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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

martes, 25 de septiembre de 2012

25-Septiembre-2012, Martes.


INDICADOR POLITICO


 

+ ¿Quiere 132 imponer a AMLO?

+ ¿Deciden leyes o voluntarismo?

 

Carlos Ramírez

 

Al grito de no a la imposición de Enrique Peña Nieto como presidente de la república, el movimiento del chavos del 132 se ha dado a la tarea de… imponer como presidente a Andrés Manuel López Obrador.

Formado por estudiantes de nivel superior de escuelas públicas y privadas, el 132 en realidad fracasó en su objetivo de construir una movilización callejera de protesta --como las de la Primavera Árabe en el Medio Oriente-- contra el resultado electoral del pasado primero de julio y ha dado el paso provocador al vandalismo callejero imitando la toma de tribunas del PRD insurreccional.

El uso de argumentaciones y discursos políticos ha revelado que el 132 tiene un bajísimo nivel académico para racionalizar la política y por eso ha preferido la algarada, el grito, el insulto y algunas pancartas chistosas, en lugar del debate argumentativo que ha logrado un espacio en las recientes teorías políticas.

La estrategia del 132 fue la de generar movilización en las calles contra el resultado electoral para conformar una masa creciente de jóvenes contrarios a los procesos electorales institucionales. Sin embargo, los estudiantes de universidades privadas cada vez tienen menos tiempo para la militancia en el 132 porque en sus centros de estudio son muy estrictos con las asistencias y exámenes, en tanto que en las públicas prevalece el fosilismo y los fósiles se permiten dedicar más tiempo a la protesta que al estudio.

Pero el fondo del movimiento 132 radica en su conceptualización política del resultado electoral. Nadie les exige a los del 132 que crean a ojos cerrados en el resultado electoral, sino que confronten información. De ahí que el 132, en su campaña contra “la imposición de Peña Nieto”, está obligado a responder a tres preguntas clave:

1.- ¿Por qué el 132 no han entregado su informe de irregularidades documentadas en las elecciones de julio, con información suficiente para concluir que fue una elección fraudulenta y por tanto la toma de posesión de Peña Nieto sería una imposición?

2.- ¿Por qué el 132 no han entregado la fundamentación jurídica para confrontar el informe final del Tribunal Federal Electoral, sobre todo si el Tribunal fue minucioso hasta en mostrar las torpezas de los notarios perredistas? ¿Dónde está el contra-informe electoral que rebata punto-por-punto la conclusión del Tribunal? ¿En qué documento existen las pruebas que magnifican los gritos juveniles?

3.- ¿Por qué el 132 quiere imponer su grito de protesta como pensamiento único y con él tratar de poner a Andrés Manuel López Obrador como presidente de la república cuando en las cifras oficiales hasta ahora no rebatidas Peña Nieto obtuvo 3.3 millones de votos más y 6.6 puntos porcentuales por encima del ex candidato perredista? ¿Cómo se llama la acción discursiva de protesta para imponer un argumento sin fundamentación legal?

Ante la carencia de argumentos racionales, el 132 ha preferido el camino del grito y el insulto; sólo que la ausencia de respuestas autoritarias ha dejado a los chavos del 132 sin espacio político de acción. Por eso los del 132 van a escalar tomas de tribunas y persecución de políticos priístas, no importa que sean unos cuantos chavos los que quieran ocultar su condición minoritaria con carteles insultantes o con máscaras de luchadores.

Lo malo para los chavos del132 es que el PRD, Marcelo Ebrard, las autoridades de la UNAM y hasta el movimiento de renovación de López Obrador los han abandonado en medio de la plaza y sólo los radicales como el SME, Atenco y los maestros de la XXII de Oaxaca y algunas plumas al servicio del tabasqueño siguen cilindrando a los jóvenes pero sin darles espacios políticos de oposición. Por eso es que el 132 va a seguir subiendo el tono de su protesta hasta convertirla en verdadera provocación de respuesta autoritaria y puedan tener sus primeros reprimidos como bandera de lucha.

El fundamentalismo político del 132 se ha centrado en construir un frente anti PRI y anti Peña Nieto porque así le conviene a López Obrador para la construcción de su partido-masa y su democracia a mano alzada. Por ello los jóvenes de educación superior del 132 parecen haber olvidado su preparación universitaria para apoyarse en un movimiento de gritería callejera.

La virtud original del 132 radicó en su protesta contra el PRI por desdeñarlos durante la visita de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, pero su ganancia se convirtió en pérdida cuando extravió el perfil juvenil de protesta y se agotó el la gritería de los grupúsculos minoritarios. El principal error estratégico fue no comprender que los estudiantes no con una clase social; y su principal falla fue haber sido utilizado por el PRD, Ebrard y López Obrador y luego dejarlos a la mitad del camino sin ninguna orientación política.

Sin un proyecto político, abandonados sus seis puntos del manifiesto original, desdeñados por el movimiento de López Obrador y paradójicamente obligados a aferrarse a su decreciente espacio mediático, el 132 no ha podido reinventarse y parece estar condenado a repetir errores de movimientos similares de mil cabezas y acciones dispersas. El 132 perdió ideas, frescura y originalidad y es una mala copia de los Panchos Villa o los Antorchas por su chantaje político.

Al final, el 132 ya cumplió su tarea original y debe definir su nuevo espacio de lucha política ajeno a los intereses y discursos fundamentalistas de López Obrador. Si no, su destino político será cada vez marginal.

 



@carlosramirezh

 

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