INDICADOR POLITICO
+ Y
ahora la rebelión de las élites
+
Deshoras: Corral, Ebrard, Sicilia
Carlos
Ramírez
A destiempo, en medio del interregno
y en la orilla de cambios políticos de fondo, algunas élites políticas han
comenzando a sacar la casta para endurecer
sus posiciones:
1.- El senador panista Javier
Corral Jurado, que eludió la confrontación directa con Felipe Calderón a partir
del protocolo priísta de su
condición de Primer Panista de la República, ha roto lanzas contra el presidente de la república por una afirmación
que se hizo en privado y en el escenario de los reacomodos en el PAN, para confrontar duramente no a Calderón sino
al presidente de la república.
Pero Corral va por lo suyo y no es precisamente la coherencia
y menos la congruencia y la ética. Por asuntos panistas Corral, en carta que difundió en los medios, le reclama al
presidente de la república --porque se dirige al titular del ejecutivo--
haberlo llamado “cobarde”, pero su misiva más bien rezuma el resentimiento contra Televisa. Y no lo hace por
congruencia sino por venganza
personal: afectado por el virus priísta que lleva dentro, Corral decidió no pagarle compra de publicidad a
Televisa para su campaña a gobernador en 2004, Televisa lo demandó y lo obligó
a vender una casa para saldar su
deuda y hoy no pierde oportunidad para atacar con falta de ética a Televisa.
En todo caso, Corral está
preparando su salida del PAN para
pasarse a la bancada del PRD. Por eso es que sus bravuconadas en la carta no quieren más abonar su cambio de
camiseta.
2.- Marcelo Ebrard es una de las mentes políticas más estratégicas e
ingeniosas, pero lo domina el caudillismo, el autoritarismo y la prisa. Apenas
el PRD está tratando de administrar
la separación de López Obrador y a Ebrard se le quemaron las habas por colocarse la toga del siguiente Caudillo
perredista. Por eso adelantó el martes, menos de setenta y dos horas del
anuncio de López Obrador, su decisión de ser
candidato presidencial en el 2018. La prisa por auto destaparse no hizo sino desviar el debate sobre la salida de
López Obrador a la ambición personal
del cargo, en lugar de operar internamente la consolidación del partido sin el
tabasqueño.
La urgencia de Ebrard aportó otro elemento al debate sobre el futuro
del PRD: empujar a López Obrador hacia la puerta de salida para recibir en el
partido, con los brazos abiertos, al próximo
caudillo. Eso sí, con astucia, Ebrard colocó la candidatura presidencial perredista
del 2018 como uno de los factores de
cohesión de corto plazo del partido, pero no en función de la organización o
del proyecto que aún no define su perfil como partido institucional y de acción
y ya no de masas sino como la figura dominante.
Ahora todo lo que haga el PRD estará contaminado con la agenda de la
candidatura presidencial de Ebrard para dentro de seis años., cuando el partido
del sol azteca necesita ofrecer primero una definición de línea política, reorganizar su estructuración de organización
interna, delinear su oferta de proyecto de gobierno y sobre todo construir una hegemonía entre los
principales liderazgos sociales. En lugar de eso, ahora habrá que analizar la era perredista posterior a
López Obrador en función del auto
destape de Ebrard.
Y peor aún, Ebrard ya contaminó al jefe de gobierno electo
del DF, Miguel Angel Mancera, quien ha eludido
hasta ahora cualquier definición perredista y ya Ebrard lo metió en la grilla sucesoria adelantadísima del PRD,
además de dejar el mensaje de que Mancera ejercerá
el cargo en el DF sólo como trampolín
presidencial para el 2018. A menos, claro, que la malicia de Ebrard haya usado a Mancera sólo como carta manipulada
para quedarse él, Ebrard, como el Caudillo
perredista y quemar la popularidad
del ex procurador.
3.- Demasiado tarde se dio cuenta
el católico anarquista Javier Sicilia que no
supo medir los tiempos políticos estadunidenses para su caravana por la paz. Y
también a destiempo se percató de la inutilidad
práctica de su recorrido en una sociedad marcada por la violencia y el dominio
imperial. De ahí su decisión bipolar de anunciar su disolución de su participación en la escena mediática un tiempo,
sin intentar siquiera capitalizar lo poco rescatable de su marcha de costa a
costa de los Estados Unidos.
Lo grave de las últimas horas en los EU fue el llamado de Sicilia al
gobierno de los Estados Unidos para presionar
a México en materia de derechos humanos, con lo que no sólo avaló sino que suplicó el intervencionismo de la Casa
Blanca en asuntos mexicanos, justamente lo que anda buscando la comunidad militar, de inteligencia y seguridad
Nacional de Washington a partir del criterio de que los mexicanos no son capaces de resolver sus propios
problemas.
La caravana de Sicilia, en el
fondo, no se realizó para denunciar
la situación de violencia criminal existente en México por la decisión del
gobierno mexicano de combatir al
crimen organizado, sino para vender la idea de que en México existe un Estado
criminal. Por eso Sicilia, como ha sido la lógica de su movimiento, evitó cualquier condena a los capos de la droga que han asesinado a
más de 50 mil delincuentes por guerras entre
ellos.
De ahí que el movimiento de Sicilia
haya entrado en una contradicción de
origen y haya agotado sus
posibilidades. La desmesura de su polarización lo llevó a creer que podía hacer
entrar en razón a una sociedad que se forjó
en la violencia y la dominación y a una cultura del rifle que seguirá a pesar
de la violencia social.
Lo que debe venir ahora es la reconstrucción del movimiento con
objetivos menos mesiánicos y personalistas.
@carlosramirezh
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