INDICADOR POLITICO
+ Aristegui: ganaron Los Pinos
+ Fin a periodismo de oposición
Carlos Ramírez
Como la política nunca obedece a la lectura lineal de los hechos, el regreso de Carmen Aristegui fue al final una victoria política para el presidente de la república. Asimismo, la aplicación del código de ética en MVS a la conductora será el fin del periodismo de oposición, de causa y lopezobradorista.
Por lo pronto, MVS y Aristegui tienen como primera tarea del “árbitro particular de buena voluntad” concluir si la conductora violó o no el código de ética al preguntar al aire y de manera agresiva si el presidente de la república era alcohólico. Y no será una tarea menor porque el árbitro es Javier Corral, diputado panista y promotor de leyes de censura de la opinión editorial en la televisión.
La clave para entender la victoria de Los Pinos, la derrota de Aristegui y la salida tangencial de MVS la dio el secretario particular del presidente de la república, Roberto Gil Zuarth, el miércoles 9 de febrero. Como uno de los políticos más astutos del gobierno, Gil respondió a la pregunta el miércoles 9, después del comunicado-berrinche de Aristegui de denunciar sin pruebas que Los Pinos había provocado su salida y de acusar a MVS de negociarla a ella por una nueva frecuencia radial. La respuesta fue simple: el presidente no tiene problemas de alcoholismo.
Gil alivió las conversaciones de Aristegui con MVS para regresar a su programa. Sólo que de ahora en adelante Aristegui tendrá que ajustarse estrictamente al “Acuerdo general de política editorial y reglas de conducta ética” --texto íntegro en www.grupotransicion.com.mx--, firmado por Aristegui el jueves 1 de enero de 2009, y que la propia conductora se dedicó a violar con su periodismo de oposición, excluyente, militante, de causa y acosador anti sistema, como se vio con claridad en su cobertura parcial de la crisis de Oaxaca en 2006 y en la ofensiva contra el gobernador de Puebla vía una grabación que violaba la Constitución, con la intención de contribuir al derrocamiento de ambos mandatarios.
Con toda impunidad Aristegui violó en el caso del alcoholismo la parte del Acuerdo referente a “Respeto a la privacidad”. El Acuerdo estableció: “el programa (de radio) y las personas que en él intervienen se oponen a invadir o perturbar el derecho de los individuos a la vida privada, aún en el caso de ciudadanos con actividad o función pública. Este precepto sólo estará limitado por el grado en el cual la conducta o el comportamiento privado de estos ciudadanos afecte su desempeño público”.
Al lanzar por el micrófono la pregunta a la casa presidencial de Los Pinos de si el presidente era o no alcohólico y basada sólo en el juego político y de escarnio de la manta del diputado del PT, Fernández Noroña, Aristegui no presentó pruebas de que esa enfermedad --que no delito-- podría estar afectando el desempeño público presidencial, como establecía el Acuerdo de ética. Por tanto, Aristegui sí violó el código de ética por ella firmado.
La empresa MVS fue acosada por la estridencia de fascios callejeros PT-Aristegui, sin entender que Aristegui violó impunemente el código y por tanto había razones legales para suspender su programa. De ahora en adelante Aristegui tendrá que respetar el Acuerdo de ética y con ello terminar con su programa lleno de censuras, exclusiones, campañas difamatorias y militancias a favor de López Obrador.
Por ejemplo, Aristegui tendrá que ajustarse a un programa eminentemente informativo para cumplir con el capítulo de “Tratamiento informativo”: “los hechos que se informen en el Programa deberán presentarse sin distorsiones”, cuando Aristegui es muy dada a largas parrafadas verbales llenas de insidias, insinuaciones, especulaciones sin datos y siempre terminar con el “ya veremos”. Este estilo está permitido en espacios de opinión, no de información.
En sus programas, Aristegui se percató siempre que el cumplimiento del Acuerdo ético limitaba su estilo de periodismo de oposición y por eso lo violaba. En su regreso, Aristegui tendrá que practicar exclusivamente un periodismo informativo acotado por el Acuerdo ético. Por lo pronto, cabe esperar algún posicionamiento de Aristegui ante el caso del alcoholismo: ella preguntó si el presidente era alcohólico, la presidencia le respondió que no, ahora ella el próximo lunes tendrá que presentar pruebas de que sí o, en función del Acuerdo ético, disculparse con el presidente por darle tratamiento de noticia a una mentira difundida por el diputado petista Fernández Noroña.
La prueba de fuego de Aristegui en su regreso a la radio será atender una opción simple: o pruebas o disculpa. De ahí la victoria de Los Pinos al eludir el debate sobre la censura. La declaración del secretario particular de Los Pinos fue la vara muy alta que le puso el gobierno a Aristegui, luego de que ella acusó a MVS de negociar su puesto por una concesión y de acusar a Calderón: “mi cese de MVS se debió a un berrinche presidencial, sólo imaginable en las dictaduras que nadie desea para México. Castigar por opinar o por cuestionar a los gobernantes”. Este lunes Aristegui tendrá que presentar pruebas de que Calderón se emberrinchó o tendrá que decir que el berrinche fue de ella o de plano ofrecer a su auditorio una disculpa por sus exabruptos, todo ello en el marco de los compromisos firmados por ella y MVS el primero de enero de 2009.
El caso Aristegui exhibió la capacidad de la política presidencial para resolver diferencias. Con brevedad y puntualidad, el secretario particular de Los Pinos --un político con experiencia legislativa y gran capacidad para la negociación-- regresó la política al poder presidencial.
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