INDICADOR POLITICO
+ México,
en White House 2012
+ Contrainsurgencia
e injerencia
Carlos
Ramírez
Ante el preocupante silencio político de los candidatos presidenciales
sobre su propuesta de relaciones con los Estados Unidos, los escenarios que
plantean ya los dos candidatos formales a la Casa Blanca 2012 resultan ajenos a los intereses nacionales de
México.
Por lo pronto, existen perspectivas
de que el tema del narcotráfico y el crimen organizado se convierta en el
número uno de cualquiera de las dos
administraciones, la demócrata que busca relegirse y la republicana que quiere
llegar de nuevo, y las dos han dejado claro que habrá más presiones sobre México para intervenir directamente a partir del
criterio de que ahora sí los estadunidenses ven al narco mexicano metido hasta
las entrañas de los EU.
Lo interesante es que demócratas y
republicanos van a consolidar el concepto de darle a los cárteles de la droga en México la condición de contrainsurgencia y por
tanto se aplicarían los planes de contrainsurgencia del Pentágono que se
resumen en la intervención militar directa
del ejército de los EU en México. Hace un año la secretaría estadunidense de
Estado, Hillary Clinton, utilizó el concepto de contrainsurgencia para
referirse a los narcos mexicanos.
En este escenario, la relación de
México con los Estados Unidos en próximo sexenio mexicano es más importante que nunca, pero también
como nunca los candidatos presidenciales han eludido cualquier pronunciamiento sobre los temas relacionados de
narcotráfico y relaciones con los EU. El problema no sólo radica en la ausencia de estrategias de lucha contra
los cárteles en el escenario del fin
del modelo Calderón por la finalización del sexenio, sino que hacia el interior
de los equipos de campaña no se
perciben grupos de análisis sobre el tema de las relaciones bilaterales y menos aún algunos escenarios de las
elecciones presidenciales en los EU en noviembre próximo.
En este contexto, la posición clave en el próximo gabinete mexicano
en el tema de relaciones México-EU y la estrategia contra el narcotráfico no
será Gobernación, Hacienda o Relaciones Exteriores, sino la cartera de la
Secretaría de la Defensa Nacional. En este sexenio el actual general secretario
Guillermo Galván Galván fue un enérgico
muro de contención ante las presiones políticas, diplomáticas, militares y de
inteligencia de los EU para meter a
fuerzas militares estadunidenses en operaciones conjuntas dentro de México, sobre todo por la pasividad de la Cancillería.
Si ya se conocen las tentaciones de la señora Clinton por
darle al narco la condición de insurgencia,
los republicanos tampoco ocultan sus malas intenciones. Primero fue el
precandidato republicano y gobernador texano Richard Perry para colombianizar
México y después irrumpió el congresista Connie Mack, presidente de la
todopoderoso Subcomité para el Hemisferio Occidental, para revelar que se
buscaría sustituir la Iniciativa
Mérida por un Plan de Contrainsurgencia.
Por lo pronto, la administración
demócrata de Barack Obama ha avanzado
sigilosamente en la aprobación de directrices que estarían llevando el apoyo a
la intervención:
--El papel central del Manual de Contrainsurgencia del Ejército de los EU
aprobado en el 2006 por George W. Bush pero revalidado por la administración de
Obama.
--El mantenimiento por Obama de las leyes patrióticas de Bush que le
confieren poderes especiales a las policías en materia de terrorismo, con el
dato adicional de que las agencias de inteligencia y seguridad nacional siguen insistiendo en la “posibilidad” de que
grupos terroristas pasen por las fronteras México y hasta se alíen con bandas
criminales mexicanas. Esas leyes patrióticas, por cierto, implican la violación
sistemática de los derechos humanos.
--La estrategia de seguridad
nacional de los EU de mayo del 2010 insisten en el fortalecimiento de sus fuerzas armadas para confrontar amenazas
terroristas e insurgencias.
--La estrategia 2011 de los EU para
combatir el crimen organizado transnacional, que ya cruzó la frontera y se instaló cómodamente en más de mil
ciudades estadunidenses, destaca acciones no sólo para bloquear el tráfico de drogas en la frontera con México sino que
toma en serio la posibilidad de que bandas terroristas ingresen ilegalmente a
los EU.
--La evaluación de la frontera
sur-oeste de los EU, elaborada en el 2011 por la Oficina de Aduanas y
Protección de la Frontera (CBP, siglas en inglés), describe que en México
existen siete organizaciones criminales
transnacionales que ya operan dentro
de los EU y califica al EZLN y al EPR
como grupos de insurgencia, aunque
los dos estén acotados, en la clandestinidad y con espacios territoriales
mínimos.
De acuerdo con estos documentos,
algunos analistas concluyen que en los EU se está preparando en escenario propicio --en el contexto de un nuevo
gobierno mexicano debilitado por la competencia electoral y una administración
estadunidense demócrata presionada por la derecha o una republicana con
tentaciones racistas-- para favorecer el ofrecimiento
de una mayor colaboración, económica y
militar, a México, como ha ocurrido ya en Asia, centro y Sudamérica, en
función de que los intereses de los
EU están en juego en países como México acosados por bandas transnacionales del crimen organizado.
Es en el contexto del Plan de
Contrainsurgencia de los EU en México adquiere especial importancia el hecho de que los candidatos mexicanos fijen
claramente su posición ante el acoso de los EU y perfilen a la Defensa Nacional
y la jefatura del ejército como un dique
de contención al expansionismo militar de los intereses geopolíticos de los EU
en México.
@carlosramirezh
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