INDICADOR POLITICO
+ AMLO
y los errores en el 2012
+ Chavizar las calles contra PRI
Carlos
Ramírez
El PRD y Andrés Manuel López
Obrador quedaron atrapados en su
laberinto: van a tratar de mantener
la agitación en las calles y en los medios, pero en el entendido de que la
derrota electoral del candidato presidencial perredista fue producto de malas estrategias del partido.
Los
Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, aceptaron la mala estrategia electoral del PRD, aunque
contradictoriamente insisten en anular
las elecciones presidenciales sin anular también las legislativas y las
estatales que reprodujeron las mismas
maniobras del PRI.
De ahí que el dato significativo en
los últimos días de la semana pasada hayan sido los movimientos tácticos del PRD y sus aliados: el
apoyo declinante del partido a López Obrador en su protesta, el mensaje del PRD
de mantener un diálogo con el próximo presidente de la república y sobre todo
el reconocimiento a los errores
perredistas en las elecciones y en la defensa del voto.
Queda para el análisis el discurso insidioso del presidente del PRD,
Zambrano, para insultar a los
magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Si el
neoperredista Marcelo Ebrard demandó
al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo cuando dijo que el gobierno del DF había maiceado a ministros de la Corte para avalar las reformas al aborto y al
matrimonio entre personas del mismo sexo, Zambrano, sin pudor ni presentar prueba alguna, declaró que los
magistrados del Tribunal ya habían recibido línea para declarar
presidente electo a Enrique Peña Nieto.
Por lo pronto, los más apasionados
seguidores de López Obrador han comenzado a criticar la estrategia de protesta y de movilización del
tabasqueño. El productor televisivo Epigmenio Ibarra, de una negra historia en traiciones al
zapatismo en 1994 y 1995, publicó el viernes pasado en Milenio un largo rosario de quejas
contra la movilización lopezobradorista, luego de apasionados apoyos a la protesta. El de Ibarra es el discurso de lamentación de una estrategia
personalizada en López Obrador y no una guerra de posiciones políticas:
--Un lamentable error de la izquierda; el haber cedido a la tentación
del performance
al presentar algunos de los animales de corral con los que el PRI compró votos como
evidencia, ha facilitado el trabajo de
quienes ahora hasta caricaturizan la
demanda de impugnación.
--Los partidos de la izquierda, dominados por una burocracia que logró
colocarse en la nómina, se preparan para
abandonar el barco. La famosa cumbre
de la izquierda huele más a rendición que a plan de lucha.
--Los movimientos sociales de filiación abiertamente obradorista se
empeñan en acciones de poco calado y
no hacen sentir su presencia, su músculo en las concentraciones ciudadanas que
se han producido.
--Otro tanto sucede con los jóvenes
de #YoSoy132.
De deslinde en deslinde, poseídos por un asambleísmo
febril, han abandonado a su suerte en
las calles a ciudadanos que, paradójicamente, enarbolan sus banderas,
portan sus emblemas sin encontrase en ellas a esos jóvenes que los hicieron
despertar de su letargo.
--Sicilia y su movimiento por la paz, sin atinar a relacionar la guerra que condenan con la permanencia
del PAN y el PRI en el poder, cedieron
el terreno y se fueron ahora para el norte. En medio, además, de una coyuntura
electoral que disminuye la eficacia y contundencia de su reclamo.
--Fuerzas más radicales son, en este momento, las más activas. Al tiempo que capitalizan el movimiento lo hacen menos
digerible para amplios sectores de la población. Muy difícil resulta que
ciudadanos, movidos por una indignación que poco tiene que ver con los dogmas ideológicos de la izquierda
tradicional, jueguen, en estas condiciones, un papel protagónico. Sin ellos
nada somos. Es pues el momento de la
reflexión, la autocrítica, de la humildad y las decisiones rápidas y audaces.
--No podemos ni debemos darnos el
lujo de la claudicación. Menos poniendo como pretexto para la misma la
conquista de “objetivos superiores”.
El texto de Ibarra, los insultos de
Zambrano al Trife, el circo en la entrega
de animales como prueba, la Cumbre de la
Izquierda y el aislamiento en el
que quedó López Obrador por una necedad personal
de impugnar solamente la elección presidencial sin el apoyo real, efectivo y
activo de los candidatos que ganaron gobiernos estatales y posiciones
legislativas y municipales han dibujado ya el agotamiento de la protesta lopezobradorista.
Y sabedor de que el PRD no lo acompañará a un nuevo plantón en
las calles y que el partido se prepara para negociar reformas con Enrique Peña Nieto y el PRI, la salida que estaría analizando López
Obrador para mantener la impugnación mediática
sería la de manifestaciones callejeras casi permanentes, al estilo de Hugo Chávez en Venezuela. Sin
embargo, la capacidad de convocatoria del candidato perredista derrotado ha menguado muy aprisa.
Inclusive, en el equipo del
tabasqueño se tiene claro que la impugnación en la Corte Interamericana de
Derechos Humanos sería inútil porque el desahogo será tardío y sin una sentencia que destituya a Peña Nieto y lo coloque
a él en la presidencia de la república. Lo malo es que algunos juristas que
acompañan a López Obrador ya lo han entendido
así, pero ha sido imposible convencer al candidato derrotado de que la batalla
está perdida.
El pesimismo ha comenzado a invadir al equipo de López Obrador porque
se quedó en solitario con su exigencia de invalidar las elecciones
presidenciales. La agenda política
del país ha entrado en la dinámica del cambio de gobierno y en la definición de
las reformas. Y el PRD no cometerá el error del 2006 de
aislarse. Así, López Obrador quedaría como el Nicolás Zúñiga y Miranda del porfiriato que cada elección alegaba que le
había ganado las elecciones al Caudillo.
@carlosramirezh
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