INDICADOR POLITICO
+ Fox
a PRI para parar a Josefina
+ Voto
útil traicionado por foxismo
Carlos
Ramírez
Como en política las dudas son
certezas y las certezas son dudas, el apoyo
de Vicente Fox a Enrique Peña Nieto y al PRI se dio justo cuando la candidata
panista Josefina Vázquez Mota comenzó su repunte.
Y más que obedecer a la estrategia
de “apoyar al puntero”, el juego
palaciego de Fox obedeció a los datos que llegaron a Guanajuato de que no tendría ningún espacio político en
el gobierno, de ganar el PAN las elecciones presidenciales.
Después de que fue obligado a doblarse en abril y se
reunió con Josefina para llamarle “mi presidenta”, Fox tuvo los datos para
comprender el enojo en Los Pinos en su contra y la ausencia de espacios políticos en el equipo de Josefina. En cambio,
en el PRI le pasaron la cuenta
política de los apoyos recibidos en el centro Fox por gobiernos estatales
priístas y entendió que había llegado la hora de pagar las cuentas.
Fox había sido marginado del PAN nacional, del grupo presidencial y del panismo guanajuatense.
Pero en el fondo, también Fox entendió que en realidad él nunca había sido panista, que fue un empresario que encontró en el
PAN el espacio para la candidatura a gobernador y de ahí, contra las reglas del
PAN, lanzó su candidatura
presidencial en 1997. En el poder, Fox jugó para sí mismo y no para el PAN y en el 2006, al estilo priísta, quiso imponer a Santiago Creel como su
candidato presidencial, a costa inclusive de reprimir a Felipe Calderón y de
desconocerle posibilidades cuando fue secretario de Energía.
La lucha de Fox contra Calderón se
agudizó en 2005 cuando ocurrió el cambio en la dirección nacional del PAN ya en
la coyuntura de la designación de
candidato presidencial y Fox impuso a Manuel Espino Barrientos y a su grupo El Yunque para operar la precampaña de
Creel. Hoy, por cierto, Creel y el grupo ultraderechista religioso del Yunque se han convertido en festivos promotores del voto al PRI y a
Peña Nieto, a cambio de posiciones
de poder en el próximo gobierno, en caso de que el PRI gane la presidencia de
la república.
Como ex presidente, Fox padeció las
alucinaciones de todo ex presidente
priísta de la república: el ejercicio del poder; sin embargo, el PAN y el
gobierno calderonista le hicieron un vacío. En el colmo de sus fijaciones, Fox pidió que como ex presidente le dijeran
“presidente” pero sólo recibió burlas
de los panistas. Asimismo, gobiernos panistas se negaron a contratar al Centro Fox.
Abandonado por el PAN, marginado
por los panistas, Fox se sintió maltratado
por el gobierno de Calderón. Su tabla de salvación fue el entonces gobernador
del Estado de México, quien visitó el Centro Fox y promovió que gobiernos
priístas contrataran los servicios
del ex presidente. Fox se llegó a quejar
de que el presidente Calderón nunca había visitado el Centro Fox.
La utilización de Fox como un ariete contra la candidata presidencial
panista ha respondido al hecho de que el ex presidente en realidad no ha sido panista y que sólo utilizó
al partido para su carrera tras de cargos de elección popular. La expulsión de
Espino del PAN a finales del 2010 fue el primer
aviso de que en los hechos Fox ya nada tenía que hacer en el PAN. Ahí se cerró
el círculo: Fox se sintió como Luis Echeverría cuando López Portillo le quitó
la red presidencial, le negó recursos para su centro de estudios y le cerró
espacios a sus seguidores.
La función de Fox hoy como promotor de la campaña de Peña Nieto y
del PRI responde a una lucha interna al interior del PAN. El involucramiento de
Fox llamando a votar por el puntero está en la lógica del voto útil que pudiera darle más certeza al candidato
presidencial panista. En el 2000, Fox supo movilizar al voto útil a su favor y
con ese voto ganar la presidencia de
la república.
Sólo que Fox, en su superficialidad
política, aún sigue sin entender
cómo fue que ganó la presidencia de la república: primero, el voto útil se
tejió alrededor del uso de la palabra “cambio”
en el 2000, argumento por cierto que le sirvió a Barack Obama en el 2008 para
movilizar a la mayoría silenciosa a su favor. Y segundo, el voto útil fue responsabilidad de un grupo de
intelectuales activados por Jorge Castañeda, un académico crítico de izquierda
que estructuró el discurso de una coalición plural.
Sin embargo, la principal queja de los del voto útil contra Fox
fue el incumplimiento del compromiso por el cambio: Fox prefirió gobernar
cómodamente con Marta Sahagún, no
supo cómo organizar un proyecto de transición, se aisló de los intelectuales
que lo apoyaron y traicionó las
posibilidades del cambio; ante la fragilidad de su victoria y la fuerza
legislativas del PRI, Fox decidió cogobernar
con los priístas y sobre todo con Elba Esther Gordillo, aliada de Marta Sahagún para la candidatura presidencial de ésta en
el 2006, y apadrinó la carrera de
Gordillo a la diputación en el 2003, la apoyó en la coordinación de la bancada
y luego la impulsó a la presidencia del PRI, fracasando en todas maniobras.
La estrategia del PRI es usar la figura de Fox para jalar el
voto útil a favor de Peña Nieto, pero resulta que Fox sólo tiene reclamos del voto útil, de los
ciudadanos a los que les falló en el
cambio y de los panistas que lo ven como un arribista de la política. Esta debilidad de Fox ha sido aprovechada
por los panistas en los últimos días para atacar a Fox como una forma de
generar un consenso a favor de
Josefina, con lo que Fox no le ha
llevado votos al PRI y sí le ha quitado algunos que ven en el ex presidente la
imagen repudiable del político
maniobrero, oportunista y vendido al mejor postor.
Eso sí, Fox se convirtió en una maniobra del PRI para detener la
recuperación electoral del PAN; por eso los estrategas priístas utilizan a Fox
como la imagen del panista acomodaticio
aunque sin efecto en las filas del panismo.
@carlosramirezh
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