+ Chiapas: gran reforma del Estado
+ Juan Sabines y la coalición 2012
Carlos Ramírez
Alejado de las severas crisis en el centro y norte de la república, Chiapas parece no existir políticamente. Pero por lo que ocurre en esa entidad fronteriza, las razones son más bien de estabilidad política y social y por las audaces decisiones de reformador que asumió el gobernador Juan Sabines.
Lo que a nivel nacional ha sido un calvario para los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, una utopía fundamentalista para el PRD, lo que no ha podido hacer el Senado y lo que sería la única salida al agotamiento del modelo de desarrollo y a la ineficacia del Estado priísta, Sabines lo implantó a nivel estatal con una ambiciosa reforma del Estado.
El dato no puede ser menor. Chiapas se había quedado a la cola de la república. Pero sobre todo, se trataba de una entidad donde se habían ausentado las revoluciones y luchas sociales nacionales, por lo que su estructura social se había estancado en el modelo de explotación colonial del siglo XVIII. A ello se agregaban dos hechos delicados: la presencia en el territorio chiapaneco del EZLN y la guerrilla y sobre todo el tiradero político y social que dejó el gobierno depredador del priísta Pablo Salazar Mendiguchía. A base de reformas y de una atención política personalizada, Chiapas es el estado con menos problemas de la república.
A finales de la semana pasada, Sabines envío al congreso local una reforma del Estado sobre seis pivotes: rendición de cuentas, fortalecimiento de la administración de justicia, descentralización de la gestión pública, democracia participativa, fortalecimiento en la protección de los derechos humanos y autodeterminación de los pueblos indígenas. Esta iniciativa se agrega la que sin duda fue la decisión más audaz del gobernador Sabines: implantar como estrategia del gobierno estatal las metas del milenio de la ONU: erradicar la pobreza, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sustentabilidad del ambiente y fomentar la asociación mundial para el desarrollo
La decisión de Sabines demostró que las propuestas tradicionales del PRI, las contenidas en la Constitución, las del PAN y las de la alianza PRD-PT-Convergencia no daban para atender la situación de subdesarrollo de Chiapas, con sus correlativos vicios de marginación. Las metas de la ONU han conducido a la esencia del desarrollo: el modelo de producción, la gestión democrática del gobierno y sobre todo la gobernabilidad como expresión de una democracia basada en los consensos y no en los resultados electorales.
En materia de migración, sin duda uno de los problemas centrales de Chiapas por la relación subdesarrollo-desempleo en la frontera sur, Sabines también fue hasta el fondo del problema y creó la Comisión para la Protección de Derechos Humanos de los Migrantes, sobre todo por la incidencia en Chiapas de la migración proveniente de Centro y Sudamérica. México carecería de autoridad moral para protestar contra la Ley Arizona si en territorio mexicano se violan impunemente los derechos humanos de los migrantes peor que en Arizona. El asesinato de 72 migrantes en Tamaulipas y el fracaso de la Subsecretaría de Migración de Gobernación ilustran la dimensión de la decisión audaz de Sabines.
En materia indígena, la Reforma Sabines también rompió con los límites tradicionales: asumió la decisión de conceder autodeterminación a los pueblos indígenas, pero sin romper la unidad nacional del territorio, además de crear la figura de Senado Indígena, único en su especie. Con ello, Sabines decidió no sólo respetar los derechos y la cultura indígenas sino promoverlos como parte de la identidad cultural de la entidad y de la república. El trasfondo de la decisión no puede ser otro que la agenda indígena del EZLN por cierto olvidada después de los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Las decisiones de Sabines ilustran el hecho de que las cosas se pueden hacer cuando se deciden hacerlas. En este contexto, las reformas colocan a Chiapas a la vanguardia en la reconfiguración del tejido social y político y en la creación de un modelo de desarrollo que rediseña la democratización de las relaciones sociales en una entidad donde nunca llegó la Revolución Mexicana.
Lo significativo del saldo político del gobierno de Sabines radica en el hecho de que se trata del único gobierno exitoso de la Coalición por el Bien de Todos PRD-PT-Convergencia y el único que ha tomado en serio el objetivo de un nuevo modelo de desarrollo, con instrumentos de gobierno mucho más allá del neopopulismo presupuestal asistencialista que se dedica a regalar bienes primarios pero generando una cultura paternalista. Sabines ha mostrado al PRD-PT-PC que se puede ir más allá del asistencialismo al estilo priísta de Solidaridad salinista que reproduce el PRD en gobiernos estatales y que el desarrollo estimula doctrinas realmente sociales y democráticas.
De ahí que Sabines se haya consolidado como una verdadera opción de gobierno. Y sin pelearse con el gobierno federal ni con el PAN. Más aún: Sabines es el gobernador coalicionista que mejores relaciones tiene con el gobierno de Calderón y por ello ha logrado crecientes beneficios federales. De ahí que la coalición DIA puede tener en Chiapas al tercero en discordia para el 2012, frente a la opción mediática de Ebrard o la fundamentalista de López Obrador, ambos, por cierto, en rumbo de colisión que puede liquidar al PRD.
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