INDICADOR POLITICO
+ Elecciones
y las cinco crisis
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Dilema 2012: votar para qué
Carlos
Ramírez
En la recta final de las elecciones
presidenciales y legislativas del 2012, el dilema electoral del ciudadano
radica en confrontar su realidad en
crisis con las ofertas de los candidatos. Y resulta que ahí hay un teléfono descompuesto.
Los candidatos piden el voto sin una oferta programática integral a
cambio, que atienda a los principales problemas de la realidad. Las cinco
crisis más importantes que enfrenta el ciudadano no encuentran respuestas en candidatos y partidos:
1.- La crisis económica. El modelo de desarrollo mexicano se quedó a la mitad entre el viejo populismo
generador de desequilibrios macroeconómicos y el deficiente neoliberalismo que
ha logrado la estabilidad a costa de
la pobreza y de dejar fuera del desarrollo a la mitad de los mexicanos. El país
necesita crecer 7% para ofrecer empleos
en el sector formal al millón de mexicanos que se incorpora cada año al sector
formal de la economía. Pero no es cosa de prometer ese PIB, sino de
comprometerse a la reorganización
total del modelo de desarrollo.
El fracaso del estatismo y la
insuficiencia del neoliberalismo exigen una tercera vía para el desarrollo con base en la redefinición constitucional del nuevo Estado. La
tarea le había correspondido al PAN por la alternancia
partidista en la presidencia de la república, pero al parecer no entendió el sentido de la derrota
del PRI y optó por pactar las reformas con un PRI que concedió aquello que no
modificara el Estado priísta tradicional.
2.- La crisis de seguridad. Al comenzar las campañas los
candidatos prometieron el regreso de las fuerzas armadas a sus cuarteles pero a
estas alturas ninguno va a cumplir
porque la presencia de los militares en la seguridad interior no es causa del problema de seguridad sino el
efecto. Los candidatos de los tres
principales partidos encontraron la fórmula mágica: policías estatales profesionales sustituirán a las fuerzas
armadas. Pero ya van seis años y los gobiernos estatales no han logrado profesionalizar sus policías. Por ello es que los
tres principales candidatos decidieron excluir
el tema de sus agendas.
El contrapunto es bastante serio y se ha visto en toda su
dimensión en las últimas semanas: mientras las fuerzas de seguridad federal
presentan todos los días a capos arrestados en el interior de la
república, no pasa día en que no se den a conocer datos de crímenes entre
bandas criminales por la falta de
una estructura estatal y municipal de seguridad. Por eso es que la ciudadanía
confía en 80% en las fuerzas armadas
y casi nada en la seguridad estatal y municipal.
3.- La crisis social. El colapso presupuestal en el periodo 1970-1982 derivó en
una disminución del gasto social y
por tanto en el abandono de las políticas públicas orientadas a la igualdad social. El gasto social bajó
estructuralmente en esos sexenios. El periodo neoliberal 1983-2012 no sólo no logró reorganizar las finanzas públicas
ni tampoco pudo regresar a las políticas de bienestar social, por lo que la
responsabilidad de la pobreza crónica
no se acredita a algún presidente en particular sino a una estrategia de política económica que decidió sacrificar a los
mexicanos por el objetivo de estabilizar
las cifras macroeconómicas.
La pobreza es producto de una
política económica basada en el control de la demanda, la disminución del gasto
social y la definición de la inflación baja como estrategia macroeconómica; es
decir, una segunda oportunidad al desarrollo estabilizador basado en el control de
inflación-salarios-devaluación. El objetivo de la política económica no es el desarrollo concebido como
objetivo de igualdad social, sino atar
el crecimiento económico a una baja tasa de inflación.
4.- La crisis de los consensos. México pudo lograr en el
pasado altas tasas de crecimiento económico con bienestar social no tanto por el modelo de desarrollo
sino por la estructura autoritaria de dominio absolutista del PRI y este
partido como el espacio del control
social y político. A ello se agregó la construcción de un acuerdo político
mayoritario por la vía de la cultura política: el consenso de la Revolución Mexicana como el compromiso de justicia y
equidad. La crisis del populismo y la crisis del neoliberalismo liquidaron el consenso de la
Revolución Mexicana y la falta de una
mayoría cómoda ha tenido también la falta
de un discurso cohesionador. Sin una idea
nacional mayoritaria, los acuerdos en los centros de poder se han reducido a su
mínima expresión; en el pasado el discurso de la Revolución mexicana facilitada las negociaciones y los
pactos.
El problema en realidad no radica en la división política
nacional en tres tercios, sino en el hecho de que el país se quedó sin un consenso que cohesione a todas
las fuerzas políticas en función de un proyecto nacional. Y hoy se observa que
cada uno de los tres candidatos principales tiene su propio proyecto pero ninguno de los tres tiene la suficiente fuerza
como para convertirse en un consenso nacional. Por tanto, el horizonte
histórico de la crisis es infinito.
3.- La crisis de gobernabilidad. Si se revisan los
discursos políticos de los tres principales candidatos, se podrá concluir que existen
indicios de un diagnóstico de la
crisis más o menos cercano a la realidad. En teoría cada uno de los tres tiene pistas de lo que se necesita hacer.
Pero lo que no entienden es que cada uno por sí mismo carecerá de fuerza para lograr las reformas necesarias. Y ahí es
donde naufragan todas las buenas
voluntades. La crisis de gobernabilidad se manifiesta cuando la sociedad exige
cambios y las ofertas de las élites gobernantes son menores a esas exigencias.
El único camino para encontrar el
acuerdo sería el modelo de los Pactos de la Moncloa de la transición española a
la democracia: la reorganización
total del proyecto nacional de desarrollo, sin áreas a resguardo. El primer
paso se daría aceptando que la Revolución Mexicana y su modelo ya dieron de sí,
que hay una idea soberana cohesionadora y que hay que reorganizar el Estado, el sistema político y el pacto constitucional.
Si no, como parece verse en este
2012, entonces nos esperan otros
seis años de desarrollo para unos pocos, mayores desigualdades sociales y desacuerdos
políticos en la orilla de las rupturas.
@carlosramirezh
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