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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

8-Diciembre-2010, Miércoles.

INDICADOR POLITICO


+ Sedena, blindada a presión EU
+ Wikileaks: Washington enojado

Carlos Ramírez

El trasfondo de las revelaciones de Wikileaks sobre el ejército mexicano reveló tres hechos:
1.- El interés del gobierno de los EU por romper el blindaje del ejército mexicano que ha impedido al Departamento estadunidense de Defensa subordinarlo. La información revelada por Wikileaks enfatiza los temas centrales de la seguridad estadunidense en México: sitios estratégicos, críticas al Cisen y narcoinsurgencia. Con ello, la Casa Blanca quiere meterse directamente en las áreas militar, de seguridad pública e inteligencia de México. Por eso el primer paso es demeritarlas.
2.- Dividir a las fuerzas armadas mexicanas al elogiar a la Marina --que ya recibe entrenamiento del Marine Corps estadunidense-- y desdeñar a los militares que se han convertido en la primera línea de combate contra el crimen organizado y en la última línea de defensa de la soberanía nacional ante la intención de los capos de la droga de dominar zonas territoriales y sobornar a gobiernos y políticos.
3.- México de nueva cuenta, como en los gobiernos intervencionistas de Ronald Reagan y los dos Bush, es colocado como un problema de seguridad nacional de los Estados Unidos. Por tanto, las evaluaciones norteamericanas tienden a enfatizar a los servicios de seguridad de México en la lógica de los intereses estadunidenses que no son los mismos que los mexicanos. De todos modos resulta paradójico que los EU critiquen al Cisen mexicano cuando el servicio de inteligencia más corrupto, incompetente, torturador e infiltrado del mundo es la CIA.
Lo malo del asunto fue que Wikileaks reveló la forma de operar de las embajadas de los EU en el mundo a base de chismes, frases sueltas y datos acomodados a sus intereses, la capacidad de análisis en los países afectados se agota en la revelación y no en el procesamiento de esa misma información. Por eso en México se utilizaron algunas de las informaciones parciales de Wikileaks para caer en el juego de las intenciones estratégicas de los Estados Unidos: reproducir y magnificar acríticamente las frases sueltas difundidas en algunos cables diplomáticos, sin racionalizar la información sobre el papel del ejército mexicano, la supuesta división con la Marina o la presunta ineficacia del Cisen.
Peor aún, ningún analista mexicano se tomó la molestia de analizar los argumentos de “diplomáticos estadunidenses” que calificaron a las fuerzas armadas mexicanas de “torpes, descoordinadas, anticuadas, burocráticas, parroquiales y con aversión al riesgo” y menos aún de usar esas frases como método de análisis sobre la operación de las fuerzas estadunidenses de invasión y ocupación en Irak y Afganistán. Un dato revelador, también de Wikileaks: el todopoderoso ejército de los EU ha asesinado a alrededor de 25 mil civiles como “daño colateral” durante su presencia en esas dos naciones.
De ahí que haga falta aún el análisis sobre el hecho de que el ejército de los EU en Irak y Afganistán es un ejército de mercenarios porque se trata de batallones alquilados a la empresa privada de seguridad Blackwater. Ya no se trata, pues, de militares imbuidos con el espíritu de nación o de defensa de valores, sino que las tropas estadunidenses en Medio Oriente son alquiladas, cobran por matar y están fuera de los controles constitucionales y legales.
La intención de los EU de minimizar el papel y los resultado/s del ejército en labores de seguridad interior como parte de la seguridad nacional está directamente relacionada con la caracterización del departamento de Estado de que los cárteles de la droga ascendieron a nivel de narcoinsurgencia y con ello tratar de obligar a México a aceptar la presencia de asesores militares estadunidenses y luego de tropas de ataque. En este sentido, la revelación más importante de Wikileaks no tiene que ver con lo que opinan diplomáticos de los EU en México sino que aportan una pista sobre las presiones de Washington para enviar tropas de los EU a México.
Los cables de Wikileaks con calificativos contra el ejército mexicano se deben cruzar analíticamente otros datos también de Wikileaks de que en México existen 19 sitios estratégicos para los EU. El espíritu imperial de la Casa Blanca de Obama ni siquiera oculta la cola intervencionista de su razonamiento: como el ejército mexicano no pelea contra los narcos con valentía y los EU tienen sitios clave en México, entonces el ejército de los EU debiera de vigilar directamente con tropas esas posiciones mexicanas.
En la difusión en medios mexicanos de los cables de Wikileaks contra el ejército se excluyeron las evidencias de que el ejército ha tenido más de 200 bajas en su lucha directa contra los narcos, que los enfrentamientos a balazos son recurrentes y que la red de capos de la droga ha sido desmantelada por los militares con el arresto o muerte de los principales padrinos de la droga, resultados que han sido mucho mejores que los de las tropas estadunidenses de invasión y ocupación en Afganistán. Y hasta ahora no existe ninguna prueba de que el ejército mexicano haya eludido el riesgo; al contrario, hay datos de que ha respondido con decisión al desafío de lo narco.
En el fondo, los cables de Wikileaks exhiben el enojo del gobierno de los EU contra el ejército mexicano porque se ha negado a subordinarse a los intereses del Departamento estadunidense de Defensa. Y luego de la difusión de esas opiniones diplomáticos, en los altos mandos militares mexicanos habrá quedado la certeza de que nunca van a someterse al ejército de los EU.


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