Indicador Político / Carlos Ramírez
Un espacio para el debate, la imaginación y la crítica.
Datos personales
- Carlos Ramírez
- Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.
miércoles, 31 de octubre de 2012
ESPECIAL.
A partir de mañana jueves 1 de noviembre, este blog dejará de funcionar en este sitio. La columna Indicador Político podrá ser seguida en tres sitios:
www.indicadorpolitico.com.mx
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31-Octubre-2012, Miércoles.
INDICADOR POLITICO
+ Caso
Moreira fue contra el PRI
+ Muerte
del Lazca, ¿respuesta?
Carlos
Ramírez
La crisis de seguridad en Coahuila
va más allá de la agudización de las tensiones y se ha colocado en un escenario
de estrategias de poder: el
asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez, además de meterse en el contexto de
las venganzas locales, fue el inicio
del ciclo presidencial del PRI en materia de inseguridad.
El crimen organizado se ha asentado desde hace tiempo en entidades
del norte y el noreste de dominio priísta: Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila,
Veracruz y San Luis Potosí, donde se libra una verdadera disputa por el poder regional, tanto político como criminal, y son
los estados donde existen más sospechas
de alianzas políticos-capos.
De ahí que las declaraciones
desesperadas de Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila y ex presidente
nacional del PRI que operó la nominación de Enrique Peña Nieto como candidato
presidencial priísta, pueden parecer una maniobra de distracción. En el fondo, el caso de Moreira Rodríguez se localiza
más en los espacios de las estrategias de poder, que de venganzas de corto
plazo.
Si los hechos criminales responden
a causas y efectos y por tanto el asesinato de Moreira Rodríguez fue una
venganza por el asesinato del sobrino del Z-40,
en esa misma lógica habrá que
considerar que el asesinato del Lazca
pudiera ser la primera acción del
nuevo gobierno priísta ante acciones criminales. Moreira Rodríguez era nada
menos que hijo del ex gobernador
coahuilense y ex presidente nacional del PRI, por lo que no podría quedar impune.
En los hechos criminales no hay mensajes directos ni vacíos de
interpretación. La muerte del Lazca,
la captura de Salvador Alfonso Martínez
Escobedo La Ardilla y la fotografía
de La Ardilla y el Lazca, difundida en el contexto de la
muerte del fundador de Los Zetas, dio
indicios de la estrategia: la
percepción de que La Ardilla habría delatado al Lazca.
Si la muerte del Lazca fue un mensaje político, entonces los cárteles
del crimen organizado debieron leerla como que en el próximo sexenio priísta no habrá impunidad y que a cada acción
contra élites priístas habrá una reacción
de las autoridades. De ahí que la muerte del Lazca debiera también analizarse
en el contexto de la propuesta del general colombiano Óscar Naranjo, asesor en
materia de seguridad criminal del próximo gobierno priísta, de crear comandos especiales para perseguir a las
élites del narcotráfico.
Si el ex gobernador priísta Moreira
quisiera aportar elementos para la
investigación del asesinato de su hijo, entonces tendría que revisar muy a fondo lo ocurrido en su
gobierno y tendría también que evaluar con frialdad la versión del columnista
Raymundo Riva Palacio de que el actual gobernador Rubén Moreira había intensificado las acciones contra los cárteles que se habían asentado cómodamente en Coahuila durante años y
que el crimen fue una venganza.
Lo peor que le puede ocurrir al próximo gobierno priísta sería la
existencia en sus filas de un político adolorido por el asesinato de su hijo
pero haciendo declaraciones que debilitan
al priísmo. Humberto Moreira parece olvidad que su hermano Rubén fue su
principal operador político en el
pasado sexenio local y que la sucesión estatal funcionó para la continuidad de una misma familia en el
poder. Por tanto, habría también un encadenamiento
en intereses entre los gobiernos de los hermanos Moreira.
Ante la crisis de seguridad en Nuevo
León y Tamaulipas, Coahuila desdeñó
los avisos de advertencia sobre la presencia de Los Zetas en la plaza coahuilense. Y por la solución en la sucesión
estatal, ni a quién echarle ahora la
culpa si un hermano operó la entrega del poder a otro hermano, pero en un
escenario de continuidad de percepciones de seguridad pública. Coahuila fue una
salida del efecto cucaracha ante las acciones del ejército en Tamaulipas. Los Zetas se asentaron en territorio de
Coahuila.
El otro mensaje sigue esperando atención por parte del ex gobernador
Moreira y del gobernador Moreira: el artero asesinato de Moreira Rodríguez
ocurrió en un territorio priísta y las complicidades
criminales implican a políticos priístas, con la circunstancia agravante de que
el actual gobernador Moreira fue presidente estatal del PRI y el ex gobernador
Moreira fue presidente nacional del PRI. Más que buscar incriminaciones
superficiales, en todo caso el mensaje severo es otro: el PRI no le ha dado suficiente atención a las
redes de poder del crimen organizado.
Y si a ello se agrega que el PRI
tomará las riendas del próximo gobierno federal y por tanto debe de replantear la estrategia de seguridad,
entonces el caso Moreira debe pasar por otros escenarios de análisis más allá
del síndrome Sicilia que parece
haber afectado al ex gobernador Moreira, luego de contactos secretos con el
poeta. No estaría mal, para limpiar
la plaza coahuilense, que el ex gobernador investigara el asesinato de su hijo
y revelara la maraña de intereses
subterráneos que convirtieron a Coahuila en un santuario del narcotráfico.
Por lo pronto, la muerte del Lazca pareció haber inmovilizado a los cárteles
en Coahuila por su mensaje implícito de posible respuesta de seguridad a los
criminales. Si los escenarios se confirman, entonces el gobierno de Peña Nieto
podría estrenarse con el fin del Z-40 y hasta del Chapo. El significado
del asesinato de un ex presidente reciente del PRI no quedaría impune podría
ser hasta una de las primeras
definiciones estratégicas del próximo gobierno federal.
Al final de cuentas, la muerte del Lazca en el escenario del asesinato de
Moreira Rodríguez pudo haber marcado un nuevo escenario a la criminalidad, un mensaje contra la impunidad y un
reacomodo de la acción de las bandas criminales en espacios alejados de las élites gobernantes. En
situaciones extremas, el ojo por ojo
se aparece como una medida de contención.
@carlosramirezh
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martes, 30 de octubre de 2012
30-Octubre-2012, Martes.
INDICADOR POLITICO
+ Transición
y libertad de prensa
+ Cádiz,
Zarco, Lares y… Puebla
Carlos
Ramírez
La decisión del gobierno de Puebla
de demandar a dos periodistas --de
una lista de diecinueve-- por el uso de sus espacios de prensa para, a decir de
la parte demandante, insultar a
funcionarios tiene dos escenarios:
1.- El pendiente de la libertad de prensa en la instauración de la
democracia posterior a la transición
del 2000 y su papel en lucha contra los poderes dominantes del viejo régimen priísta.
2.- El regreso al debate sobre la libertad de prensa que hubo en el siglo
XIX y que sentó las bases de la libertad
de prensa, con los medios como el contrapeso
del poder establecido.
Por los alcances de la ley poblana y la decisión del director de
comunicación del gobierno estatal de realizar las primeras dos acusaciones por
“daño moral” a dos periodistas locales, el tema es espacio suficiente para debatir la función de la prensa en la
nueva fase de la transición democrática.
Las reformas poblanas para demandar
a periodistas tienen más de la Ley
Lares santanista de 1853 y de la reforma constitucional de Porfirio Díaz-Manuel
González de 1883 para controlar a la
prensa que de la Ley Lafragua de 1955, los debates de Francisco Zarco en el
Constituyente de 1857 y los debates de los artículos 6 y 7 en el Constituyente
de 1917.
La libertad de prensa en México
vino con la Revolución de Independencia: el Decreto sobre la Libertad Política de la Imprenta, promulgado por
las Cortes de Cádiz el 10 noviembre de 1810. Además del apellido Política, ese
decreto señaló la función de la
prensa como contrapeso del poder y le dio validez legal al concepto de “opinión
pública”, en su considerando que se transcribe con el lenguaje original de la
época:
“Atendiendo las Córtes generales y
extraordinarias á que la facultad individual de los ciudadanos de publicar sus pensamientos é ideas
políticas es, no solo un freno de las
arbitrariedad de los que gobiernan, sino tambien un medio de ilustrar á la Nacion en general, y el
único camino para llevar al conocimiento de la verdadera opinion pública”.
De ahí la concepción de que en
América la imprenta fue la Ilustración,
señala un texto de Camilo Torres citado por Germán Arciniegas y retomado por
François Xavier Guerra en Modernizad e
independencias.
El itinerario de la libertad de
prensa en México ha sido una hazaña
de la construcción de la ciudadanía política:
1.- La aparición del Diario de México, dirigido por Carlos
María de Bustamante, bajo el criterio de “fijar la opinión pública”.
2.- El decreto de Cádiz de
Noviembre de 1810. A América llegó en 1812 y se publicó hasta 1815 por Carlos
María de Bustamante. En el primer número de su revista Juguetillo, Bustamante resumió
el alcance del decreto en una sola frase: “¿con
que podemos hablar?”
3.- En abril 1855 el ministro de
Justicia de Santa Anna, Teodosio Lares, emitió la llamada Ley Lares con el
propósito de salvaguardar a los
funcionarios de los comentarios “injuriosos y calumniosos” (artículo 28).
4.- En diciembre de 1855, derrotado
el santanismo por la Revolución de Ayutla, se promulgó la Ley Lafragua como Reglamento Provisional de
la Libertad de Imprenta. En esta ley se clarificó el concepto de “abuso de la
libertad de imprenta” sólo por tres cosas: atacar al gobierno republicano,
representativo y popular, publicar noticias falsas que excitaran a la rebelión o invitar a desobedecer alguna
ley.
5.- En el debate de la libertad de
prensa en el Constituyente de 1857,
Francisco Zarco fue muy claro en sus criterios: “la opinión sí puede ser un
error, jamás puede ser un delito”.
Como ministro de Gobernación, Zarco clarificó los delitos de prensa en casos de
honor y de plazo pública, pero sin
coartar la libertad de decir y escribir y reduciéndolos sólo a los llamados
contra las leyes de la república.
6.- En 1883, bajo el gobierno de
Manuel González pero por instrucciones de Porfirio Díaz, se reformó la
Constitución de 1857 para regresar a
los delitos de prensa como una forma de acotar las críticas a las relecciones
de Díaz y para callar a los caricaturistas. La reforma liquidó la existencia de dos jurados en materia de delitos de
prensa --uno para determinar si hubo o no delito y otro para la sentencia-- y
con ello retornó los delitos de
prensa a delitos comunes.
El código civil de Puebla establece
el “daño moral” como la afectación de los “derechos
de personalidad” de los funcionarios --afectos, decoro, honor--, aunque no señala concretamente a los medios.
Sin embargo, el código penal federal deja muy claro en su artículo 1916 bis que
“no estará obligado a la reparación
del daño moral quien ejerza sus
derechos de opinión, crítica, expresión e información en los términos y con las
limitaciones de los artículos 6 y 7 constitucionales”.
En el DF existe la Ley de Responsabilidad
Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen en el DF, en cuyo artículo 4 establece
que “se reconoce el derecho a la
información y las libertades de
expresión e información como base de la democracia instaurada en el sistema
de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del
pueblo que tiene como presupuesto
fundamental la defensa de los derechos de personalidad de los mexicanos”.
Al final, el ejercicio de la
crítica periodística como libertad de prensa necesita de flexibilidad, porque si no tendrían actualmente que cerrarse todas
las publicaciones y encarcelar a todos los periodistas y caricaturistas para
proteger los “derechos de personalidad” de funcionarios que ocultan su ineficacia detrás de los
derechos de personalidad; sin la prensa, entonces la sociedad mexicana reviviría el modelo de sociedad de los
tiempos de Antonio López de Santa Anna.
@carlosramirezh
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lunes, 29 de octubre de 2012
29-Octubre-2012, Lunes.
INDICADOR POLITICO
+ El
PRI, el narco y las listas de EU
+ Tamaulipas:
sombra de Yarrington
Carlos
Ramírez
A punto de regresar al poder
presidencial, el PRI parece no
querer resolver el expediente más delicado de los últimos tiempos, inclusive
posterior a la derrota del 2000: las relaciones
peligrosas con el crimen organizado.
El problema que enfrenta el PRI es doble: hacia el interior del partido, hacia
la composición del equipo que asumirá las riendas del gobierno federal y, de
manera sobresaliente, la lista
estadunidense de políticos mexicanos con presuntas relaciones con el
narcotráfico.
Dos estados de la república se
encuentran en el centro del conflicto:
Nuevo León y Tamaulipas, aunque ya no tanto por las acciones criminales de los
narcos sino por los desajustes
políticos internos: en Nuevo León existen maniobras priístas locales y de
grupos dominantes de poder para relevar
al gobernador Rodrigo Medina de su cargo; y en Tamaulipas, aliados y compadres
del ex gobernador Tomás Yarrington, acosado
por la justicia por relaciones con el narco, se quieren colar en el equipo del próximo presidente de la república.
El caso de Tamaulipas es el más grave para el PRI porque el punto
culminante de la crisis del narcotráfico ocurrió con el asesinato en junio del
2010 del entonces candidato del PRI al gobierno del estado, Rodolfo Torre
Cantú, luego el PRI logró la mayor
votación para llevar al gobierno al hermano del político asesinado, Egidio
Torre Cantú, más tarde Tamaulipas sufrió peor
acoso panista por temas del narcotráfico en la elección federal de este año y
ahora los personeros de Yarrington
quieren colarse al equipo del próximo presidente de la república para volver a
convertir a Tamaulipas en un botín
político.
Hasta ahora, los servicios de
inteligencia política han detectado en Tamaulipas el activismo del ex diputado
federal Baltazar Hinojosa Ochoa, sin
brillo propio pero vinculado al grupo de poder del ex gobernador Yarrington, a
quien lo unen dos compadrazgos. Pero
esa movilidad ha ido desequilibrando
las precarias alianzas estatales y con ello ha estado facilitando el asentamiento del PAN como fuerza local dominante.
El problema de Hinojosa Ochoa radica
no sólo en su formación política al lado de Yarrington, sino al hecho de que
Yarrington ha aparecido en expedientes filtrados desde los Estados Unidos no tanto por la veracidad de sus
sospechas sino como parte del estilo
de Washington de hacerle llegar al presidente electo, desde los tiempos de
López Portillo, fichas de políticos con vinculaciones serias o simplemente de
relaciones dudosas con el narcotráfico, a fin de que los nuevos gobiernos
pongan más atención en la selección
de funcionarios.
La filtración del expediente de Yarrington formó parte de esas
maniobras. Por tanto, en las oficinas de inteligencia y seguridad nacional de
los EU le han dado seguimiento a las
relaciones de poder. Ahí es donde se ha prendido la alarma en torno a Hinojosa Ochoa, sobre todo por formar parte de la
red de funcionarios vinculados a Yarrington.
Apenas en agosto pasado, el
periódico Reforma publicó una lista
de presidentes municipales que habrían recibido
dinero del crimen organizado, sobre todo del cártel del Golfo, y casi todos ellos de la zona fronteriza de
Tamaulipas con los EU. Respecto a Matamoros, un testigo reveló que Hinojosa
Ochoa, presidente municipal de Matamoros en el periodo 2005-2007, formaba parte
del círculo de Yarrington, ambos
originarios de esa misma ciudad. Ante esa revelación, aún diputado federal,
Hinojosa Ochoa negó cualquier
relación con el narcotráfico. Sin embargo, ni las autoridades judiciales ni el
gobierno mexicano realizaron alguna investigación adicional para verificar la veracidad de la denuncia.
De todos modos, el caso de Hinojosa
Ochoa formó parte de una lista caliente de colaboradores, amigos y aliados
políticos del ex gobernador Yarrington. Y si hasta ahora no se tienen más datos
de investigaciones sobre las redes políticas de poder del cártel del Golfo, las sospechas en los EU seguirán asentadas hasta en tanto no se aclare
el caso del ex gobernador Yarrington. Algunas fuentes priístas consideran que
el gobierno de Peña Nieto tendrá que darle seguimiento
a la denuncia originada en los EU.
Los casos de Tamaulipas y Nuevo
León tienen derivaciones del pasado
reciente en los grupos políticos dominantes. Sin embargo, forman parte de los
expedientes calientes que tendrá que
atender sin dilaciones el gobierno de Peña Nieto, sobre todo por el hecho de
que esas fichas entregadas cada
inicio de gobierno se pueden convertir en factores de presión estadunidense.
En los casos de Tamaulipas y Nuevo
León, los investigadores estadunidenses han otorgado especial atención sobre
todo a las redes de poder de los
políticos presuntamente involucrados con alianzas con el crimen organizado. Ahí
se localiza el principal peligro
porque implica ya no tanto la violencia de las bandas criminales, sino la complicidad del sistema de gobierno que
ha impedido alguna solución. No es gratuito que en los dos estados sigan
existiendo complicidades políticas, muchas de ellas aún no detectadas.
De ahí que la principal inquietud en Washington sea que algunas
personas sospechosas de relaciones peligrosas con la criminalidad puedan colarse en posiciones de poder en la
nueva administración. Pero el nuevo gobierno priísta debe ser el primer interesado en evitar la
contaminación de personajes que aparecen en las listas estadunidenses.
En este contexto, el nuevo gobierno
priísta debe tener claro el hecho de
que gobiernos estatales gobernados por el PRI --Nuevo León, Chihuahua,
Tamaulipas y Michoacán-- se encuentran metidos en problemas de narcotráfico y tengan
tantos problemas derivados no tanto
de la violencia sin control sino de las redes del crimen organizado con
espacios políticos de poder. De ahí la importancia para el PRI de limpiar las listas estadunidenses.
@carlosramirezh
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viernes, 26 de octubre de 2012
26-Octubre-2012, Viernes.
INDICADOR POLITICO
+ La descardenización del PRI
+ Y
no-cardenización del PRD
Carlos
Ramírez
En esas volteretas que suele dar la política, la reforma laboral en materia
de liderazgos sindicales logró dos
impactos inesperados:
1.- La descardenización del PRI
porque los liderazgos sindicales serán ahora responsabilidad de las bases y no
de las alianzas de los sindicatos con el Estado ni con el PRI, con lo que se
dio fin al proyecto político laborista
del presidente Lázaro Cárdenas al impulsar la creación de la CTM como brazo obrero del partido del gobierno,
entonces Partido de la Revolución Mexicana y luego Partido Revolucionario
Institucional.
2.- La no-cardenización del PRD
porque los líderes sindicales tendrán vigencia en tanto respondan a las bases y no a sus relaciones orgánicas con el PRD, fundado
sobre las bases del neocardenismo
impulsado por Cuauhtémoc Cárdenas en 1987-1989 y luego colocado como eje del PRD. Como el PRI, el PRD quiso
articularse en torno a alianzas con sindicatos.
3.- La des-sindicalización del
proyecto nacional de nación y de desarrollo que quiso, ante el debilitamiento
del PRI por la nominación de Miguel de la Madrid como candidato tecnócrata en
1981, rehacer el proyecto
progresista a partir del enfrentamiento del proyecto sindicalista contra el
proyecto neoliberal empresarial que representaba entonces De la Madrid y su
operador económico Carlos Salinas de Gortari. Aquella fase, conocida como la de
la disputa por la nación --registrada con
precisión por Carlos Tello y Rolando Cordera en un libro titulado precisamente
con ese concepto--, se resolvió con
la introducción del neoliberalismo como política de Estado y vigente a la fecha.
El papel central del sindicalismo como eje del funcionamiento del Estado
priísta se consolidó por el proyecto político del presidente Cárdenas, pero sin posibilidad de existencia
posterior. Cárdenas facilitó la
candidatura sucesoria del conservador Manuel Avila Camacho en 1940 y en 1941,
luego de haber desplazado a Vicente Lombardo Toledano y su grupo socialista de
la cúpula de la CTM, Fidel Velázquez asumió el control total de esa Confederación y la subordinó a los intereses del
Estado, operando como el brazo controlador
de los obreros.
El papel central de Fidel Velázquez en la política se refrendaba cada seis
años cuando la CTM tenía el privilegio de destapar
al candidato presidencial del PRI, excepto en 1969 cuando le tocó al sector
campesino de la CNC con Echeverría. En 1981 fue el último destape de
Velázquez porque seis años después, en 1987, Carlos Salinas de Gortari fue
nominado por el CEN, aunque con
reconocimiento al veterano líder cetemista. De igual manera, Colosio fue destapado en noviembre de 1993 por el
CEN priísta y Zedillo fue destapado
por Joseph-Marie Córdoba Montoya.
En materia económica, el sector
obrero, con la CTM como buque insignia, fue apabullado en 1981 con el cambio en el enfoque de la política
económica del gobierno: el salario pasó de símbolo
de la justicia social a variable inflacionaria determinante; la estrategia
salarial definida por Salinas de Gortari desde 1982 fue la de sacrificar el salario como instrumento
de control de la inflación por el lado de la demanda. Los pactos estabilizadores
controlaron los salarios y llevaron
a los obreros a una pérdida consistente del poder de compra. Más aún, Salinas
de Gortari introdujo nuevos
elementos para determinar el salario: la productividad, la demanda y el
equilibrio del circulante, toda la doctrina
neoliberal.
Lázaro Cárdenas había impulsado la organización sindical como
pilar del nuevo Partido de la Revolución Mexicana con dos objetivos:
instrumento de equilibrio de clases y factor de definición del bienestar. Esta
idea sobrevivió hasta la presidencia del PRI de Porfirio Muñoz Ledo en 1976
cuando definió al PRI como el “partido de los trabajadores”. Pero la nominación
de De la Madrid como candidato presidencial en septiembre de 1981 terminó con ese ciclo.
De 1981 al 2012, los sindicatos flotaron en un ambiente político en el
ya no fueron determinantes para la toma de decisiones pero llegaron a contar como votos. En las elecciones
presidenciales de 1988 Fidel Velázquez le prometió
20 millones de votos al candidato presidencial priísta Carlos Salinas de
Gortari, pero al final el PRI sólo pudo acreditar 9.7 millones. Ahí se probó que la organización obrera del PRI tampoco servía para llevar votos a las
urnas.
La reforma laboral aprobada por el
Senado rompió el paternalismo del
PRI sobre los líderes sindicales porque le trasladó a los obreros la
permanencia de los dirigentes. Ahí terminó su ciclo el modelo sindical priísta del general Cárdenas. Y los
líderes sindicales articulados al PRD, que habían reproducido el modelo cardenista, también tendrán que replantear
sus liderazgos, ya no basados en su alianza
con el partido sino en función de sus bases obreras.
La des-sindicalización de los partidos estaría conduciendo a la necesidad de formar partidos con bases obreras,
como ya ocurrió con el SNTE y ahora se abre como posibilidad con el SME y su
decisión de ser partido. Sin embargo, no
existen pruebas contundentes de que las bases obreras se conviertan
automáticamente en votos electorales.
Al final, la reforma laboral disminuirá el papel activo de los
sindicatos y de las bases obreras en la política. De todos los partidos, el PRI
es el que puede mantener su lealtad
porque tiene cuotas de poder para sus
sindicatos en las listas de candidaturas a cargos de elección popular. En el
PRD y sus aliados, en cambio, sus líderes sindicales más representativos --Hernández
Juárez por los telefonistas y la Unión Nacional de Trabajadores, Agustín
Rodríguez por el STUNAM y Martín Esparza por el SME-- no llegaron al Congreso.
Si la reforma laboral pasa el tamiz
de la Cámara de Diputados, el país habrá dado un paso importante en la conformación de los partidos: de partidos de masas
a partidos de ciudadanos y votantes.
@carlosramirezh
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jueves, 25 de octubre de 2012
25-Octubre-2012, Jueves.
INDICADOR POLITICO
+ Reforma
laboral: ganó el PRI
+ PAN
y PRD, la mano del gato
Carlos
Ramírez
Si la política ha dejado de ser lineal y ha encontrado
comodidad en el modelo matemático de la teoría
de juegos para toma de decisiones en situaciones complejas, entonces el
saldo de la reforma electoral en el Senado se convirtió en una victoria para el PRI.
En su fase de juego de estrategias,
la decisiones políticas no se miden
por el modelo binario ganar-perder, sino por la fabricación de escenarios que
lleven a conclusiones que tampoco se
deben tomar de manera literal porque a veces perdiendo se gana más.
De ahí que la votación final de la
reforma electoral en el Senado debe tener otras
lecturas políticas, sobre todo en función de las necesidades del PRI:
1.- La reforma tenía dos aristas separadas: la modificación
del status del trabajador frente al
patrón y la vida interna de los partidos. La victoria sobre la transparencia
sindical se convirtió automáticamente en una derrota del obrero; los dirigentes sindicales seguirán mangoneando
a los trabajadores, pero la iniciativa consolidó el abaratamiento en prestaciones de la mano de obra.
2.- Las reformas internas en el PRI
habían diluido los compromisos
políticos del partido con sus sectores corporativos: Salinas de Gortari
introdujo el neoliberalismo que golpeó a la clase media, privatizó el ejido y
hoy el PRI termina con el compromiso
histórico con los trabajadores. El punto clave radica en el hecho de que en las
últimas elecciones el PRI ya no
dependió del voto corporativo sino social; por tanto, los sectores le salían
políticamente más caros. Con la
reforma se ayudó al PRI a disminuir
el lastre de los sindicatos.
3.- La propuesta modernizadora de
Enrique Peña Nieto estaba siendo frenada
por los compromisos corporativos. Era obvio que el PRI por sí mismo nunca iba a lanzar una iniciativa que
afectara al sindicalismo como aliado corporativo; por eso el PRI pareció reacio a la reforma, dejó que el PAN y
el PRD polarizaran posiciones y luego votó a favor. Así, la reforma que
terminaría con el corporativismo sindicalista priísta y la pérdida de poder de los líderes ayudará a la
modernización de Peña Nieto.
4.- El eje político de la reforma laboral estaba delineado por Francisco
Hernández Juárez, líder de los telefonistas desde 1976, aliado de Salinas de
Gortari en la liquidación del papel tutelar del Estado, cómplice de la
privatización de las empresas públicas, en un texto publicado en 1993 para exaltar al gobierno salinista: El sindicalismo en la reforma del Estado:
“para remontar la crisis (de 1981-1989), no
era suficiente que cambiara el modelo de desarrollo (del Estado al mercado);
tenía que cambiar, a la vez, la estructura
laboral, productiva, gubernamental, empresarial y sindical que funcionó para
sus circunstancias económicas, sociales, políticas e ideológicas específicas” (pág. 65.)
5.- En la etapa fuerte de
modernización 1989-1990, Salinas de Gortari sólo pudo golpear a los liderazgos sindicales de empresas del Estado pero
adversos al Estado; en su discurso del primero de mayo de 1990, Salinas de
Gortari enumeró los ocho puntos de
su reforma laboral para buscar una nueva relación sindical dentro de los sindicatos pero no se atrevió a modificar las reglas
de excepción de los líderes sindicales.
6.- La modernización de Peña Nieto
necesitaba de un sistema productivo despolitizado,
con líderes que rindieran cuentas a sus agremiados y no al gobernante en turno, toda vez que las decisiones del Estado
que afectan las relaciones obrero-patronales han dejado de necesitar la complicidad de los líderes. El siguiente
paso será la descorporativización de las cuotas de poder de cargos públicos
del PRI, y será relativamente fácil
con líderes que deben de atender a sus sindicatos y no la política. La reforma
electoral votada en el Senado sacó
las castañas del fuego con la mano del PAN y del PRD.
7.- Los más afectados con la reforma aprobada serán, paradójicamente, los
sindicatos articulados al PRD porque heredaron el modelo del viejo PRI de
control de masas como fuente de
poder. Los líderes de esos sindicatos hacen más política que lucha por los obreros. Al gobierno no le interesa
si Hernández Juárez se queda o no en el sindicato telefonista o Agustín
Gutiérrez en la UNAM porque los dos dependen de patrones fuera del control estatal; pero esos dos líderes van a salir perdiendo con la reforma laboral.
8.- Los empresarios también
quedaron felices porque controlan a sindicatos negociando directamente con los
líderes pero estaban urgidos de
abaratar la mano de obra. El PAN y el PRD ayudaron
al PRI a deslindarse del paternalismo sobre los sindicatos, la relación del
gobierno priísta con sindicatos se llevará en Hacienda vía revisión salarial y
ya no en el PRI. Como los
campesinos, los obreros estaban organizados para votar y no para producir.
El problema de la democratización
del país tiene que ver muy poco con reformas
parciales que no modifiquen el sistema de decisiones productivas. La siguiente
fase de la modernización productiva del PRI --la de Peña Nieto en Los Pinos--
tenía que diluir el peso corporativo
de los sindicatos; con la reforma, los líderes tendrán, ahora sí, que atender a
los obreros y ya no a la política.
A cambio de posibilidades de democratización de la vida interna de los
sindicatos que en el PRI nunca han
sido prioridad, el PRI logró el abaratamiento
de la mano de obra con la disminución de algunas prestaciones sociales que se
habían convertido en costo de
producción y afectaban la tasa de utilidad de los empresarios. Asimismo, el PRI
consiguió que la alianza PAN-PRD --los extremos que se juntan-- aceptara el trueque de democratización a cambio de
terminar con la alianza histórica del
Estado priísta con los trabajadores.
La des-sindicalización del
Estado, gracias al PAN y al PRD, fue otra forma de fortalecer la modernización del sistema productivo que inició el
PRI en 1982 y que seguirá el próximo sexenio.
@carlosramirezh
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miércoles, 24 de octubre de 2012
24-Octubre-2012, Miércoles.
INDICADOR POLITICO
+ Sindicatos:
¿y los trabajadores?
+ Salarios,
derechos, prestaciones
Carlos
Ramírez
A lo largo de varias semanas, en
medios, opinión pública y congreso se ha debatido la existencia de una estructura de organización sindical no sólo opaca
sino opresora de los trabajadores. Pero en esos días, el peor silencio ha sido el de los obreros.
La existencia de la actual
organización sindical en México ha obedecido a cuando menos tres hechos:
1.- El control Estatal de trabajadores
para aplicar políticas económicas y de alto costo productivo y para utilizar a los sindicatos como
instrumento de control empresarial.
2.- El factor laboral ha sido parte
de la tasa de utilidad. El deterioro
en el poder de compra del salario obrero es correlativo a las ganancias empresariales y a las estrategias de
estabilización macroeconómica del Estado.
3.- Pese a las evidencias de que
Estado, empresarios y líderes han mangoneado
a los obreros para obtener beneficios particulares y generales, los obreros han
dado muestras palpables de pasividad
frente a sus dirigencias.
A lo largo de más de treinta años,
de la introducción del neoliberalismo en las decisiones del Estadio en 1980 con
la llegada a la Secretaría de Programación y Presupuesto de Miguel de la Madrid
y Carlos Salinas de Gortari al debate actual sobre la reforma laboral, los
trabajadores han sido sacrificados
por el Estado, los empresarios y los líderes sindicales:
1.- En ese tiempo, el gobierno ha
centrado el control de la crisis en el salario --la demanda--, con la anuencia de los líderes sindicales.
2.- Los controles salariales son mayores que los controles estatales
sobre los precios y las utilidades: el deterioro del poder de compra obrero ha
sido de 70% en treinta y seis años.
3.- El costo laboral y social de la crisis ha sido posible por la
existencia de líderes venales que han controlado
a los obreros para que gobierno y empresarios impongan políticas económicas que
reventaron el Estado de bienestar.
Pero pese a la realidad de que los obreros han sido sacrificados por el
gobierno, los empresarios y los líderes sindicales, los trabajadores han dado
muestras fehacientes de inmovilidad;
al final de cuentas, ni al Estado, ni al partido en el gobierno, ni a los
empresarios les conviene la democracia sindical porque ella llevaría a una revaloración del factor trabajo y a una
lucha salarial que rompería la
estabilización y reduciría la tasa de utilidad.
Por tanto, el problema de la
reforma laboral en realidad no se localiza en un Estado, unos empresarios y unos
líderes sindicales que explotan a
los trabajadores para legitimar políticas depresivas de desarrollo, sino en la holgazanería
social y gremial de los obreros frente a su realidad que raya en la aceptación
de condiciones de esclavitud
económicas.
En realidad, los obreros no necesitan de leyes para someter a
los líderes a controles; basta, por ejemplo, que los trabajadores se movilicen contra esos liderazgos entreguistas al
gobierno en turno, a los empresarios y a los líderes. En 1976, por ejemplo,
Francisco Hernández Juárez construyó una democratización desde abajo del sindicato de telefonistas y
depuso al líder Salustio Salgado Guzmán porque se había eternizado en la dirigencia sindical; hoy, con el aval de los obreros, Hernández Juárez
va para los cuarenta años como líder
telefonista.
De nada servirán las leyes o las reorganizaciones o la transparencia
de los liderazgos sindicales si los obreros aceptan con sumisión a sus líderes. Resulta inexplicable que trabajadores de la UNAM --supuestamente los más
militantes y con formación proletaria-- acepten
el liderazgo eterno de Agustín Gutiérrez por casi veinte años y la entrega de los derechos sindicales a
arreglos con la rectoría de la universidad. Y los trabajadores petroleros, esa casta del proletariado de una empresa
del Estado, ven pasar con desdén a
liderazgos como el de La Quina y
acaban de reelegir a Carlos Romero Deschamps por otros seis años, a sabiendas
de sus componendas con los patrones.
Por tanto, será inútil que los legisladores peleen la
democracia y transparencia sindical si los obreros carecen de conciencia proletaria hacia su sindicato y por tanto de
conciencia social hacia el país y no
les importa quiénes sean sus líderes. Al final, los obreros tienen los líderes
que se merecen. ¿Cómo fue posible
que Romero Deschamps haya ido reelecto en el sindicato petrolero después de las
fotos de su hija hubiera aparecido como hija de jeque árabe?
Lo patético ha sido ver al movimiento YoSoy132 --esa juventud dizque rebelde-- marchar contra la reforma laboral y al lado de
dirigentes sindicales con biografías de explotación de los obreros. O ver al
PAN, doce años después de la transición que debió de haber impulsado la reforma
laboral para la modificación del régimen priísta, rasgarse las vestiduras en el congreso con una ley tardía.
Al final, el debate sobre la
reforma laboral ha probado que en
México no existe obreros o proletarios con conciencia de clase, sino un lumpenproletariado desclasado y contento con el gobierno que sacrifica
sus salarios y su nivel de vida, con empresarios que ganan más a costa del control de los sindicatos y con líderes sindicales
venales que manejan a los obreros
como trabajadores de Cananea o Río Blanco.
@carlosramirezh
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