INDICADOR POLITICO
+ Partido
AMLO y reglas del IFE
+ Chantaje
en registro de Morena
Carlos
Ramírez
Además de dividir a la coalición neopopulista de centro-izquierda, el
Movimiento de Regeneración Nacional de López Obrador tendrá que enfrentar la aduana del IFE, justo cuando los
seguidores del tabasqueño en la cámara de diputados inicien el procedimiento de
juicio político contra magistrados
del Tribunal Electoral Federal.
Pero el problema en realidad no será el juicio de procedencia en sí,
sino el hecho de que en enero del próximo año, el 2013 el Morena deberá iniciar el procedimiento legal de
registro ante el IFE. Y entre muchos otros de los postulados que obligadamente deben de cumplir los
partidos, se encuentran dos de suma
importancia que tienen que ver con el respecto irrestricto de los partidos al sistema de democracia
representativa:
--La fracción a) del articulo 28
del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales establece que la
declaración de principios de los nuevos partidos “invariablemente contendrá” la “obligación
de observar la Constitución y de respetar
las leyes e instituciones que de ella emanen”.
--Y la fracción d) del mismo
artículo exige en la declaración de principios “la obligación de conducir sus actividades por medios pacíficos y por
la vía democrática”.
Y como la única democracia que reconoce la Constitución es la democracia representativa, entonces López Obrador
tendrá que comprometer por escrito la obligación del Morena de abandonar las prácticas de la
democracia directa, de poder popular y de mano alzada y ya no acudir al criterio fundamentalista de López Obrador y sus
seguidores de sólo reconocen las
leyes que les benefician. Por tanto, para obtener el registro legal en el IFE
como partido político legal y con posibilidad de acceder a recursos públicos para su funcionamiento, el Morena de López
Obrador tendrá que aceptar el dictado
de las instituciones electorales y políticas que en dos ocasiones ha enviado al
diablo.
En una situación previsible, el
Morena de López Obrador tendrá que aceptar
las resoluciones finales del Tribunal Electoral Federal en materia de
calificación de las elecciones, y ya no
acudir a criterios personales si esas resoluciones no le favorecen. Ante el
dictamen del Tribunal sobre las elecciones del 2012, López Obrador determino
que “Morena rechaza tajantemente la
imposición” de Peña Nieto y anunció que no
reconoce a Peña Nieto como presidente legítimo, algo que ya no podrá ocurrir si acepta las
condicionalidades del Cofipe.
La clave en la rebelión de López Obrador contra las instituciones se localiza en
el hecho de que las resoluciones del Tribunal Electoral Federal, además de
inatacables, son de cumplimiento
obligatorio para todos los organismos que participan legalmente en los procesos
electorales, incluyendo los partidos políticos; si acaso, las resoluciones se
pueden cuestionar pero no dejar de
cumplirse. En el 2006, López Obrador no sólo atacó la resolución de las instituciones electorales sino que como
un renegado
de la democracia instaló su propio gobierno legítimo, con presidencia, banda
presidencial, gabinete, toma de protesta y hasta silla gestatoria con el águila
del poder.
Al solicitar su registro como
partido legal ante el IFE, el Morena tendrá que someterse al dictado de la ley y regresar las instituciones
electorales de la zona del diablo donde las mando dos veces López Obrador. Y a
pesar de que está acostumbrado a imponer sus percepciones personales sobre los resultados institucionales, López Obrador
tendrás que jurar legalmente que
ahora sí va a respetar las instituciones.
Lo más interesante del registro del
Morena radicará en el hecho de que López Obrador como su promotor y eje
político tendrá que comprometerse a
respetar la democracia representativa. Porque el tabasqueño respeta las
instituciones cuando le conviene y las ataca y desconoce cuando no se someten a
sus caprichos. Aunque desde ahora
habrá que prever que López Obrador invente el Morena como partido político y él
se quede como “líder moral” sin cargo
y desde ahí vuelva a las andadas
antisistémicas cuando en el 2018 vuelva a perder las elecciones presidenciales.
Por lo pronto, habrá que considerar
que López Obrador, como político cincelado
en los estilos del PRI, siga siendo ese costal de mañas priístas. Por ello es que su “plan de desobediencia civil” es
mediático, carece de decisiones
rupturistas, está lleno de calificativos y nada
contiene de un verdadero programa de desobediencia civil; al final, se trató
sólo de cubrir las apariencias de
rebeldía.
El anuncio de la transformación del
Morena de asociación a partido político está coincidiendo con el proceso formal de la bancada lopezobradorista
de juicio político contra los magistrados del Tribunal Electoral Federal como
una forma de no respetar los
procedimientos legales sobre el valor judicial de las instituciones
electorales.
En este sentido se han dado las suspicacias que provocan los
movimientos estratégicos de López obrador: iniciar juicio de procedencia contra
magistrados del Tribunal Electoral e iniciar simultáneamente el proceso de registro legal del Morena como
partido político, lo que ha llevado ya a las primeras percepciones que en el
juicio político hay visos de chantaje
político para obligar al IFE a registrar al partido sin tantas exigencias.
En el fondo, López Obrador quiere
salvaguardar su espacio de rebelión
para tiempos futuros cuando las instituciones electorales no respondan a sus
expectativas. Así, el tabasqueño le apuesta al modelo de ganar-ganar, aunque
sin ceder milímetro alguno y a la larga quedar estancado en el esquema de perder-perder.
@carlosramirezh
-
- 0 - -
No hay comentarios:
Publicar un comentario