INDICADOR POLITICO
+ Volver
a empezar… en el PRI
+ Espino
contra Beltrones en PRI
Carlos
Ramírez
Mientras nuevas fuerzas sociales
plantean límites a los espacios del PRI, algunas otras fuerzas no tan recientes
regresan sin rubor al redil del
viejo sistema político priísta.
La ex perredista y ex maoísta
Rosario Robles Berlanga forma parte
de la campaña de Enrique Peña Nieto y su hija Mariana Moguel Robles es nada
menos que candidata priísta a diputada; y el ex presidente panista salido del Yunque Manuel Espino Barrientos quiere volver a empezar su carrera política al lado de Peña Nieto y del PRI.
Hoy martes se reunirá Espino con
Peña. Y no será una reunión de información
o de búsqueda de contactos sino que será el primer paso para la incorporación de Espino y militantes
panistas a la campaña del priísta. El movimiento “Volver a Empezar” que
organizó Espino cuando fue repudiado
y expulsado del PAN se pondrá al servicio
de la campaña priísta de Peña Nieto; el objetivo es anunciar bajas en el PAN de Vázquez Mota y
apoyos al PRI.
El asunto de Espino sería parte de
la picaresca de la vieja política
priísta que remite a los tiempos del sistema controlado de partidos --PRI
apadrinando al PPR y al PARM, con un PAN entonces como oposición moral y leal sin aspiraciones a la
alternancia-- si no fuera por el significado de que el presidente del PAN
durante la campaña presidencial de 2006 ande buscando alianzas exculpatorias con el PRD y con el PRI: Espino le entregó al grupo de López Obrador
información sobre el 2006 y en el PRI buscará huecos para los panistas disidentes.
El tema tendría también un
escenario peculiar que obligaría al
PRI y a Peña Nieto, de aceptar el acuerdo con Espino, a dar algunas
explicaciones incómodas. Como
presidente del PAN, Espino presidió la Organización Demócrata Cristiana de
América (ODCA), su agenda social conservadora y su representación del grupo
opositor a la socialdemocracia europea, además de representar en los últimos
meses una pieza del tablero político
de Vicente Fox contra el PAN, contra Felipe Calderón y contra la candidata
presidencial Vázquez Mota. La intención
de Espino es bastante clara: hacer ostentosa su ruptura con el PAN con la incorporación de panistas a la campaña
de Peña Nieto y el PRI.
Y habrá otro punto central que tendrán que explicar
Espino, Peña Nieto y el PAN: en el 2008 Espino publicó el libro Señal de alerta. Advertencia de una
regresión política, en el que dedicó páginas y páginas a atacar y cuestionar
al senador priísta Manlio Fabio Beltrones, quien por esas fechas se había
convertido en la pieza de la
gobernabilidad de la presidencia de Calderón por los acuerdos aterrizados en el
legislativo. De hecho, el libro fue leído entonces en el PAN y en el PRI como
parte de la campaña de un grupo
político panista para comenzar a dinamitar las posibilidades de Beltrones para
la candidatura presidencial del 2012.
Por tanto, el candidato Peña Nieto,
de recibir hoy en su seno a Espino y a su grupo de panistas en proceso de priízación, tendrá que explicar si en aquel entonces el libro
de Espino tenía una intención favorable al posicionamiento de su propia
precandidatura y si hoy Espino podría ser una pieza de confrontación peñista en contra de Beltrones, candidato a diputado
federal y desde hoy enfilado hacia la coordinador de la bancada priísta en la
cámara baja. En este sentido, en algunos pasillos del poder se está leyendo el
apoyo de Espino como el inicio de la
campaña priísta para ir desplazando a Beltrones de los espacios decisivos de
poder del próximo sexenio.
El libro de Espino estaba
explícitamente enfilado a cumplir una función
política, a pesar de contener parte de reposicionamiento de algunos panistas.
Pero la portada fue más que directa: una foto de Beltrones saludando al
presidente Calderón. Y el libro estaba fijado, de acuerdo con Espino en la
Presentación, “en la ruta hacia la
sucesión presidencial de 2012”. En su momento, el libro se leyó como una contribución del grupo panista de
Espino al cuestionamiento del que muchos panistas consideraban el peor peligro
para la alternancia electoral y la consolidación del PAN en el poder, pero hoy,
con la suma de Espino a la campaña priísta
de Peña Nieto, tiene una lectura de confrontación contra Beltrones y su grupo
priísta.
Espino perdió la brújula política desde que fue echado del PAN y comenzó a
violar las reglas del juego político con la revelación de algunos secretillos
del poder y a ser usado como delator
de intimidades chismosas de la casa presidencial. El desdén de Los Pinos hacia
Espino lo llevó a entregarle a una revista información confidencial de la
campaña del 2006 que por cierto lo convertía en cómplice de lo que quería denunciar y ahora a echarse a los brazos del
PRI.
Porque en el fondo, como en el caso
de Rosario Robles Berlanga, el acuerdo
de Espino con el candidato presidencial priísta Peña Nieto es sólo coyuntural
porque en las dos figuras políticas --de la izquierda y de la derecha-- se
trata de un compromiso con el PRI, partido al que combatieron desde el PRD y el
PAN y al que hoy se alínean en busca
de espacios burocráticos, a menos que se trate en ambas situaciones de una derrota ideológica.
El enfoque de los casos de Robles y
Espino no hace más que revivir el modelo
del viejo PRI en el que convivían en su interior las posiciones de izquierda y
de derecha y con cargos burocráticos, cuando el PRD nació de una ruptura con ese PRI en 1987-1989 y el
PAN decidió en 1984 pasar de la oposición leal
a oposición en busca de la alternancia. Y justo cuando el PRD y el PAN se
encuentran en una disputa electoral para mantener
la alternancia, figuras de ambos partidos se alínean al PRI para regresar a los tiempos de la hegemonía
de un partido.
Lo malo es que Robles y Espino participaron en su momento en la
alternancia opositora en niveles de gobierno y hoy pasan a ser piezas para la restauración priísta.
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