INDICADOR POLITICO
+ AMLO:
liderazgo para el 2018
+ #132:
bienvenidos a la realidad
Carlos
Ramírez
Como Andrés Manuel López Obrador es
un táctico del poder, su conferencia
de prensa el lunes sirvió para puntualizar luchas:
1.- La ventaja de 3 millones 200
mil votos es difícil de remontar en
los recuentos; pero de todos modos, de algo
le servirá manchar el proceso.
2.- Las elecciones no fueron de
santos contra mapaches, sino de
operadores de votos contra operadores de votos… y ganó el PRI. Pero el PRD hizo
exactamente lo mismo que el PRI,
sólo que con menores resultados. En el 2006 ser revisaron urnas y en el
recuento Calderón logró más votos
que López Obrador.
3.- Con López Obrador no existen secretos. Al explicar en
campaña las razones de la protesta del 2006, el candidato perredista adelantó vísperas: no modificar
resultados ni dictámenes sino crear en la protesta un factor de cohesión para mantener a sus
seguidores. El plantón en Reforma fue un factor
sorpresa que le dio tiempo para amarrar alianzas. Luego vino la orden para que
el PRD impidiera la toma de
posesión, siguió la instrucción de no
reconocer a Calderón y terminó con el circo
de la toma de posesión como presidente legítimo.
4.- Ahora careció de imaginación: sus acusaciones en la conferencia de prensa
del lunes pasado no llevaron a la presentación de pruebas para acomodar 3.2
millones de votos. Un nuevo plantón es imposible porque ya no lo seguirían a esa aventura. El PRD condicionó su participación al seguimiento de los canales legales
porque anular la elección sería reponer
las elecciones en las que el PRD desbancó al PAN como segunda fuerza política
nacional y la victoria en las gubernaturas de Morelos y Tabasco logradas a
pulso. Al PRD no le conviene reponer
la elección.
5.- Como López Obrador se impone
por lo efectista de algunas de sus
protestas, la conferencia de prensa y el anuncio de impugnaciones legales
fueron el indicio de que ya no hay
nada qué hacer más que manchar la elección con acusaciones contra el PRI por el
uso de mecanismos no legales pero con la realidad de que el PRD hizo lo mismo, sólo que sin poder movilizar más
votos que el tricolor. Por tanto, la conferencia y la impugnación fueron
mensajes políticos hacia el interior
de la coalición PRD-PT-MC-Morena y no
para la sociedad.
6.- El saldo electoral del domingo
pasado fue una victoria del PRI, una
derrota del PAN y un saldo más que positivo para el PRD: a pesar del costo
político del plantón del 2006, de la insurrección para estallar una crisis
constitucional en diciembre impidiendo la toma de posesión de Calderón y la payasada de la presidencia legítima,
López Obrador perdió en el 2012 pocos
votos en términos reales --descontándole el aumento del padrón-- sobre el 2006 y
bajó apenas del 35.3% del 2006 a 31.6%,
cuando el PAN se desplomó de 35.8% hace seis años a 25.4% el domingo pasado y el PRD disminuyó 3.7 puntos porcentuales y el PAN 10.4.
7.- Más que el primero de julio del
2012, a López Obrador le preocupa el domingo primero de julio del 2018.
Cárdenas compitió tres veces por la
presidencia, pero del 30% de 1988 bajó a una media de 16% en las dos siguientes; López Obrador mantuvo su tercio de
votos, nada desdeñable luego de haber bajado a 20% sus tendencias a finales del año pasado. Por lo pronto, el
tabasqueño ya creó su propia
estructura partidista con la absorción de Convergencia, el dominio sobre el PT
y su organización Morena. Estas formaciones indicarían la fragmentación de los grupos neopopulistas.
8.- Como la historia casi nunca
tiene sorpresas y suele ser circular, López Obrador enfrenta un escenario que
ya vivió Cárdenas cuando perdió las
elecciones por tercera vez: López Obrador fue impulsado por Cárdenas como jefe de
gobierno 2000-2006, desde ahí construyó
su candidatura presidencial y luego desplazó a Cárdenas en el 2006. El
tabasqueño impuso a Marcelo Ebrard como jefe de gobierno, éste usó el cargo
para construir su candidatura
presidencial, estaba listo para competir en el 2012 pero decidió “no pelearse
con la historia” de liderazgo de López Obrador y le cedió el turno. Hoy Ebrard aparece como el jefe máximo del gobierno del DF para el siguiente sexenio, tiene el
control del PRD en la capital del país y opera una coalición progresista a
través de Manuel Camacho Solís. En el 2018 Ebrard será el caudillo de refresco del PRD como una figura mediática, mientras
López Obrador seguirá estancado en
sus estilos tropicales.
9.- De ahí que López Obrador esté
urgido en construir una protesta
contra la elección como factor de cohesión de sectores sociales inconformes con
el resultado electoral. Ahí es donde apareció
el movimiento de estudiantes de universidades privadas YoSoy132 como una protesta contra Peña Nieto y ahora como punta de lanza del discurso político
del tabasqueño. Como López Obrador sabe que otra protesta como la del 2006 será difícil porque el PRD tendría
que deslindarse de cuestionar una elección que hizo crecer al partido, entonces está pivoteando a los chavos del
132 al conflicto poselectoral con los
mismos argumentos políticos del 2006.
10.- El 132 fracasó en sus resultados porque nació con el objetivo limitado
de impedir la victoria del PRI. Los
datos indican que el mismo número de jóvenes votó por Peña que por López
Obrador. Su discurso democratizador
se está enlodando con su rechazo a los resultados electorales de un proceso
democrático, aunque peligrosamente en el terreno pantanoso de la violencia contestataria extremista,
antidemocrática y amenazante. Ingenuamente el 132 está siendo impulsado a querer cambiar un proceso electoral que
no pudo modificar en el 2006 el PRD
como partido y cifras más apretadas.
11.- El 132 se enfila a la ruptura violenta,
está a punto de provocar choques con la policía por su intransigencia estilo
chileno, quieren su primera víctima
para redinamizarse y se perfilan como los fascios del lopezobradorismo.
12.- Sólo que el escenario social
del 2012 es mejor que el del 2006.
@carlosramirezh
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