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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

viernes, 27 de abril de 2012

27-Abril-2012, Viernes.


INDICADOR POLITICO




+ Francia: crisis ayuda a derecha

+ Alponte: votos, ira de los pueblos



Carlos Ramírez



A pesar del efecto geoestratégico en el mundo, la elección de la primera vuelta francesa fue desdeñada por la sociedad y las élites mexicanas. Pero las votaciones fueron un ejemplo, como en España, de las elecciones como escenario de la ira de los pueblos afectados por la crisis.

Por su importancia, Indicador Político reproduce el comentario del profesor Juan María Alponte, sin duda una de las mentes más lúcidas para la interpretación de la geopolítica, publicado en su sitio http://juanmariaalponte.blogspot.mx/.

Como de costumbre, enarbolando la tradicional y lamentable tradición de “qué bien se vive de espaldas al mundo”, las noticias de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia han sido enterradas en las páginas interiores de nuestros periódicos. Se siente, a la vez, un gran rubor y, al tiempo, una prueba de arcaísmo nacionalista paralizante y reaccionario.

Se trataba de una elección, en el seno de la crisis del euro y del mundo, en la segunda economía europea, cuyo presidente, Nicolás Sarkozy, había vivido, en los últimos meses, una alianza global con la Alemania de Ángela Merkel que había tomado las riendas de las decisiones en la Europa del euro. Esa decisión histórica --un “matrimonio morganático”-- no impidió que Francia perdiera la “triple A” y que, por tanto, el país pasara de la “primera división económica a la segunda”.

Ello a unos meses --el 13 de enero-- de las elecciones en su primera vuelta. Le Monde, en su editorial, no dudó en señalar, el día 15, que se trataba de “un verdadero electrochoque político” sin ser, necesariamente --la pérdida de las tres “A”-- una catástrofe económica. Era un dato que pesaría sobre las elecciones. El candidato del Partido Socialista, Francois Hollande, se apresuró a decir, inmediatamente, que la decisión adoptada por las tres Agencias mundiales de mensuración era, sin más, “el signo del fracaso del quinquenio del presidente Nicolás Sarkozy”. La frase era electoral, exagerada, pero el Eje París-Berlín no ha resucitado a Sarkozy que tuvo, al revés, que tomar medidas rigurosas en el presupuesto que la Sociedad resintió inmediatamente.

Así se ha ido a las elecciones con un desempleo que afectaba, en la Francia metropolitana (sin los territorios del exterior) a 4 millones103 mil 700 personas según los datos de Le Monde. En suma, larga y pesada deuda pública y doloroso desempleo que afectaba, sobre todo, a los jóvenes y con un presidente de la República muy discutido. Sobre todo, por él mismo.

El Partido Socialista, principal adversario, utilizaba todos esos elementos de la vida real para acelerar la condena de Sarkozy, hijo de emigrantes --notable y valiosa apertura de la Francia revolucionaria-- que ha sido más cercano a los magnates que al pueblo.

Los antecedentes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, como se ve, no eran propicios a Sarkozy. Los resultados, sin embargo, invitan a la meditación. En efecto, Sarkozy ha obtenido el 26.9% del voto y Francois Hollande --los dos de 57 años-- el 28%. Lo extraordinario del voto electoral no es esa estrecha ventaja del líder socialista --que seguro esperaba más-- sino dos acontecimientos en las urnas.

Uno de ellos ha desconcertado a Francia. En efecto, Marina Le Pen, sucesora de su padre al frente del ultraderechista Frente Nacional --varias veces condenado por sus arrebatos nazis-- ha obtenido un porcentaje histórico: el 19% de los votos. Ello quiere decir que el descontento social ha penetrado en los votantes a un nivel alto de desesperación.

Esa palabra --desesperación-- no es exagerada porque se ha producido, a su vera, otro anuncio de ira. En efecto, Jean-Luc Malenchon, enarbolando las banderas rojas, que parecían desaparecidas en el Estado-Bienestar, ha logrado, a su vez, un 10.8% de los votos con la vieja gesta de comunistas y marxistas despertados por la avidez y la estulticia de financieros y banqueros.

Como se ve la segunda vuelta será ríspida porque Sarkozy intentará ganar votos del Frente Nacional de Marine Le Pen y Hollande, a su vez, de la extrema izquierda resurrecta y que, en principio, no tiene otra opción lógica que votar en favor de Hollande.

El partido de Sarkozy --Unión por un Movimiento Popular-- ha acusado las debilidades de su líder que no ha logrado establecer una política coherente ni una vida familiar no chocante para el votante medio. Esa doble desilusión dialéctica ha sido notoria, pero, de todas formas, la segunda vuelta, con una extrema derecha alzada y una extrema izquierda resurrecta (que se creía ya enterrada) revela que la exasperación de los votantes contra los partidos tradicionales, en una crisis, desgarradora, donde financieros y banqueros han forjado el caos, la desesperanza y el diluvio.

En España generó un voto aplastante por la derecha --Partido Popular de Rajoy-- y en la Francia, cartesiana, ha generado una votación del 19% de los votantes --decisivos en la segunda vuelta-- en favor de lo impensable: la extrema derecha y un 10.8% en pro de la extrema izquierda. Ese casi 30% de protesta ardiente y agresiva merece atención y meditación. En efecto, los “indignados” crecen en todas partes y justamente. Lo que ocurre es que no tienen, aún, salida política. ¿Se producirá en el futuro?

Lo único que sabemos es que la ira de los pueblos es seria, pero no existe, aún, el ordenamiento político de ese movimiento de protesta. En suma, Hollande y Sarkozy se medirán en la segunda vuelta. Pero, como en España, ninguno de los dos representa, aún, la gran tercera vía, pendiente, de un Partido de los Indignados que proponga, en serio, la revolución del siglo XXI, es decir, la proposición de una reforma que libere al Estado --hoy prisionero de los intereses financieros-- de una cadena de acero que ha permitido que el capital controle el Estado y que los primeros “salvados” --los bancos-- han sido los primeros en asumir el desorden, la especulación y la desvergüenza. Mientras eso no esté claro en las conciencias se vivirá el desvivir y, con Unamuno, el sentimiento trágico de la vida.



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