INDICADOR POLITICO
+ #YoSoy132:
están chavos, chavos
+ El
grito, la masa, la turba y la bola
Carlos
Ramírez
Como todo lo que resiste apoya, la presencia el lunes de
Josefina Vázquez Mota en la Universidad Iberoamericana sirvió para permitir el regreso de la candidata presidencial
del PAN a la contienda presidencial y para exhibir
a los estudiantes en su incultura.
En preguntas aisladas, una por una,
los estudiantes se vieron incoherentes,
torpes al hablar, sin saber cómo estructurar una pregunta, siempre
generalizando; eso sí, el masa anónima, los estudiantes de la Ibero se
mostraron buenos para el grito, el
insulto, la frase intolerante. Y como era de esperarse, le dieron el espacio político a Josefina para que
mostrara lo que ha aprendido en esta campaña: la política para dominar al adversario. Por eso faltó un
tris para que la panista saliera… en hombros.
Eso sí, la reunión sirvió para demostrar
que el movimiento #YoSoy132 carece
de forma, de ideas, de proyectos, de propuestas. Su gran bandera radica en la
exigencia de que las televisoras impongan
presidente de la república, pero ignoran que la televisión no vota sino que el
próximo presidente deberá acumular algo así como 16 millones de votos de ciudadanos, y obviamente es un insulto a la inteligencia del ciudadano
suponer que un aparato de televisión va a ordenar
por quien votar. Si así fuera, entonces Peña Nieto no estaría cayendo por efecto de la opinión
pública.
El 132 es un movimiento de repudio a la forma en que el PRI ocupó
el espacio del auditorio el día de su presentación y de respuesta a los
insultos de priístas en contra de los estudiantes que se quejaron. Pero nada más. Por ejemplo, hablan de “libertad
de información” pero no saben --están chavos, pues-- que el ejercicio de la crítica desde 1968 al
2000 permitió la deslegitimación del PRI y que paradójicamente varios
operadores de comunicación del gobierno de Carlos Salinas de Gortari son hoy profesores de la Ibero, forman
estudiantes para ese modelo de comunicación y participan en programas de
estaciones de televisión abiertas o cerradas.
Si deveras quisieran los de la
Ibero cambiar el mundo y pelear por otra
libertad de información entonces deberían comenzar por sus propios profesores y
sus propias carreras profesionales en ciencias políticas y comunicación porque
esos programas están diseñados para formar
recursos humanos que luego sirven… a las televisoras que dicen repudiar.
El movimiento 132 parece basarse en
el criterio de “ropa usada que venda”. Revisan el periódico y ven los asuntos
conflictivos del día, arman algunas frases y muchos gritos y se lanzan a la protesta callejera. Por
ejemplo, el lunes cacharon el
problema de la Guardería ABC de Hermosillo y la convirtieron en grito de repudio, muy al estilo de
Antorchas Campesina, el SME y la Sección 22 de maestros de Oaxaca, y con ello
se sintieron satisfechos. Pero como
estudiantes de nivel profesional no optaron por organizar bufetes jurídicos,
establecer acciones conjuntas con los padres, diseñar un observatorio ciudadano del Seguro Social o algo que tuviera un compromiso mayor; por eso sólo hubo gritos… y a
otra cosa.
El asunto fue tan superficial que
la candidata presidencial panista aprovechó el impulso de los jóvenes impulsivos para darle vuelta al tema de Juan
Molinar Horcasitas y lograr el aplauso eufórico de los jóvenes, cuando en
realidad Molinar ya había sido excluido
del equipo de campaña de Josefina.
Luego muy serios, los del 132
salieron en defensa de los
periodistas asesinados, pero nada,
absolutamente nada, hay en sus acciones que impliquen la creación de comités de
defensa, de creación de grupos de seguimiento de las quejas, de agrupaciones de
acercamiento a las familias, de investigación
de las razones de esas muertes y por tanto nada
de propuestas que realmente garanticen la libertad de expresión. Y al estilo
Javier Sicilia, en algún lado leyeron
que van 60 mil muertos en la lucha contra los cárteles de la droga pero equivocaron el destinatario: el gobierno no mata a delincuentes, sino que los
delincuentes se asesinan entre sí
peleando territorios; por tanto, debieron de haber dirigido sus gritos al Chapo
Guzmán, al Lazca, al Mayo Zambada, a los Beltrán Leyva, a la Tuta y a todos los demás capos de la droga que han ordenado la
muerte de personas. ¿Miedo, ignorancia, politiquería? Los del 132 parecen
olvidar que son estudiantes de nivel superior
y que su función en pensar, razonar y proponer, no gritar.
El contrasentido en el 132 es que exigen democracia pero se han
convertido en un movimiento fundamentalista
irracional que elude el debate y la crítica. La democracia es la que los chavos
dicen… o no es democracia. Y no
saben --o eluden-- que el adversario de la democracia está dentro: las
universidades privadas son refugio académico
de funcionarios del sistema priísta.
El fundamentalismo democrático no razona, no debate; grita, se erige
como el nuevo monumento a la verdad; a pesar de moverse en las altas ideas de
la educación superior, ignoran que los programas de estudio están diseñados para fortalecer el sistema
ideológico del Estado priísta vigente; alguno salió con el argumento de que los
del 132 “tienen los ecos del 68
ardiendo en nuestras manos”, pero ninguno
de ellos ha realizado algún análisis histórico del 68 y de las protestas
estudiantiles antisistémicas. El 68 fue la represión, pero también de ahí
salieron los intelectuales que apoyaron al sistema político priísta, como el
recientemente fallecido Carlos Fuentes. Por eso Josefina, con habilidad, les
dio a los chavos una lección
política del halconazo y los dejó con
la boca abierta.
En el fondo, el 132 es una catarsis de la generación que va
saliendo al escenario político y que necesita aferrarse a una protesta. Hay que
ver las biografías políticas de los maduros que hoy apoyan al 132 y dicen “yo
soy 132” pero que hasta ahora han servido de aliados del viejo régimen que representan los tres grandes partidos.
Si los del 132 son el 68 actual, entonces el 68 fue una farsa política.
@carlosramirezh
-
- 0 - -
No hay comentarios:
Publicar un comentario