INDICADOR POLITICO
+ AMLO-Morena:
sólo resentimiento
+ Hay
fundamentalismo, no política
Carlos
Ramírez
A la memoria de Patricia Gil Feixas y un
abrazo a Roberto Martínez Vara, de los
cuatro
Irritado porque el PRD le dejó muy
en claro que no lo iba a acompañar a
otro sexenio de aislamiento político y de desconocimiento del presidente de la
república, Andrés Manuel López Obrador optó por separarse del partido y crear su propio partido-movimiento.
Y aunque hay posibilidades de
marchar juntos en algunos temas, al
final de cuentas el Movimiento de Renovación Nacional ha definido su proyecto
político en base a diez confusos pivotes
político-ideológicos de todos sus documentos básicos que marcarán el estrecho
margen de maniobra del lopezobradorismo:
1.- Regreso al Estado priísta de la Revolución Mexicana,
sobre todo a la etapa del general Lázaro Cárdenas, aunque en un contexto histórico diferente. Se trata,
dice el programa de Morena, de restaurar
el Estado como el eje de la actividad económica y el desarrollo, una especie de
neopopulismo social. Más que un
Estado moderno, se trata de un Estado priísta muy parecido al que quisiera reconstruir el PRI. Al final, López
Obrador es una hechura del viejo
PRI.
2.- Morena carece de una ideología. Por eso decidió por el movimiento, una organización como grupo
de presión para tratar de impedir en
las calles ciertas decisiones de modernización del sistema productivo y del
Estado. Las ideas-fuerza de Morena son religiosas:
la moral, la regeneración, los males son la corrupción y la injusticia pero confundiendo efectos con causas. Sin
ideas políticas, se resume a una “revolución de las conciencias y un pensamiento crítico y solidario”. Este enfoque contrasta
con el de la izquierda que ve las injusticias como parte de la lucha de clases
y del sistema productivo injusto en la repartición de la riqueza social.
3.- Más que un proyecto político,
el de López Obrador se ha armado en función del modelo religioso de los
profetas y se basa en el fundamentalismo:
“somos guardianes de la soberanía, guardianes de los intereses del pueblo
y de la nación, guardianes de
nuestro territorio y nuestros recursos naturales. Y para defenderlos, Morena
tendrá que recurrir a la resistencia y
la desobediencia civil”. En cambio, el PRD parece dispuesto, desde la
posición socialdemócrata, de buscar acuerdos
con el PRI y el PAN para la modernización
de las instituciones del Estado priísta en temas que López Obrador guarda, como
Moisés, como tablas de la ley de mandamientos.
4.- El fundamentalismo religioso
del Profeta desarmado anuncia el advenimiento
del séptimo día, corriente protestante a la que pertenece el tabasqueño:
“debemos superar todas estas
tristezas (por el fraude denunciado por Morena) y decepciones, pensando que
nada es en vano, hasta en las peores circunstancias nuestra noble labor significa limpiar el camino
a las futuras generaciones, a nuestros hijos, a nuestros nietos, es promover la aurora, la llegada de una nueva
vida, de una patria nueva, del reino de la justicia y del humanismo”. Y en
los estatutos establece: “un cambio
verdadero es hacer realidad el amor
entre las familias, al prójimo, la naturaleza y la patria”.
5.- Morena se pronuncia por un
cambio de régimen político, aunque
ignora el significado de esta categoría de la ciencia política porque tiene que
ver, de acuerdo con el Diccionario de
Política de Bobbio y Matteucci, la forma
de gobierno y no hay más que tres: democracia, monarquía y aristocracia. Una variante de la democracia es la de caudillismo
y cesarismo, basada en un líder, que Marx advirtió en el 18 Brumario de Luis Bonaparte.
6.- El Morena es un movimiento moral, no de clase ni de organizaciones,
y por ello apenas alcanzará a funcionar como un mero grupo de presión callejero.
7.- Su modelo de democracia no es la representativa, sino la de
masas, la popular, la del poder del pueblo, a mano alzada. Por ello quiere cambiar
las instituciones de la representación política, con sus reglas y protocolos y
legalidades, por la de la presión callejera
de masas amorfas.
8.- Morena tiene un enfoque determinista del sistema
político, el mismo sistema que se ha dado por muerto desde 1968 y que tan sigue vivo y coleando que el PRI regresó a la presidencia de la república
por la vía del voto popular. Dijo López Obrador en su discurso del zócalo:
“tengo elementos para afirmar que el
actual régimen está en su fase terminal,
ya caducó; carece de consenso. La mayoría de mexicanos no lo respalda, aunque muchos no lo expresen abiertamente”.
“De manera que, ánimo, es poco lo
que falta”. Pero el sistema político es galileico:
y sin embargo se mueve.
9.- El enfoque de la realidad
política que hacen Morena-AMLO se aleja
de las concepciones teóricas de la izquierda: acepta la democracia representativa al señalar su objetivo
de “la transformación por la vía electoral
y social”, pero se agota en la parte mínima
de la democracia representativa por la consulta, la iniciativa popular,
referéndum, el plebiscito y la revocación del mandato y propone una alianza de los trabajadores con los empresarios,
un lombardismo.
10.- Al final, el proyecto político
de López Obrador y Morena es prácticamente el mismo que enarboló la derecha panista en tiempos del radicalismo
populista de Echeverría y López Portillo y parece copiado de los discursos del panista Manuel J. Clouthier.
De ahí que la separación de López Obrador del PRD tenga que ver más con posiciones
individualistas, resentimientos ante la decisión del PRD de reconocer a Peña Nieto y la diferencia
entre la república socialdemócrata que pugnan hoy los perredistas y la fundamentalista
república amorosa del lopezobradorismo.
@carlosramirezh
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