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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

martes, 11 de enero de 2011

11-Enero-2011, Martes.

INDICADOR POLITICO


+ 2012 y la fuerza del poder
+ PAN posiciona a PRI y PRD

Carlos Ramírez

Cuando el PRI confiaba en sus victorias en Puebla y Oaxaca, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari le dijo a un gobernador priísta que tuvieran cuidado con las señales políticas: “no subestimen el poder de la presidencia de la república”. Y así fue, la derrota en esas entidades llevó el selló presidencial.
Los cambios recientes en el gabinete presidencial fueron una muestra de que el presidente Felipe Calderón es un político. Los reacomodos perfilaron los primeros movimientos de la candidatura presidencial panista para el 2012 pero dejando claro que el proceso panista será operado directamente por Calderón.
El primer paso fue dado con el mensaje de que aún no importa el nombre del candidato pero de qué manera se están fortaleciendo los espacios políticos. El envío de Juan Molinar Horcasitas a elecciones del PAN y el ascenso de Roberto Gil Zuarth a la secretaría particular de Los Pinos logró redinamizar dos posiciones políticas por excelencia del espacio presidencial.
El país ha entrado en una fase de “guerra de posiciones” de poder. Aunque no fue una reacción en automático, los cambios políticos en el entorno presidencial deben leerse en el escenario de la designación del exgobernador coahuilense Humberto Moreira como nuevo presidente nacional del PRI y las pugnas López Obrador-Marcelo Ebrard-Jesús Ortega en el PRD.
Los movimientos del presidente Calderón tienen mejores espacios que los de la oposición: el PRI va a sudar la elección en el Estado de México no sólo por la ofensiva de López Obrador y Marcelo Ebrard para afectar la influencia política del gobernador priísta Enrique Peña Nieto en el reposicionamiento del PRI en el Distrito Federal con miras a la elección de jefe de gobierno en el 2012, sino por el hecho de que el PAN sabe que no podrá ganarle el gobierno estatal al PRI pero podrá ayudar al PRD a abollarle la elección al tricolor por el hecho de que Peña es el precandidato priísta mejor posicionado.
El fortalecimiento del PAN con el arribo de Molinar Horcasitas y Gil Zuarth contrasta con los daños internos que provocó el ascenso de Humberto Moreira cuando estaba perfilado Emilio Gamboa Patrón y la división  inocultable en el PRD entre López Obrador y Jesús Ortega y la lucha de Ebrard contra López Obrador por la candidatura presidencial.
Los cambios de Calderón terminaron por fortalecer internamente al PAN después de la elección del senador Gustavo Madero: Molinar Horcasitas es un experto en elecciones y tiene toda la experiencia académica de estudios de procesos electorales, su papel como director de prerrogativas del IFE en 1994 y el cargo de consejero electoral del IFE 1996-2000. A pesar de que a veces su estilo personal no le ayuda en las relaciones con panistas, de todos modos es un buen operador político con experiencia electoral.
Gil Zuarth es un caso especial: fue uno de los operadores de las negociaciones del ejecutivo con el legislativo en los primeros años del sexenio de Calderón y su papel fue vital en la aprobación de los presupuestos. Cuando solicitó licencia para alejarse del cargo de diputado en marzo del año pasado para irse a la Subsecretaría de Gobierno de Gobernación, prácticamente todos los diputados de todos los partidos le desearon éxito. Se trata, pues, de un político negociador con interlocución con todas las fuerzas políticas.
En este escenario, el presidente Calderón le dio otro giro político al PAN después de la elección de Madero y va a regresar a la presidencia a la operación política directa. Lo que viene tendrá que cerrar el círculo de la política operativa presidencial: el relanzamiento de las dos bancadas legislativas panistas para quitarle espacios de dominio político al PRI y al hecho de que la diputada Beatriz Paredes dejará de ser dirigente y por tanto tendrá que soltar la cámara baja.
Como complemento de la reactivación de la política, el presidente Calderón prepara también un reacomodo en la política de seguridad, no tanto en enfoques o estrategias sino en el mensaje de que la violencia tiende a disminuir y a que el relevo en las jefaturas de los cárteles ha perdido la dinámica del escalafón. Calderón ha dejado indicios de que el 2011 será un año de asuntos políticos y no de seguridad. Y para ello, la política no se conducirá en el Congreso ni en Gobernación sino en la secretaría particular de Los Pinos.
La carrera por las candidaturas presidenciales han comenzado a desgastar a los partidos: en el PRI paradójicamente ha debilitado a Peña Nieto el hecho de ser el precandidato mejor posicionado y por tanto su condición de candidato inevitable; de nueva cuenta al tricolor podría dañarle el hecho de carecer de otros precandidatos o de tener un mejor juego de personalidades. En el PRD ya se tiene claro que la candidatura presidencial inevitablemente llevará al partido a la fractura, con el dato adicional de que las pugnas López Obrador-Ebrard-Ortega han debilitado la fuerza política perredista en el DF; Ebrard enfrenta la doble dificultar de operar su candidatura presidencial y la sucesión en el DF.
El choque PRI-PRD en el Estado de México tenderá a beneficiar a un PAN que espera poco en el Estado de México y en el DF. Y ante el desgaste de los candidatos presidenciales perfilados por el PRI y el PRD, el PAN mantiene sus cartas sin abrir y alejados del deterioro de la competencia abierta por la nominación. De ahí que en este año Calderón va a mostrar que es un político que sabe manejar las piezas del ajedrez.


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