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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

lunes, 20 de agosto de 2012

20-Agosto-2012, Lunes.


INDICADOR POLITICO




+ AMLO y los errores en el 2012

+ Chavizar las calles contra PRI



Carlos Ramírez



El PRD y Andrés Manuel López Obrador quedaron atrapados en su laberinto: van a tratar de mantener la agitación en las calles y en los medios, pero en el entendido de que la derrota electoral del candidato presidencial perredista fue producto de malas estrategias del partido.

Los Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, aceptaron la mala estrategia electoral del PRD, aunque contradictoriamente insisten en anular las elecciones presidenciales sin anular también las legislativas y las estatales que reprodujeron las mismas maniobras del PRI.

De ahí que el dato significativo en los últimos días de la semana pasada hayan sido los movimientos tácticos del PRD y sus aliados: el apoyo declinante del partido a López Obrador en su protesta, el mensaje del PRD de mantener un diálogo con el próximo presidente de la república y sobre todo el reconocimiento a los errores perredistas en las elecciones y en la defensa del voto.

Queda para el análisis el discurso insidioso del presidente del PRD, Zambrano, para insultar a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Si el neoperredista Marcelo Ebrard demandó al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo cuando dijo que el gobierno del DF había maiceado a ministros de la Corte para avalar las reformas al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo, Zambrano, sin pudor ni presentar prueba alguna, declaró que los magistrados del Tribunal ya habían recibido línea para declarar presidente electo a Enrique Peña Nieto.

Por lo pronto, los más apasionados seguidores de López Obrador han comenzado a criticar la estrategia de protesta y de movilización del tabasqueño. El productor televisivo Epigmenio Ibarra, de una negra historia en traiciones al zapatismo en 1994 y 1995, publicó el viernes pasado en Milenio un largo rosario de quejas contra la movilización lopezobradorista, luego de apasionados apoyos a la protesta. El de Ibarra es el discurso de lamentación de una estrategia personalizada en López Obrador y no una guerra de posiciones políticas:

--Un lamentable error de la izquierda; el haber cedido a la tentación del performance al presentar algunos de los animales de corral con los que el PRI compró votos como evidencia, ha facilitado el trabajo de quienes ahora hasta caricaturizan la demanda de impugnación.

--Los partidos de la izquierda, dominados por una burocracia que logró colocarse en la nómina, se preparan para abandonar el barco. La famosa cumbre de la izquierda huele más a rendición que a plan de lucha.

--Los movimientos sociales de filiación abiertamente obradorista se empeñan en acciones de poco calado y no hacen sentir su presencia, su músculo en las concentraciones ciudadanas que se han producido.

--Otro tanto sucede con los jóvenes de #YoSoy132. De deslinde en deslinde, poseídos por un asambleísmo febril, han abandonado a su suerte en las calles a ciudadanos que, paradójicamente, enarbolan sus banderas, portan sus emblemas sin encontrase en ellas a esos jóvenes que los hicieron despertar de su letargo.

--Sicilia y su movimiento por la paz, sin atinar a relacionar la guerra que condenan con la permanencia del PAN y el PRI en el poder, cedieron el terreno y se fueron ahora para el norte. En medio, además, de una coyuntura electoral que disminuye la eficacia y contundencia de su reclamo.

--Fuerzas más radicales son, en este momento, las más activas. Al tiempo que capitalizan el movimiento lo hacen menos digerible para amplios sectores de la población. Muy difícil resulta que ciudadanos, movidos por una indignación que poco tiene que ver con los dogmas ideológicos de la izquierda tradicional, jueguen, en estas condiciones, un papel protagónico. Sin ellos nada somos. Es pues el momento de la reflexión, la autocrítica, de la humildad y las decisiones rápidas y audaces.

--No podemos ni debemos darnos el lujo de la claudicación. Menos poniendo como pretexto para la misma la conquista de “objetivos superiores”.

El texto de Ibarra, los insultos de Zambrano al Trife, el circo en la entrega de animales como prueba, la Cumbre de la Izquierda y el aislamiento en el que quedó López Obrador por una necedad personal de impugnar solamente la elección presidencial sin el apoyo real, efectivo y activo de los candidatos que ganaron gobiernos estatales y posiciones legislativas y municipales han dibujado ya el agotamiento de la protesta lopezobradorista.

Y sabedor de que el PRD no lo acompañará a un nuevo plantón en las calles y que el partido se prepara para negociar reformas con Enrique Peña Nieto y el PRI, la salida que estaría analizando López Obrador para mantener la impugnación mediática sería la de manifestaciones callejeras casi permanentes, al estilo de Hugo Chávez en Venezuela. Sin embargo, la capacidad de convocatoria del candidato perredista derrotado ha menguado muy aprisa.

Inclusive, en el equipo del tabasqueño se tiene claro que la impugnación en la Corte Interamericana de Derechos Humanos sería inútil porque el desahogo será tardío y sin una sentencia que destituya a Peña Nieto y lo coloque a él en la presidencia de la república. Lo malo es que algunos juristas que acompañan a López Obrador ya lo han entendido así, pero ha sido imposible convencer al candidato derrotado de que la batalla está perdida.

El pesimismo ha comenzado a invadir al equipo de López Obrador porque se quedó en solitario con su exigencia de invalidar las elecciones presidenciales. La agenda política del país ha entrado en la dinámica del cambio de gobierno y en la definición de las reformas. Y el PRD no cometerá el error del 2006 de aislarse. Así, López Obrador quedaría como el Nicolás Zúñiga y Miranda del porfiriato que cada elección alegaba que le había ganado las elecciones al Caudillo.



@carlosramirezh

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