INDICADOR POLITICO
+ ¿Democracia
KO a democracia?
+ Fallan
PAN y PRD en alternancia
Carlos
Ramírez
1.- La democracia es un sistema
político tan democrático que permite usar la democracia para liquidar la democracia.
2.- La democracia electoral es un procedimiento de la democracia
representativa para elegir gobernantes a partir de la propuesta de un proyecto
de gobierno. Lo que se vota en elecciones presidenciales es un modelo de país propuesto por los
candidatos presidenciales y sus partidos.
3.- Por tanto, ahora existen dos dimensiones: el asunto puramente
electoral que se dirime, como en toda democracia representativa, en las
instituciones electorales y el asunto de modelo
de nación que debiera tener México para enfrentar su crisis pero debatiéndose
en la calles y en las urnas.
4.- López Obrador juega en dos
canchas; de un lado, con el PRD en el terreno de la mesa electoral que quiere
revertir el resultado de las urnas; de otro, en las calles con la confluencia de movimientos radicales antisistémicos y
antipriístas que no alcanzaron a
conformar una mayoría electoral.
5.- El derrotado candidato
presidencial perredista quiere dos
victorias: en la mesa y en la calle, dice que está caminando por el carril de
las leyes pero estimula la protesta
violenta y apadrina un movimiento que utiliza
las presuntas irregularidades electorales --que las instituciones, con tiempo
legal, están aún definiendo-- para dar el paso adelante: presentarse como un Profeta
que salvará a México de la corrupción y la inmoralidad.
6.- López Obrador --seguido
fielmente, hasta ahora, por el PRD de Los
Chuchos-- no representa una
verdadera izquierda ideológica sino una izquierda religiosa, protestante; no toma
la esencia de la propuesta marxista de la lucha de clases como el eje del conflicto social y de la
disputa por la riqueza, sino el neopopulismo presupuestal del Estado para
regalar dinero; y se ha olvidado de
las masas proletarias para acogerse a la capacidad de movilización del lumpenproletariado, la lumpenburguesía y el lumpenestudiantado.
7.- Lo que se ha puesto en el
centro del debate es la democracia representativa
frente a la democracia directa. Si
se revisan los parámetros y coordenadas, López Obrador está aplicando el modelo de la APPO en Oaxaca: una
insurrección de organizaciones sociales antisistémicas y antipriístas contra
las instituciones para instaurar un gobierno popular, autogestionario y
comunal. La ofensiva de López Obrador contra las instituciones electorales
tiene el objetivo de desacreditarlas
y por tanto aniquilarlas, La desinstitucionalización
es un proceso de los movimientos antisistémicos para regresar la toma de
decisiones a las calles, a la mano alzada.
8.- El movimiento estudiantil de
protesta, animado por estudiantes de universidades públicas y privadas, es la
otra palanca de López Obrador y en nada
se parece al movimiento del 68: los estudiantes del 68 combatieron contra
expresiones autoritarias y represivas del Estado y hoy la protesta es contra irregularidades electorales; en el 68
los estudiantes exigieron renuncias policiacas y derogación de leyes represivas
y hoy quieren la entrega del
gobierno a López Obrador; en el 68 fue un movimiento contra el modelo de gobierno
priísta y hoy es un movimiento por
el Caudillo… que se forjó en el PRI.
9.- El ala radical del PRD, la lopezobradorista, ha señalado como objetivo no
el procedimiento de limpieza del proceso electoral, sino la anulación de las elecciones y la designación
de un presidente interino. Pero comete el mismo
error de la APPO en Oaxaca: exigir en el 2006 la renuncia del gobernador pero
dejando intacto el sistema político priísta. Por eso el movimiento de López
Obrador es en realidad un priísta antipriísta,
porque deja la estructura priísta en el PRD; por tanto, el país padece un
conflicto de élites, no de modelos
sistémicos.
10.- Un interino tendría que darse con
las reglas políticas vigentes:
debería ser nombrado por el Congreso, dominado hoy por el PRI y por el PAN. Por
tanto, el interino tendría que reproducir
el sistema vigente y la victoria del PRI y el interino tendría que ser del PRI.
De ahí que la lucha de López Obrador no
sea por la renovación sistémica sino una victoria pírrica contra el político priísta que lo derrotó en las urnas con
3.4 millones de votos y casi 7 puntos porcentuales de ventaja. Se trata, pues,
de evitar la derrota, aunque
metiendo al país en un sobresalto de interinato que llevaría al mismo destino.
11.- López Obrador y sus fascios juveniles juegan con el vigente sistema político democrático
para acabar con la democracia. Es
decir, sus exigencias se alejan de los caminos democráticos, aunque en nombre de la democracia. No puede
tenerse una mejor opción: se usa la democracia para acabar con la democracia.
12.- La democracia es conservadora, un modelo liberal, ideal
para las sociedades masivas. Los mecanismos de representatividad pasan por los partidos, no por los liderazgos
caudillistas. La democracia directa depende del caudillo.
13.- El asunto ya ha sido planteado
por la ciencia política. Un texto de Ralf Dahrendorf del 2004 (revista Metapolítica No,. 37, septiembre-octubre
de 2004) delineaba el dilema de que
en Europa la democracia fue usada por grupos radicales de ultraderecha para terminar con la democracia. Hoy los movimientos
sociales antisistémicos quieren destruir
el sistema democrático o condicionarlo a sus propias preferencias: ganar en las
calles lo que no se acredita en las
urnas.
14.- Por ello el dilema de México es claro: democracia representativa
o democracia directa. El problema fue que la alternancia panista no trabajó la reforma del sistema
político y la oposición neopopulista se preocupó más por la movilización caudillista que por
reconstruir las instituciones electorales.
15.- Las crisis poselectorales han
sido culpa de la alternancia fallida
y la responsabilidad involucra al PAN y al PRD.
@carlosramirezh
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