+ Sistema político PRI, agotado
+ Pero todos buscan conservarlo
Carlos Ramírez
La crisis política ha entrado en una zona de confusiones, paradojas y contrasentidos. La larga lista de iniciativas de reforma de los puntos vitales del sistema político priísta indicaría la certeza de que el viejo modelo ya se agotó, pero bizarramente las propuestas partidistas tienden más bien a eludir la transición y apuestan a rescatar al viejo régimen priísta.
La tibieza y elusión de las reformas propuestas en el Congreso contrasta con las percepciones partidistas de que el régimen político priísta ya no sirve. Pero ante limitación, todo indica que el país va a perder quizá la última oportunidad para entrarle de lleno a la reforma del sistema político que fundó el PRI en 1928 para su beneficio y que es la hora en que ninguna fuerza política parece ser capaz de proponer una alternativa.
El problema es serio: las iniciativas priístas de reforma política buscan más bien salvaguardar la vieja estructura de poder con la esperanza de que en el 2012 recupere la presidencia y el mismo sistema que le ayudó a gobernar setenta y un años. Y la oposición carece de fuerza pero sobre todo de horizonte político para llevar al país a una discusión en serio sobre la urgencia de transitar a un nuevo sistema político. Las alianzas PAN-PRD para proponer candidatos priístas revela el fracaso del PAN como partido alternativa.
La larga lista de iniciativas de reforma parte del criterio de que el viejo modelo de funcionamiento del sistema político priísta ya se agotó con la pluralidad y sobre todo con la certeza de que los instrumentos de control del PRI eran subsidiarios de la ausencia de participación de la sociedad. Pero Resulta que a mayor sociedad no quieren ampliar las libertades sino, al contrario, ampliar el funcionamiento del Estado priísta controlador.
De todos modos, la agenda de la reforma política integral --verdadera transición del viejo régimen priísta a un nuevo formulario de gobernabilidad: sistema político, régimen de gobierno, modelo de desarrollo, Estado y Constitución-- está a debate en la sociedad, aunque a resguardo de cualquier avance en un Congreso ajeno a las transformaciones y reducido a la mezquindad de los intereses de cada grupo de poder.
La lista de veinte reformas necesarias (mañana la segunda parte de la lista) ilustra la urgencia de, finalmente y de una vez por todas, partidos y élites políticas entiendan que la única salida de la crisis general --democracia, economía y desarrollo-- se encuentra en la creación de nuevos objetivos que a su vez lleven a mejores instituciones que las que inventó el PRI para sí mismo y no para beneficio de la república:
1.- La reforma fiscal debe terminar con el Estado populista y sentar el criterio de que el fisco no debe ser instrumento de control o de pacto político. Sin ingresos no habrá desarrollo. El fisco es el instrumento de desarrollo social del Estado.
2.- La reforma de la seguridad social pasa a revisión la política social en el ISSSTE y el Seguro Social como parte del subsidio político a clases populares. Asistencialismo corporativismo ha sido clave del PRI.
3.- La reforma política debe liquidar el sistema del Estado-Partido que el PRI se ha negado a asumir y tiene que apostarle a poderes controlados y equilibrados. Aunque el PAN quiere crear su propio modelo copiado del PRI.
4.- La reforma electoral debería garantizar el voto libre con un organismo electoral sin partidos ni representantes legislativos. El IFE sigue dominado por los poderes políticos fácticos. Y los IFE estatales son instrumentos al servicio de los gobernadores.
5.- La reforma laboral debe apuntar a romper con la complicidad del viejo régimen priísta de tutelar al trabajador para asumirlo como peón del PRI. El actual régimen laboral es improductivo y proteccionista social. Los trabajadores están organizados para votar por el PRI, no pare defender derechos.
6.- La reforma energética podría pivotear la riqueza de recursos, pero hay que romper la doctrina priísta de la propiedad estatal que sólo ha generado corrupción e ineficiencia.
7.- La reforma económica contra la crisis no requiere nada más de decisiones de corto plazo, sino de la reorganización del sistema productivo. Todos exigen medidas anticrisis pero todos ponen obstáculos ideológicos. La economía debe servir para producir, no para afianzar complicidades.
8.- La reforma del campo implicaría la reorganización total del modelo productivo agropecuario para terminar con el modelo priísta de organizar al campo para votar y no para producir alimentos.
9.- La reforma de la política exterior debe romper con las ataduras de ser instrumento de dominación ideológica del PRI y de alianzas para fortalecer al gobierno y no al escudo geopolítico de la república. Las complicidades del PRI con la dictadura de Cuba son el ejemplo.
10.- La reforma de la seguridad exige un replanteamiento del papel del Estado y sobre todo de la corresponsabilidad política de los gobiernos estatales y municipales. La seguridad pública es correlativa de la seguridad nacional del Estado y cristaliza la soberanía del Estado sobre la totalidad del territorio.
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