INDICADOR POLITICO
+ Oposición
restaura el priísmo
+ IFE
y TEPJF, al estilo del PRI
Carlos
Ramírez
Para Juan Carlos, en sus 29,
por lo mucho hecho y lo mucho que falta
Si han comenzado a utilizar el
concepto de restauración priísta para
referirse al regreso del PRI a la presidencia de la república, el PAN y el PRD
deberían asumir su propia responsabilidad
y no tanto por no ganar suficientes votos sino porque estos dos partidos han manejado
la democratización para restaurar a
su favor los modos del sistema
político priísta.
Entre muchas otras cosas, el PAN y
el PRD han sido instrumentos directos o indirectos de la rehabilitación del institucionalismo priísta. Mañana martes, por
ejemplo, en Puebla se designarán consejeros electorales estatales para
convertir al Instituto Estatal Electoral en un apéndice del gobernador actual
que llegó al poder con el apoyo del PAN y del PRD para derrotar al PRI pero para ejercer el gobierno con los estilos priístas.
De acuerdo con la información
consistente publicada en el periódico poblano Cambio, el gobernador aliancista Rafael Moreno Valle impondrá a cinco consejeros, dos el PAN
y dos el PRI, con lo que el instituto local restaurará el modelo priísta de la Comisión Federal Electoral supeditado
al ejecutivo. Y si la actual organización electoral fue una conquista democrática parta derrotar al
fantasma de Manuel Bartlett y la CFE del fraude lectoral de 1988 para imponer a
Carlos Salinas, ahora los institutos estatales son cuota de poder de los partidos y territorio exclusivo del
gobernador en turno.
Como en los viejos tiempos priístas,
los organismos estatales electorales en todas las entidades de la república están
controlados por el ejecutivo
estatal, lo mismo en el DF que en Oaxaca, Puebla y cualquier otra entidad.
Ahora Puebla aparece en el tablero de la restauración
del estilo priísta por la forma en que el gobernador Moreno Valle va a imponer al consejero presidente; lo
advirtió a tiempo el columnista poblano Arturo Rueda: “en la lista (de
aspirantes al instituto estatal) aparece el nombre de un mapache electoral del morenovallismo: el nayarita Víctor Cánovas,
de infausta memoria” por sus operaciones electorales.
Lo que ocurre en Puebla y que se ha
reproducido en todo el país ha hecho prácticamente
inservible el avance democrático de
la ciudadanización de las autoridades electorales al hacerlas pasar por el filtro de los partidos. Y el IFE los
consejeros son cuotas de los
partidos y no representan a la ciudadanía. Con ello, los ejecutivos estatales
son los que, como en los viejos
tiempos priístas, deciden las elecciones y no
existe en voto libre.
De ahí que la restauración priísta no va a llegar con el regreso del PRI a la
presidencia de la república sino que ha sido aplicada por el PAN y el PRD que han llegado al poder para rehabilitar el modo priísta de
apoderarse de las instituciones democráticas. En los estados también los
institutos locales de transparencia y los tribunales estatales electorales, han
sido copados por los ejecutivos del
PRI, el PAN y el PRD y han perdido
su impulso democrático.
Una verdadera instauración democrática debe pasar por el desensamblaje de la estructura de poder
al estilo PRI que controlan los ejecutivos locales y el ejecutivo nacional. La
verdadera democratización debe pasar por la reorganización total de las instituciones para evitar la restauración priísta:
--El IFE y los institutos locales
deberían de desaparecer y en su
lugar crear un solo instituto nacional de elecciones sin participación de partidos.
--La credencial de elector debe
desaparecer y en su lugar crearse la cédula nacional de identidad porque tiene
mayores controles.
--Los tribunales electorales carecen de respeto; por tanto, deben
también disolverse y crearse una sala
especial en la Corte Suprema para asuntos electorales.
--Los partidos deberían instaurar
las elecciones primarias para evitar
que los ejecutivos estatales y el federal impongan candidatos y conviertan --como
en el sistema priísta-- a alcaldes, diputados federales y locales, senadores y
gobernadores en piezas del ejecutivismo o poder ejecutivo estatal o
federal.
Las reformas políticas ayudaron
solamente a abrir espacios políticos
y de gobierno a la oposición, pero no
cambiaron el funcionamiento del sistema político priísta. Hoy existen
ejecutivos estatales y municipales que son de la oposición pero operan con los mismos vicios priístas.
Si se observa con agudo sentido crítico el cambio de consejeros electorales del
instituto poblano se percibirá el modelo
priísta, a pesar de que el gobernador --ex priísta-- llegó al poder por el PAN
y el PRD. Pero lo ocurrido en Puebla ya ha pasado
en todo el país.
De ahí que la restauración priísta no va a llegar a México el próximo presidente
de la república, sino que en realidad no
se ha ido. El gran fracaso fue de
Vicente Fox: prefirió mantener el
sistema priísta pero al servicio del gobierno panista en lugar de dar el paso
de la transición democrática electoral a la instauración de una verdadera democracia. En el camino
2000-2012, gobiernos estatales panistas y perredistas han funcionado como PRI, poniendo las instituciones democráticas al
servicio del poder personal del ejecutivo en turno.
Al final, PAN y PRD han demostrado
que el priísmo no es un partido sino
un modo político de vida. De ahí la
importancia de la frase atribuida a Luis Javier Garrido: “en México todos somos priístas hasta demostrar lo contrario”.
@carlosramirezh
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