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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

viernes, 5 de octubre de 2012

5-Octubre-2012, Viernes.


INDICADOR POLITICO


 

+ Desafío geopolítico de México

+ Con Obama, Chávez y Europa

 

Carlos Ramírez

 

Las giras del presidente electo Enrique Peña Nieto al extranjero en lo que se cumplen los plazos de toma de posesión podrían fortalecer la urgencia de que México retome su papel en la geopolítica para definir los intereses nacionales en la peor crisis internacional de la posguerra, luego de tres sexenios de repliegue.

La geopolítica mexicana entró en crisis con el populismo de Echeverría y López Portillo, se agudizó con el neoliberalismo De la Madrid-Salinas y se colapsó con el tratado de comercio libre porque prefirieron el entendimiento subordinado a los EU. Los dos sexenios panistas no modificaron los principios priístas de política exterior porque carecieron de una reflexión geoestratégica.

En el contexto de la toma de posesión de Peña Nieto el escenario internacional que afecta a México tiene, hasta ahora, tres frentes abiertos:

1.- El saldo del debate Barack Obama-Mitt Romney se dio en el escenario previsto desde hace cuatro años: la crisis de expectativas. La prensa liberal fuera de los Estados Unidos supone que los estadunidenses votan contra la derecha y es al revés. Lo que puede salvar a Obama es que el ciudadano medio suponga que Romney sería un mal presidente, no que Obama incumpla las promesas incumplidas.

La elección va atrapar a México en el peor escenario político y económico de los EU. Obama volvió a desempolvar la agenda migratoria en el entendido de que tampoco la va a cumplir. El desempleo no baja, Europa se hunde en la crisis sin un apoyo de Washington, a Hillary Clinton se le descompuso el Medio Oriente y el Norte de África y de nuevo resurgió la amenaza del terrorismo. El estadunidense medio ve que el papel de los EU en la estabilidad internacional ha amainado.

En este contexto, México tiene tres puntos de su agenda con la Casa Blanca: el prioritario del crimen organizado transnacional con la presión de Obama para meter en México a militares estadunidenses, la recesión que ha afectado el tratado de comercio libre y el papel de México en la inestabilidad latinoamericana.

Sin una agenda latinoamericana, los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón quedaron subordinados a los intereses estadunidenses. Las giras del presidente electo Peña Nieto podrían fijar nuevos criterios de política exterior para regresar al activismo pero a partir de la definición --hasta ahora inexistente-- de los intereses estratégicos nacionales mexicanos en el exterior.

2.- La elección en Venezuela, cualquiera que sea su desenlace, fijará nuevos parámetros en la diplomacia latinoamericana, sobre todo por la desaparición geopolítica de Fidel Castro y de Cuba en la política regional. El saldo final de la elección en los EU obligará a la Casa Blanca a endurecer su política regional, porque la debilidad de Obama permitió la entrada por el sur del continente de Irán y su decisión de fabricar la bomba atómica y de China con su potencialidad económica.

Hugo Chávez llegará este domingo a las elecciones presidenciales venezolanas con una debilidad que se extenderá si es que gana las elecciones o que estallará en un colapso de protestas si las pierde. Por primera vez en años, Chávez carece de liderazgo en la región e internamente la oposición cuando menos ha alcanzado casi la mitad del electorado.

La derrota de Chávez desequilibraría la región por el efecto en Cuba, Nicaragua y la alianza comercial sudamericana. Y su victoria estaría apretada por las previsibles irregularidades electorales. De hecho, el panorama de Venezuela hoy se parece al de Nicaragua en 1990 cuando el sandinismo llegó a las votaciones con encuestas a su favor y al final fue derrotado.

La derrota de Chávez afectaría a México y a su papel decreciente en la región, aunque ya con el interés del presidente electo Peña Nieto de retomar la agenda geopolítica que tiene prioridades en Centroamérica, el Caribe y Sudamérica, siempre con el contrapunto de los Estados Unidos.

3.- La crisis en Europa no es local ni de unos países sino geopolítica y basada en la economía. A pesar de las protestas, el modelo neoliberal de mercado se impuso ante la ausencia de una alternativa. La recomposición conservadora tendrá efectos que no tardarán en llegar a América.

El endurecimiento de políticas de ajuste, las protestas sociales y el debilitamiento del modelo democrático representativo van a inclinar al mundo a la derecha. Las protestas europeas repercutieron en los EU vía las movilizaciones Ocupa Wall Street que han generado violencia, aunque poca solidaridad social. De todos modos, las protestas europeas aterrizaron una corriente anti sistémica superior a los movimientos anti globalización nacidos en la protesta contra la Organización Mundial de Comercio en Seattle en 1999.

Europa entrará, ya lo dijo el Fondo Monetario Internacional, en una recesión larga de cuando menos una década y los EU se estancarán también, con efectos negativos sobre México. De ahí la importancia de una reconfiguración de la diplomacia política, la diplomacia geopolítica y la diplomacia económica para el próximo gobierno mexicano.

Lo que falta por saber es si las giras del presidente electo Peña Nieto fueron para alejarse del largo y complicado interregno o para comenzar a mostrar los indicios del regreso de la diplomacia activa. La globalización económica necesariamente ha conducido a una globalización geopolítica.

 



@carlosramirezh

 

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