INDICADOR POLITICO
+ Indignados, pero con la izquierda
+ Nació lumpen pequeña burguesía
Carlos Ramírez
Con un reconocimiento a la calidad
periodística de Miguel Angel Granados Chapa
Aunque ha encontrado espacio en toda la prensa del mundo, el movimiento de los indignados carece de destino histórico y ha derivado en un movimiento de protesta conservador y hasta reaccionario liderado por una lumpen pequeña burguesía irritada con la globalización.
Asimismo, el movimiento de los indignados sería una protesta mundial contra la izquierda, el socialismo y la socialdemocracia en los gobiernos o a punto de alcanzar el poder, porque han sido incapaces de crear las condiciones de mini acumulación de riqueza en los sectores medios de profesionistas que ahora han sido las víctimas de desempleo; hasta el 2009, las tasas de desempleo afectaban sólo a las clases trabajadoras o bajas y nadie salió a protestar.
Por ello el movimiento se agota en la indignación: las clases medias han sido históricamente incompetentes para generar las condiciones de bienestar. Las exigencias de los indignados dicen todo y nada: quieren cambiar el mundo pero es la hora en que no presentan una opción. El movimiento de “otro mundo es posible” del Foro latinoamericano de Sao Paulo cuando menos combate el neoliberalismo, aunque los promotores son izquierdas en el poder y no han podido crear ese nuevo mundo exigible en sus países.
España puede verse como el laboratorio político del análisis del movimiento de indignación nacido el pasado 15 de mayo: movilizaciones, protestas, asentamientos en la plaza del sol, violencia e… indignación. El gobierno actual en España es de izquierda, el PSOE que ha gobernado con la ideología de… la derecha. La protesta de los indignados, entre otros elementos como la propia incompetencia del presidente Zapatero, ha dejado un panorama singular para las elecciones generales del próximo 20 de noviembre: el Partido Socialista cae a 29% de los votos y el Partido Popular sube a 45% de los votos. El movimiento de los indignados ha contribuido a enterrar políticamente a la izquierda. Y lo peor es que el PP no ha presentado programa de gobierno sino que ha elevado su votación sólo por el voto de repudio a la izquierda.
En los EU existe la misma incongruencia. Por lo pronto, se ha tratado de un movimiento minoritario basado en una falacia: las bases de irritación dicen que conforman el 99% de los estadunidenses contra el 1% de los ricos. Pero en los EU, según cifras oficiales, la tasa de ricos es de 3.5% porque existen casi diez millones de estadunidenses que tienen una riqueza acumulada de un millón de dólares. Pero en los EU existe una gruesa capa de clase media acomodada que coloca al país en el primer lugar mundial del PIB per cápita y en el cuarto lugar del índice de desarrollo humano.
Lo que ocurre con los indignados estadunidenses radica en un hecho sociológico: el capitalismo estadunidense se alimenta de la codicia, la acumulación y la competencia. Primero fue la crisis que le estalló a George W. Bush al final de su gobierno pero luego se dio la incapacidad del presidente Barack Obama para encontrar una salida. Y como justificación de su incapacidad para gestionar una salida de la crisis que pasaba por la reformulación del capitalismo, Obama prefirió despertar al Norteamericano Bronco y alentó la lucha de clases; el lenguaje de los indignados de Wall Street es el mismo de la sociedad pequeño burguesa capitalista en desgracia que se ha encontrado con un Marx de eBook.
La protesta de los indignados podría ser una evidencia del fracaso de la lucha contra la globalización del capitalismo que alentaron las mentes críticas de la izquierda mundial. El Foro de Sao Paulo de 1999 se convirtió en el Foro Social integrado por muchos países que tienen hoy gobiernos con alguna variante de la izquierda. El año próximo se realizará una nueva reunión formal del Foro Social en Venezuela, donde Hugo Chávez ha tratado de apropiarse de la protesta. Sin embargo, como gobierno, Chávez ha hundido a Venezuela en la pobreza y no se puede presentar como un ejemplo: a pesar de tener el lugar 31 en producto nacional bruto, su posición en el índice de desarrollo humano se cayó del lugar 17 en 2009 al lugar 75 del último reporte. Así, la riqueza producida por Venezuela no ha podido convertirse en riqueza social. Eso sí, Chávez va a manipular a los grupos progresistas del mundo para reafirmarse como el líder de la defensa de los pobres y capitalizará el Foro Social para su campaña de reelección presidencial.
Las protestas masivas y globales tienen nada más un efecto mediático porque carecen de un proceso de conversión en políticas de desarrollo. El 15-M de España terminó por hundir a Zapatero y al PSOE porque los españoles recuerdan el bienestar y empleo que propició la gestión del conservador José María Aznar: se trata de recuperar el bienestar individual. En los EU los indignados hacen el trabajo de zapa a los republicanos en contra de la fallida política económica de Obama. Al final, los indignados no quieren el bienestar social del marxismo, el socialismo o la socialdemocracia, sino el bienestar individual de los que perdieron empleo, bienestar y destino en la crisis: se trata, por tanto, de una derecha pequeño-burguesa en crisis.
En todo caso, el problema real se localiza en las variantes de la izquierda que no han podido elaborar un nuevo paradigma social de bienestar desde la caída del socialismo real de la antigua Unión Soviética. Lo grave del asunto es que esa izquierda con posibilidades de poder ha permitido que la crisis fiscal del Estado --un asunto de ingresos que requiere del diseño de estrategias viables de imposición y recaudación-- se convierta en una crisis del Estado. Los economistas del amplio espectro de la izquierda se han quedado anclados en un Keynes superficial: cómo gastar dinero que no se tiene para favorecer a los pobres.
Así, la crisis del capitalismo se está convirtiendo en una crisis del paradigma del pensamiento económico social. La falta de teoría progresista se ha querido llenar con las frases de los carteles de los indignados en todo el mundo. El movimiento de los indignados, así, se reduce a un asunto de la lumpenpequeñaburguesía que quiere bienestar, no justicia social, y por eso la clase obrera no sale a indignarse. El fracaso de los indignados será el mismo del movimiento estudiantil del 68: la lucha de élites, no la lucha de clases.
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