INDICADOR POLITICO
+ Sicilia
y CIDH: con EU vs México
+ Y avanza
narco en centro de país
Carlos
Ramírez
En 1985, cuando el senador
ultraderechista Jesse Helms realizó audiencias públicas en el Senado para enjuiciar a México por el narco y el
asesinato del agente de la DEA Camarena Salazar, todas las fuerzas sociales mexicanas realizaron una marcha de
protesta contra el Capitolio.
Hoy que México de nuevo se ve presionado por el aparato de poder de
los EU en materia de narco, el poeta y anarquista católico Javier Sicilia, con
el apoyo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos vía su secretario
ejecutivo Emilio Alvarez Icaza, inició esta semana una marcha en estados del sur de la Unión Americana para “suplicar” la intervención de Washington en México
para detener la ofensiva del gobierno de Calderón contra el crimen organizado.
Pero el escenario mexicano no puede
ser peor para Sicilia: la
reactivación de los ataques de los cárteles
en Nuevo León y la violencia el fin de semana en San Luis Potosí, Zacatecas,
Guanajuato, Michoacán, Estado de México y Distrito Federal. La violencia fue estallada por el crimen organizado en
contra de las instituciones mexicanas y como parte de la guerra interna entre cárteles por el control de zonas de trasiego pero también de
consumo.
La exigencia de Sicilia de detener la ofensiva gubernamental contra la
delincuencia organizada y criminal llevaría sencillamente a la cesión de las plazas a los cárteles de la droga. La disputa de las
bandas criminales se ha agudizado por la posesión
de espacios territoriales de la soberanía del Estado para quedar en poder de
los cárteles y excluir cualquier
funcionamiento institucional. Lo que hasta la fecha se ha negado entender Sicilia es que la ofensiva del gobierno mexicano es
contra el crimen organizado y no
contra la sociedad o la población civil. El 95% de los muertos han sido delincuentes, la mayoría de ellos por
enfrentamientos entre los propios cárteles.
A partir de la lógica del consuelo
católico a víctimas mexicanas, Sicilia ha caído en el juego de poder de instancias superiores: el narcotráfico
evidentemente necesita que el ejército mexicano se retire a sus cuarteles para quedarse con las plazas, el gobierno de
los Estados Unidos ha sabido capitalizar
esa debilidad para su intención de meter
al ejército estadunidense y a los marines
en operaciones anti narco pero dentro
de territorio mexicano y los consumidores de ambos países desean la
legalización para satisfacer las exigencias de sus vicios.
Asimismo, Sicilia decidió hacer su
caravana por estados del sur estadunidense y luego subir por la costa Este
hasta Washington en el momento más intenso
de las campañas por la presidencia de los EU entre el republicano Mitt Romney y
el demócrata Barack Obama. El cálculo de Sicilia no fue inocente: sabe que al llevar la crisis de seguridad de
México a los EU le entrega
argumentos a los sectores conservadores de ambos partidos para meter a México
en la campaña presidencial estadunidense.
Pero al mismo tiempo, la marcha de
Sicilia le aportará elementos a los
sectores del aparato de inteligencia y seguridad nacional militar y civil de
los EU para fortalecer sus evaluaciones de que México sería incapaz de resolver por sí mismo el
conflicto que representan los cárteles
del narcotráfico y por tanto apuntalarían
sus conclusiones de que Washington tendría que intervenir más en México. Los sectores conservadores del aparato de
inteligencia y seguridad nacional de los EU han valorado siempre las situaciones sociales de pánico para aumentar
su intervencionismo.
Por si fuera poco, Sicilia también aumentará el miedo en las comunidades
estadunidenses que comienzan a padecer la violencia criminal por el control del
mercado al menudeo de droga en dos mil ciudades estadunidenses, donde el
suministro y la venta están controlados
por los cinco principales cárteles
mexicanos, de acuerdo con evaluaciones de inteligencia del propio gobierno de
los EU. Y de aumentar el miedo, sería ingenuo
pensar que los estadunidenses van a criticar a México; al contrario, con el
pánico social estimulado por Sicilia van a exigir más intervencionismo de la Casa Blanca en los asuntos de México en
materia de pucha contra los cárteles.
De ahí que los sectores políticos
conservadores de los Estados Unidos estén de plácemes porque Sicilia ira entregando, a lo largo de su recorrido,
elementos que prueben, desde el punto de vista de Sicilia y de los propios
conservadores, que el gobierno mexicano no
es capaz de mantener la paz frente a los cárteles
de la droga y que es necesaria una mayor intervención
del gobierno de los EU en México.
En 1985, el gobierno conservador de
Reagan y toda la derecha de seguridad nacional vendieron la idea de que México no podía mantener la estabilidad de
seguridad y por ello el senador Helms pidió que el sector militar estadunidense
se metiera en México para mantener
la paz. Hoy Sicilia, con el apoyo de la CIDH vía su secretario ejecutivo, se
aparece como el fantasma de Jesse
Helms para pedir más intervención política y militar de la Casa Blanca en
México. No por menos la marcha de Sicilia tiene el estímulo de Washington.
Además, opino que Javier Sicilia,
su movimiento, el rector de la UNAM José Narro, los periodistas, el Movimiento YoSoy132 y ahora la Corte Suprema de
Justicia de la Nación deben responsabilizar
a los narcos de la violencia y los muertos, exigir sin dobleces la rendición incondicional de Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada, Heriberto Lazcano El Lazca, Servando Gómez La Tuta, Juan José El Azul Esparragoza, Vicente Carrillo Fuentes y otros capos y demandar la entrega de su arsenal de armas para ser juzgados como responsables de la violencia criminal y la corrupción en el tráfico de drogas y de
varios de miles de muertos en enfrentamientos entre cárteles.
@carlosramirezh
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