” de manos de Obama, organizó la invasión a Panamá en 1989 con el concepto de “Operación Causa Justa” para derrocar y arrestar al jefe de Estado Manuel Antonio Noriega, a quien paradójicamente Bush padre había reclutado como agente de la CIA cuando dirigió la agencia en 1976. Y fue también Bush padre el que desarrolló la Guerra del Golfo “Tormenta en el Desierto” en 1991 invadiendo Irak para obligar a Saddam Hussein a salirse de Kuwait en una disputa por el petróleo.
Libia como la primera guerra de Obama careció de una reflexión política justificatoria, por más que el país estuviera gobernado por el puño fuerte de un dictador. Pero la geopolítica tiene sus momentos: en julio de 2009, Obama saludó de mano a al-Qaddafi en la reunión del Grupo de los 8 en L'Aquila, Italia. Por razones de investidura, no cualquier jefe de Estado puede saludar al líder de la primera potencia del mundo. Por tanto, el saludo fue un acercamiento político de Obama a al-Qaddafi, con el detalle de que el saludo de mano tuvo un gesto masón que causó intrigas en el mundo. Fue un encuentro de agradecimiento de Obama a al-Qaddafi por su papel de contención al grupo terrorista de Al-Qaeda.
Si bien los ataques contra Libia tendrán efectos económicos en la menguada economía de los EU, también registrarán repercusiones que hasta ahora no han sido analizadas: aumento del terrorismo, la radicalización de Irán y sus aliados, las bajas militares inevitables, la descomposición del precario equilibrio geopolítico en el medio oriente, la inestabilidad en Arabia Saudita como el principal aliado y gendarme de Washington en la zona y los efectos de alza en el petróleo por la desestabilización política y social en países de la franja petrolera.
La advertencia del poder del complejo militar-industrial fue hecha por el presidente Eisenhower en 1960. Su advertencia fue una maldición:
“Hasta el último de nuestros conflictos mundiales, los Estados Unidos no tenían industria armamentista. Los fabricantes norteamericanos de arados podían, con tiempo y según necesidad, fabricar también espadas. Pero ahora ya no nos podemos arriesgar a una improvisación de emergencia de la defensa nacional; nos hemos visto obligados a crear una industria de armamentos permanente, de grandes proporciones. Añadido a esto, tres millones y medio de hombres y mujeres están directamente implicados en el sistema de defensa. Gastamos anualmente en seguridad militar más que los ingresos netos de todas las empresas de Estados Unidos.
“Esta conjunción de un inmenso sistema militar y una gran industria armamentística es algo nuevo para la experiencia norteamericana. Su influencia total --económica, política, incluso espiritual-- es palpable en cada ciudad, cada parlamento estatal, cada departamento del gobierno federal. Reconocemos la necesidad imperativa de esta nueva evolución de las cosas. Pero debemos estar bien seguros de que comprendemos sus graves consecuencias. Nuestros esfuerzos, nuestros recursos y nuestros trabajos están implicados en ella; también la estructura misma de nuestra sociedad.
“En los consejos de gobierno, debemos estar alerta contra el desarrollo de influencias indebidas, sean buscadas o no, del complejo militar-industrial. Existe y existirán circunstancias que harán posible que surjan poderes en lugares indebidos, con efectos desastrosos.”
Obama se erige como un presidente imperial, bendecido con el premio nobel de la paz. Lo dijo con claridad al recibir el premio en diciembre de 2009: “afronto el mundo como es y no puedo permanecer sin hacer nada frente a las amenazas al pueblo estadounidense. Hablemos claro: el mal existe en el mundo. (…) Decir que la fuerza a veces es necesaria, no es un llamado al cinismo, es un reconocimiento a la historia; las imperfecciones del hombre y los límites de la razón”.
Más que Kant del orden jurídico para la paz perpetua, Obama se descubrió en Libia como Orwell: “la guerra es la paz”. O una réplica de los Bush bélicos. Y todo para defender solamente los intereses de los EU.


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viernes, 25 de marzo de 2011

25-Marzo-2011, Viernes.

INDICADOR POLITICO


+ Edomex: los límites del PRI
+ Switchers e indecisos, clave

Carlos Ramírez

A partir de la decisión del PRI de que Enrique Peña Nieto será el candidato presidencial gane o pierda la elección de gobernador del Estado de México, la votación mexiquense de julio próximo de todos modos aportará elementos importantes para el 2012 y mostrará un cambio en el votante.
Las razones de preocupación del gobernador Peña Nieto son suficientemente sólidas como para introducir incertidumbre:
1.- El PRI mexiquense llegó a su techo electoral: de 1.1 millones (82.6%) de votos para gobernador en 1981 a 1.8 millones (47.6%) en el 2005 (votación de Peña Nieto), con el pico de 1.9 millones (62.3%) en 1993 con Emilio Chuayffet. El PRI tiene seguro su voto duro, pero con tendencia a la baja con respecto al aumento de electores cada seis años. Es decir, el porcentaje de votos por el PRI ha estado determinado por el bajo volumen de votos de la oposición.
2.- La oposición panista aumentó de 110 mil votos en 1981, a casi un millón en 2005. En 1999, la elección de Arturo Montiel, el PAN logró un millón 150 mil votos con la candidatura de José Luis Durán Reveles. En el 2005 bajó por la mala candidatura de Rubén Mendoza Ayala se mantuvo en un millón 140 mil votos. A pesar del saldo de Chuayffet en 1993, el candidato Luis Felipe Bravo Mena logró 557 mil votos.
3.- La oposición perredista también ha ido también en ascenso. En 1981 participó todavía como Partido Comunista Mexicano y alcanzó 43 mil votos, el 3.1%, contra los 1.1 millones de Alfredo del Mazo y su 82.4%. Pero en 1999 el PRD subió a 710 mil votos en 1999 y a 918 mil en 2005 con Yeidkol Polevnsky como candidata.
4.- La alianza PAN-PRD para el gobierno del Estado de México en próximo julio se basa en el hecho de que el PRI tiene un techo estancado menor a 2 millones en elecciones de gobernador y la oposición casi un millón cada uno, en un escenario de veinte años pero con la duplicación del padrón. Es decir, los nuevos votantes se fueron a la oposición. La estrategia de la alianza PAN-PRD se basa en la movilidad del votante: los schwiters o votantes que cambian, los indecisos que siempre encuentran alicientes en coaliciones y el voto útil que cada día es mayor. En 17 años el PRI no ha crecido en nuevos votos; al contrario, ha perdido ante el crecimiento de los votantes. La lista nominal de electoral para las elecciones de julio de 2011 aumentó en un millón 443 mil 300 votos con respecto al de 2005, factor que puede inclinar la balanza a favor de la oposición.
5.- Las características de las candidaturas aliancistas exitosas en Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Guerrero han sino muy precisas: ruptura en el PRI con precandidatos enojados, candidatura aliancista en un priísta, deterioro de la imagen del gobernador saliente, gobernadores salientes envueltos en un escándalo de interés nacional, precampaña en el PRI marcada por las rupturas y estímulos de cambio político para el votante.
6.- La candidatura priísta mexiquense representará una ruptura en las características anteriores de continuidad de un grupo en el poder. El Grupo Atlacomulco ya no pondrá gobernador.
7.- Los precandidatos priístas no responden a la doctrina de grupo sino a su dependencia de Peña Nieto. Alfredo del Mazo nació en Toluca y gobierna Huixquilican, Eruviel Avila viene de Xalostoc y gobierna Ecatepec, Ernesto Nemer es del Valle y Luis Videgaray nació en el DF y se avecindó en el estado de México. Ninguno cumple con los requisitos del Grupo Atlacomulco. El requisito de parentesco --que tuvo Peña con Montiel-- sólo lo cumple Alfredo del Mazo.
8.- En la competencia existen sólo dos corrientes: la priísta de Eruviel Avila forjada en la militancia de partido y los formados alrededor del gobernador Peña Nieto. Es decir, las opciones de candidato de partido o de grupo en el poder. Eruviel recuperó el municipio de Ecatepec, el más grande, que estaba en manos del PRD, con 282 mil votos, el 50.10% del total. La candidata del PRD logró 140 mil votos, el 25%.
9.- Una encuesta entre priístas de la empresa Prospecta Consulting contratada por el Grupo Editorial Transición e Indicador Político arrojó a mediados de febrero un cuádruple empate técnico, con variaciones entre cuatro aspirantes iguales al margen de error: Del Mazo en primer lugar, Nemer en segundo, Videgaray en tercero y Avila en cuarto. Por tanto, la decisión del gobernador Peña Nieto estará más apretada de lo esperado, porque entonces el factor determinante no será una ventaja en la tendencia sino una decisión personal.
10.- Otra encuesta de la misma empresa realizada a mediados de marzo concluyó que los mexiquenses no están convencidos de las alianzas y que, en la lógica de las candidaturas aliancistas en otros estados de la república, el voto del electorado se da en función del candidato y no del partido o partidos. Los candidatos aliancistas que ganaron se habían forjado una figura de ruptura con el gobierno saliente, a pesar de su participación en el pasado dentro del PRI.
11.- En la encuesta se revela que están en contra de la alianza mexiquense PAN-PRD el 65.8% de ciudadanos en general, el 61.5% de panistas y el 56.9% de perredistas. Asimismo, el 69.9% contestó que vota por el candidato, el 25.5% por una alianza y el 5.6% no sabe aún por quién votar. Aquí queda el dato de que la presunta alianza PAN-PRD para el Estado de México debe escoger con cuidado al candidato.
12.- La victoria del PRI en las pasadas elecciones de gobernador ha dependido de una votación real menor al 45% del electorado. Las victorias aliancistas han logrado participaciones electorales al 55%. En Oaxaca y Puebla, por ejemplo, el PRI subió votos en relación a la elección anterior, pero la alianza PAN-PRD logró sacar a nuevos votantes y éstos decidieron la elección. Sin nuevos votos, el PRI perderá, con todo y el jalón de Peña Nieto.


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jueves, 24 de marzo de 2011

24-Marzo-2011, Jueves.

INDICADOR POLITICO


+ Obama a FCH: Casa Blanca dice
+ El último berrinche de Pascual

Carlos Ramírez

El raspón del presidente Barack Obama al presidente Felipe Calderón por la “frustración” mexicana en la lucha contra el narco revela cuando menos tres cosas en la relación bilateral:
1.- La presión de la comunidad diplomática, de inteligencia y de seguridad nacional sobre Obama para evitar la percepción de que México reventó a un embajador estadunidense. El comentario de Obama impuso los intereses hegemónicos de los EU.
2.- La decisión de la Casa Blanca de seguir viendo a México como un subordinado y no como un socio. Luego de elogiar no hace mucho la valentía Calderón, Obama rebajó la lucha contra el narco a un asunto de malos humores.
3.- El informe privado que envió Pascual a la Casa Blanca acreditando las presiones de Calderón a aspectos de vida íntima del embajador auto renunciado pero sobre todo porque su renuncia afectó la calidad diplomática de Pascual.
Si el incidente demostró que los estadunidenses también son delicados jarritos de Tlaquepaque que se rompen a la primera sacudida y que Obama tiene sus momentos de males humores, asimismo dejó claro que en la Casa Blanca existen dos vertientes para la toma de decisiones: la personal de Obama y la del aparato de poder de la comunidad política y de seguridad nacional.
No sería nada nuevo. En 1979 el presidente Carter se reunió en México con el presidente López Portillo para hablar en torno al petróleo. En las conversaciones privadas Carter aceptó las exigencias mexicanas. Pero en su discurso oficial del día siguiente se echó para atrás. López Portillo le reclamó en la comida de despedida que lo hubiera “dejado colgado de la brocha” con el oleoducto; Carter le respondió que él estaba de acuerdo con México pero “Casa Blanca dice”, y Casa Blanca dijo que los intereses estratégicos de los EU estaban por encima de los criterios personales del presidente estadunidense.
Si hace poco Obama había apoyado a Calderón por la lucha contra el narco y había avalado el avance en la liquidación de los cárteles, la afirmación sobre la “cierta frustración” de Calderón por el “fortalecimiento” de las bandas narcos se localiza en el espacio político y geoestratégico de “Casa Blanca dice”. El embajador Pascual hizo llegar a Washington su versión de los hechos que llevaron a su renuncia y, como es obvio, culpó a México de las presiones a asuntos de vida personal. Pascual trata de salvar su calidad diplomática provocando ataques de la Casa Blanca al presidente de México.
El trasfondo del sobresalto en las relaciones EU-México por el caso del embajador Carlos Pascual no tiene que ver con el saldo mexicano en la lucha contra el narcotráfico y la pasividad --con visos de complicidad-- de los EU contra los vendedores de droga al menudeo en las principales ciudades estadunidenses sino que se asiste a la redefinición de las relaciones diplomáticas: la Casa Blanca insiste en ver a México a un subordinado como en los tiempos priístas y el México de la alternancia quiere que lo vean como un socio en condición de par.
La Casa Blanca decidió acuerpar al embajador Carlos Pascual, a pesar de haber fallado en sus reportes diplomáticos, como quedó exhibido en los cables difundidos por Wikileaks. Pero también hay que considerar el hecho de que Obama encara al presidente Calderón para mandar el mensaje de que el caso mexicano fue especial y que los EU no permitirán que los mandatarios de los países exhibidos por Wikileaks vayan a comenzar a pedir la sustitución de los embajadores estadunidenses por bocones.
Lo malo para Obama es que utilizó el estilo Bush para proteger a su fracasado embajador Pascual. Pero dejó en claro que la estructura de toma de decisiones estratégicas en la relación bilateral ya no funcionará a nivel personal sino que estará determinada por el aparato de poder de la Casa Blanca y sus intereses de dominación imperial.
Lo lamentable es que Obama y la Casa Blanca ignoren el saldo real --no el manipulado para complacer a Pascual-- de la lucha contra el narcotráfico en México. De acuerdo con información oficial de la presidencia mexicana, 21 de los 37 capos más buscados han sido detenidos o muertos en acción, descabezando la estructura básica de los cárteles. La violencia criminal ha sido la respuesta de las mafias ante la ofensiva y el papel destacado del ejército mexicano en la lucha contra el crimen organizado, a pesar de las insidias del embajador Pascual y sus frustrados intentos de meter a México al ejército estadunidense y al Departamento de Defensa y a la mezquindad de la Casa Blanca en los fondos regateados del Plan Mérida.
Datos de la Secretaría de la Defensa Nacional de México, de diciembre de 2006 a marzo de 2011, son contundentes del saldo real de la lucha contra el narco, que desmienten los informes de Pascual a Obama:
30 mil 600 delincuentes detenidos, casi 80 mil armas --procedentes de los EU-- decomisadas, casi 3 mil toneladas de marihuana destruidas, casi 20 toneladas de cocaína capturadas, 13.5 millones de pastillas sicotrópicas recogidas, 3 mil 100 pistas clandestinas de aterrizaje destruidas, 457 laboratorios clandestinos cerrados.
Detrás de la queja de Obama se localiza el enojo del embajador Pascual por las críticas de Calderón, el fracaso en los EU de la Operación Rápido y Furioso que permitió el ingreso de miles de armas a México, la caída de Pascual por las revelaciones de Wikileaks, las críticas a Pascual en medios mexicanos que irritaron en Washington, el fracaso de la relación bilateral EU-México, el enojo de la Casa Blanca por el control de cárteles mexicanos del mercado al menudeo en las principales ciudades de los EU, la falta de resultados concretos de la estrategia estadunidense contra las drogas y las evidencias de corrupción en la frontera pero del lado norteamericano por el contrabando de droga que se distribuye por carreteras y ferrocarril desde Texas.


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miércoles, 23 de marzo de 2011

23-Marzo-2011, Miércoles.

INDICADOR POLITICO


+ PRD: entre el PAN y Bejarano
+ Sigue proletariado sin cabeza

Carlos Ramírez

Con una licencia más poética que política, el PRD volvió a confirmarse como el “partido de izquierda”. Sin embargo, la elección de la nueva directiva evidenció a un PRD atrapado en la telaraña de intereses que nada tienen que ver con la verdadera ideología de izquierda.
Las principales alianzas del PRD quedaron bastante claras:
1.- Con el PAN, porque la dirección de Jesús Zambrano se votó sólo por la urgencia coyuntural de la alianza electoral en el Estado de México, sin presentar los puntos concretos de un “programa de gobierno común”. Aunque PAN y PRD han negado más de tres veces una alianza para el 2012, quedan los indicios de operaciones políticas para un acuerdo entre ambos en el 2012 para apoyar al PRD en el DF de López Obrador y apuntalar al PAN en el 2012 y evitar el regreso del PRI. En el PRD se afina el modelo Guerrero: declinación, igual a la que hizo Marcelo Ebrard en el 2000 para dejarle el camino libre a López Obrador rumbo al GDF.
2.- Con la ideología conservadora. Si se revisan bien los espacios políticos de la alianza, el PAN se corrió de la derecha al centro y con ello amplió su base política de votos y su legitimidad ideológica. En cambio, el PRD pasó de una izquierda neopopulista y asistencialista presupuestal a la derecha porque no encontró agarraderas en el centro.
3.- Con lo que representa moralmente el regreso formal de René Bejarano al PRD, sin haber aclarado su papel en el video en el que recibió bolsas de dinero de parte del empresario Carlos Ahumada Kurtz. López Obrador encarceló a Ahumada y facilitó la libertad de Bejarano. ¿La razón? Bejarano confesó en televisión que López Obrador estaba enterado de la recolección de dinero en efectivo para pagar actividades políticas sin vigilancia fiscal. Hoy Bejarano es el poder detrás de la nueva secretaria general, Dolores Padierna. Ahí fijó el PRD una parte de su definición política.
4.- Con el sector salinista de Marcelo Ebrard, quien jugó a la grilla presentando la propuesta del diputado Ríos Piter --un tecnócrata formado en Hacienda con José Angel Gurría y luego como subsecretario de la Reforma Agraria en el sexenio de Fox-- sólo para consolidar la posición de Padierna. Ebrard fue el responsable político de la alianza contra-natura entre los Chuchos con Zambrano y los lopezobradoristas con Padierna. Al final, Ebrard no pudo apropiarse del PRD pero quedó como el Caudillo en ciernes.
5.- Con la coyuntura política y por tanto alejándose cada día más de la coherencia política e ideológica. El PRD nació contra Salinas, a favor del modelo cardenista de Revolución Mexicana y con la alianza ideológica con el Partido Comunista Mexicano y otros grupos importantes de la izquierda socialista. La votación por la nueva dirección del PRD se hizo sólo para la alianza con el PAN y sin ninguna afirmación ideológica. En este contexto está el significado de Padierna: el lumpenproletariado capitalino, las masas amorfas acarreadas y el radicalismo antisistema, ninguna de las cuales con capacidad suficiente para modificar el rumbo del modelo neoliberal. Las tres nuevas fuerzas del PRD quedaron definidas: el salinismo con Ebrard, el panismo con Zambrano y el lumpen con Padierna.
La elección de la nueva dirección política del PRD confirmó la percepción de que el partido llegó a su fin histórico. La alianza con el PAN y la ausencia de una ideología de izquierda terminaron el ciclo perredista. El largo y sinuoso camino de la izquierda radical comenzó con la guerrilla armada --Zambrano fue miembro de una facción de la Liga Comunista 23 de Septiembre y participó en el grupo radical violento de Los Enfermos de la Universidad Autónoma de Sinaloa-- y está terminando en una alianza con el PAN.
Y si bien el PRD está eludiendo el diseño de un “programa de gobierno común” con el PAN para la candidatura aliancista en el Estado de México porque implicaría la definición de una agenda político-ideológica conjunta y con el riesgo ya percibido de que las ideologías de los dos partidos son excluyentes, de todos modos el PRD es el que más pierde en las alianzas por la capacidad de gestión política del PAN al amparo del gobierno panista de Calderón, como ya se ha visto en los gobiernos aliancistas. La presidencia de Zambrano redefinirá el rumbo ideológico del PRD, alejado ya de Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador y en función del juego de poder de Ebrard y el PAN calderonista.
En el mismo espacio político, el PRD quedará marcado por el regreso de René Bejarano al partido, luego de las evidencias de corrupción política al recibir dinero del empresario Ahumada y ofrecer posiciones políticas para la realización de negocios. El Bejarano de las ligas se apareció el pasado fin de semana como la metáfora del PRD de los Chuchos. Y se trata del Bejarano que continúa como el principal operador político de López Obrador, el encargado de las maniobras, las intrigas y los acarreos, el traficante de beneficios presupuestales para grupos lumpen en la ciudad de México.
El PRD que nació de la fusión de la Corriente Democrática del PRD y su bandera de rescate del cardenismo de la Revolución Mexicana y del Partido Comunista de ideología de izquierda ha llegado a su fin histórico. Hoy los símbolos de la izquierda son el neopopulista López Obrador, el salinista Ebrard y las ligas de Bejarano. El PRD se ha olvidado de los sindicatos como instrumentos de modificación de las relaciones de poder. Lo escribió José Revueltas en 1958: el verdadero espacio de lucha entre la derecha, el oportunismo y la izquierda se localiza no en la “concurrencia política” de tipo electoral sino en la “concurrencia económica”, es decir: productiva. Pero hoy los sindicatos simpatizantes del PRD son una mala copia del PRI.
El PRD ha muerto e incuba el nacimiento del panrredé.


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martes, 22 de marzo de 2011

22-marzo-2011, Martes.

INDICADOR POLITICO


+ EU: fin de los proconsulados
+ O la cojera del pato Pascual

Carlos Ramírez

A la Lobis, felices 24
El sentimiento anti Felipe Calderón ha opacado el significado político de la renuncia del embajador estadunidense Carlos Pascual por lo que pudiera considerarse, en el lenguaje diplomático, el retiro del beneplácito mexicano. El asunto va más allá de reacciones anímicas y se localiza en el escenario de la reconfiguración del viejo sistema político priísta.
La embajada de los Estados Unidos en México ha sido, históricamente, un proconsulado, uno de los instrumentos de gobierno durante los años del sistema priísta. Más aún, la embajada era conocida como de los sectores invisibles de la estructura de poder priísta y conformaba, por ello, parte del sistema político. Los embajadores no eran diplomáticos sino encargados de las relaciones de poder de la Casa Blanca en México.
Las quejas del presidente Calderón sobre el funcionamiento del embajador Pascual llevaron a su renuncia. Pero detrás de ese árbol se localiza el bosque de las relaciones bilaterales. La embajada ya no podrá ser la misma de antes: el espacio de intervencionismo imperial; la salida de Pascual inutilizó a la embajada como el instrumento de dominación política estadunidense; además, terminó con el ciclo priísta de tolerancia con el activismo nacional de los embajadores norteamericanos. Ahora la relación bilateral tendrá que ser directamente con el Departamento de Estado, no con los intendentes; ahora sí habrá una relación bilateral especial.
El embajador Pascual, en realidad, no era malo; cumplió sus tareas con discreción y eficacia. Pero cometió un error político y quedó atrapado en un incidente internacional. El error fue su relación personal con la hija de un alto dirigente priísta, lo que le hizo perder la confianza del gobierno panista. Y México fue uno de los países que no se aguantó el efecto de la revelación de los cables de Wikileaks y sus quejas debilitaron a inutilizaron el papel de Pascual como embajador. Luego de los cables, Pascual ofrecía la imagen simbólica bastante conocida en los Estados Unidos de un “pato cojo” --lame duck en inglés--, como se denomina a los presidentes estadunidenses al final de sus gobiernos por la carencia de poder. La última aparición de Pascual fue al lado del alcalde de Ciudad Juárez, cuando en el DF se inauguraba la convención de la American Chamber con la presencia de Calderón.
Más allá del sólo enojo entendible del presidente mexicano por las frases de Pascual en los cables de Wikileaks, la decisión de Obama --en contra de la opinión de su ineficazmente bélica secretaria de Estado, Hillary Clinton-- le dio un giro histórico al papel arrogante de los embajadores. De ahora en adelante la embajada de los EU dejará de ser un espacio de poder político nacional y tendrá que someterse a las nuevas reglas del juego.
La embajada jugó papeles intervencionistas en momentos precisos. El embajador Henry Lane Wilson se alió a Victoriano Huerta en el golpe de Estado contra el presidente Francisco I. Madero, el  embajador Dwight W. Morrow asesoró al presidente Plutarco Elías Calles en los conflictos religiosos y avaló la idea de fundar el Partido Nacional Revolucionario y el embajador John Gavin promovió la alianza PAN-empresarios-iglesia-EU en el gobierno de De la Madrid para impulsar la alternancia panista en la presidencia de la república.
Pascual arribó con la aureola de académico especializado en Estados fallidos. Sin embargo, su función no era la de provocar la desestabilización ---como Gavin y sus alianzas con la CIA de Ronald Reagan-- ni la de estabilizar México, sino representar la nueva diplomacia del presidente Obama. Sin embargo, Pascual cayó en la telaraña del sistema político mexicano, no logró entender el funcionamiento del poder político y se quedó en la superficie del problema del narcotráfico bilateral. Y lo peor de todo y a pesar de su destacada formación académica, no llegó a comprender el proceso de alternancia partidista en la presidencia de la república.
Discreto, formal, educado, Pascual no hizo más que lo realizado por sus antecesores. Los cables de información  de la situación mexicana enviados a Washington repitieron lo que hicieron embajadores anteriores: captar información en charlas de café y columnas políticas, darles una redacción especial en función de lo que quería transmitir y calificar comportamientos políticos mexicanos. Sólo que los cables de Pascual fueron revelados por Wikileaks. De todos los mandataros y países afectados por el chismerío de los comunicados de las embajadas, Calderón fue el único que se quejó con Obama.
El principal error de apreciación de Pascual fue tergiversar el funcionamiento del ejército mexicano y promover la división entre el ejército y la marina. La razón no fue otra que la decisión política de Washington --los departamentos de Estado, Seguridad Interior y Defensa y la CIA-- de debilitar a la Secretaría de la Defensa Nacional de México por su negativa a someterse a los dictados de Washington. Pascual mal informó sobre la inexistente división entre militares y marinos mexicanos. Su propósito era abrir a golpes las puertas cerradas de la Sedena.
Todos los embajadores estadunidenses en México han mal informado a Washington, todos han manipulado las informaciones recogidas en charlas de café y columnas políticas y todos han querido interpretar la realidad mexicana. Sólo que a Pascual le ventilaron públicamente sus comentarios, no supo mover los resortes diplomáticos para controlar daños y tampoco entendió la lógica de la alternancia. Las viejas complicidades existentes durante los gobiernos priístas dejaron de existir en el panismo.
La victoria política y diplomática de Calderón y México ha sido regateada por un espacio de análisis político dominado también por las pasiones. Pero la embajada de los EU en México ya no es el proconsulado del imperio.


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viernes, 18 de marzo de 2011

18-Marzo-2011, Viernes.

INDICADOR POLITICO


+ La sabiduría del tapadismo
+ Sistema político aún cerrado

Carlos Ramírez

Uno de los mecanismos del viejo sistema político priísta aún vigente en el PAN y en el PRD ha sido el de la designación de candidatos a altos cargos de gobierno, sobre todo estatales y presidenciales. El paso de candidatos tapados a precandidatos visibles se ha convertido en un punto de fractura en los partidos porque carecen de instancias y experiencias realmente democráticas.
El tapadismo formaba parte de los juegos de espejos del sistema priísta autoritario y cerrado y le permitía al partido eludir los riesgos de la democracia. La estructura autoritaria piramidal del PRI dependía del juego del tapado operado por la figura presidencial. El único camino para terminar con los dramas políticos en las designaciones de candidatos es el de elecciones primarias, pero se trata de un paso democrático que ningún partido quiere dar porque se terminaría con las oligarquías dirigentes.
Hoy los partidos no saben cómo lidiar con las designaciones de candidatos. En la presidencia panista de la república se acudió al predestape de diez aspirantes y con ello se alimentaron las divisiones políticas. En el PRI se han dado cuenta de que carecen de cuadros y la lista se ha reducido a dos --Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones-- aunque con un  partido con los dados cargados a favor del mexiquense. Y en el PRD también la lista se reduce a dos --López Obrador y Marcelo Ebrard-- pero en medio de una lucha por el control del cacicazgo perredista nacional y capitalino. Los tres partidos entraron en una fase de debilidad interna por la impericia en el manejo de los tapados destapados.
El problema de las designaciones de candidatos radica en el hecho de que exista una fuerza superior con capacidad de decisión: en el PAN va a decidir el presidente Calderón, aunque en medio de jaloneos políticos que pudieran ser determinantes. Pero en el PRD y en el PRI no existe el Dedo de Oro --como le llamó el escritor Guillermo Sheridan en una novela paródica sobre los juegos palaciegos del PRI-- y por tanto los problemas se multiplican en función de las tribus internas.
Las listas de aspirantes siempre crean una estela de humo que facilita la decisión ya asumida. Echeverría enlistó a seis pero siempre supo quién sería su selección. López Portillo llegó con dos pero con la decisión de continuidad tecnocrática en la cartera. De la Madrid puso a competir a seis pero sólo para darle espacio político a Salinas. Salinas abrió un poco el juego pero para desinflar a Camacho porque ya había decidido por Colosio. Zedillo quiso poner candidato pero el PRI le cerró las puertas y por eso decidió abandonar al partido.
Fox quiso poner candidato al viejo estilo priísta, pero se encontró que Calderón le había arrebatado el partido en el nivel de consejeros nacionales. Hoy Calderón enfrenta el problema grave de tener la capacidad de decisión para poner candidato, pero en un partido no tan verticalista ni piramidal como el PRI.
El problema de Calderón no radica en poner candidato sino en seleccionar el método de designación. El futurismo perredista y priísta, con dos precandidatos ya posicionados y en campaña abierta --López Obrador y Enrique Peña-- lo orilló a abrir su juego con una lista de diez aspirantes, pero en un escenario de juego al estilo priísta fuera de control. Una lista tan amplia pudiera permitirle al presidente Calderón ocultar a su candidato, pero con un desgaste del propio juego sucesorio entre algunos que creen tener posibilidades.
En el juego de las sucesiones, la clave la tenía el presidencialismo priísta en el presidente del partido. Los dirigentes del PRI se sometieron al juego palaciego del poder. Del tapadismo absoluto del priísmo político se pasó al tapadismo de precandidatos perfilados. Ahora el presidente Calderón enfrenta el primer desafío de un juego político abierto, aún no democrático pero sin el control autoritario de los hilos del poder como en el pasado.
El viejo régimen priísta tenía el control absoluto de cuando menos tres hilos decisivos de poder en el juego de las sucesiones presidenciales: el PRI, los medios de comunicación y la oposición. Hoy el PAN como partido en el poder se resiste a ser manejado como el PRI, los medios se han convertido en protagonistas de las sucesiones y la oposición ya probó las mieles de la alternancia partidista en la presidencia de la república.
En el juego sucesorio priísta las listas eran parte de las apariencias: los grupos de seis se dividían en una competencia efectiva entre dos, un tercero como factor de equilibrio y tres como paleros políticos. El presidente en turno de la república deslizaba preferencias. Al final, la lista real era de dos, el valido y el que le servía como cuña al Dedo de Oro.
El predestape de diez aspirantes presidenciales en el PAN ha metido al partido en una fase de confusión. Y con un presidente del partido sin liderazgo partidista, el proceso de sucesión presidencial en el panismo ha entrado en una bajada con curvas peligrosas, sobre todo porque la inexistencia de una lista de aspirantes panistas había llevado la observación crítica y el desgaste de los precandidatos del PRI y del PRD. La difusión de una lista de diez aspirantes panistas le ha significado un respiro a los suspirantes conocidos de la oposición y orientado las baterías de la crítica a la lista panista.
Una carrera de largo aliento --año y medio a las elecciones y un año al registro de candidaturas-- siempre desgasta más al partido en el poder que a la oposición. Y lo más grave es que el predestape de los candidatos pone a esos funcionarios del gabinete calderonista y a algún despistado gobernador ante la observación agresiva por parte de los medios y de la propia clase política. A menos, claro, que Calderón esté jugando su propio juego y el candidato panista a la presidencia no esté en la lista de diez y el país regrese, con nueva picardía, al juego del tapado.


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