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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

miércoles, 25 de mayo de 2011

25-Mayo-2011, Miércoles.

INDICADOR POLITICO




+ UNAM como SNTE: partido 2012

+ Narro: con Peña Nieto o Ebrard



Carlos Ramírez



Del mismo modo que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación derivó en un partido político, la UNAM se ha perfilado también como una organización política al servicio de las alianzas del poder. Por lo pronto, el rector José Narro ya ha comprometido a la universidad nacional con Enrique Peña Nieto y con Marcelo Ebrard.

La utilización del equipo de los Pumas de la UNAM como espacio de poder político ha sido privilegiada por el rector Narro. En el DF la máxima casa de estudios se ha comprometido con Ebrard, como si la afición futbolera fuera la borregada electoral. Y la alianza política Narro-Ebrard no es gratuita: forma parte de cuando los dos trabajaron muy de cerca no sólo del presidente Carlos Salinas de Gortari sino del proyecto salinista transexenal.

No por menos, por ejemplo, el actual presidente del patronato de los Pumas de la UNAM es el ingeniero Víctor Mahbub Matta, uno de los personajes más cercanos a Raúl Salinas de Gortari en el sexenio salinista, donde tuvo el cargo de subsecretario de Infraestructura de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y se vio involucrado, por ejemplo, en el caso de las carreteras concesionadas de forma sospechosa. En el Diccionario Biográfico del Gobierno Federal de 1992, Mahbub confesó su militancia priísta. Por sus relaciones con Raúl Salinas, Mahbub compitió por la gubernatura de San Luis Potosí pero perdió.

De ahí que la UNAM haya logrado reconstruir una parte de la estructura de poder de Carlos Salinas: Narro, Ebrard, Mahbub, los tres como cercanos colaboradores del presidente Salinas y hoy ya enrolados en la carrera presidencial por el 2012. El rector Narro está más que conciente del potencial político del equipo de futbol de los Pumas y por ello su interés por cedérselo a Ebrard después de ganar el campeonato de futbol el domingo pasado, aunque Ebrard provenga de El Colegio de México y carezca de alguna militancia unamita. Así, el reconocimiento de Ebrard a los Pumas fue un acto vulgar de campaña presidencial, con el aval del rector Narro.

El problema de fondo radica en la forma en que la UNAM se ha convertido en un botín de los partidos políticos: primero cuando acunó a Cuauhtémoc Cárdenas y cerró las puertas a los candidatos del PAN y del PRI en 1988, violentando la libertad de pensamiento. Luego cuando el rector Juan Ramón de la Fuente la entregó a López Obrador con la promesa del cargo de secretario de Gobernación, también excluyendo a los demás partidos en la comunidad universitaria. Y hoy con un rector Narro comprometido con el precandidato priísta Enrique Peña Nieto y con el precandidato perredista Marcelo Ebrard.

La carrera política de Narro ha sido siempre priísta, con una militancia confesada en el Diccionario Biográfico: secretario general del IMSS en 1991-1992 con el director Emilio Gamboa, director de servicios médicos del Pronasol salinista en 1993, director de la Fundación Siglo XXI del PRI salinista, subsecretario de Gobernación de Carlos Salinas con Jorge Carpizo McGregor en 1994 --el del alzamiento zapatista--, subsecretario de Salud con Juan Ramón de la Fuente.

En la UNAM le tocó, con Carpizo McGregor, impulsar el alza en las cuotas en 1986, antes de que Carpizo pasara a formar parte de la élite salinista; la intención de subir las colegiaturas provocó la movilización estudiantil del CEU que fue aplastada con el aval del rector De la Fuente a la intervención de la policía federal en el 2000 para arrestar a los dirigentes del Consejo Estudiantil Universitario. Más tarde, Narro fue designado coordinador de la reforma universitaria comprometida con el CEU pero frenó la realización de un congreso universitario para reformar a la UNAM. En el 2003 pasó a la dirección de la Facultad de Medicina para de ahí ser impuesto por dedazo por De la Fuente como rector de la UNAM.

El equipo de los Pumas se convirtió en esta semana en un instrumento político-electoral de la UNAM. La simbiosis Narro-Ebrard, nacida cuando sirvieron en el primer círculo del poder de Carlos Salinas, fue tan intensa que los dos, el rector y el jefe de gobierno, vistieron el lunes pasado la corbata amarilla que identifica al perredismo. El asunto fue comentado, no sin un dejo de sentido del humor, por el doctor José Luis Soberanes, ex presidente de la CNDH y ex director y hoy investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en su twitter: “el rector Narro salió ayer junto con Ebrard, los dos vestidos iguales: traje negro y corbata amarilla. ¿Tocarán en la misma orquesta?”

El patronato de los Pumas ha servido a la UNAM para relaciones de poder. Antes del raulsalinista Mahbub estuvo Arturo Elías Ayub, del poderoso Grupo Slim. Ahora el palco del rector de la UNAM en el estadio de CU se ha convertido en un aparador del poder político institucional. Pero al mismo tiempo ha mostrado lo peor del espíritu Puma: la violencia deportiva, la participación en la estructura del futbol profesional dominado por Televisa, el uso del deporte universitario para la promoción de bebidas alcohólicas, la concesión a la violenta porra --la Rebel o la Barra-- del equipo Puma para vender cerveza ilegal en el estacionamiento del estadio y el fomento al porrismo.

La alianza es tan de fondo, que Ebrard entregó el lunes 23 pasado la medalla Ciudad de México al equipo de los Pumas, la misma medalla que ya les había otorgado en mayo de 2009, como si la medalla se tratara de una corcholata taparroscas. Con esa medalla se cerró el pacto político de Narro-UNAM con Ebrard-PRD para el 2012, sin descuidar a Peña Nieto. Y los jugadores de los Pumas quedaron como parte de las bases de campaña del jefe de gobierno del DF.

Eso sí, la agresión intolerante de ayer contra el candidato panista al gobierno mexiquense, Luis Felipe Bravo Mena, en la FES Acatlán de la UNAM es reflejo de la partidización del rector Narro, aliado a Peña Nieto y a Ebrard. Sólo el PAN está vetado en la UNAM.







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