INDICADOR POLITICO
+ PRI distrae atención de crisis
+ Salinas y economistas vienen
Carlos Ramírez
La ofensiva del PRI contra el PAN por la crisis tiene tres puntos de referencia básicos:
1.- El posicionamiento de Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, como el precandidato panista mejor perfilado.
2.- La intención del PRI de dejar sentada la tesis de que la crisis económica y de pobreza estalló en los diez años panistas en la presidencia.
3.- Y el regreso del ex presidente Carlos Salinas y sus economistas como diseñadores del plan de gobierno 2012-2018 del PRI y de Enrique Peña Nieto. Entre ellos, Joseph-Marie Córdoba Montoya y Luis Téllez.
Del otro lado, el PAN parece paralizado, incapaz de construir un discurso de análisis de la larga crisis económica que tuvo dos ciclos: el populista 1970-1982 y el neoliberal 1983-2000. Un solo dato ilustra el tamaño de la responsabilidad del PRI de una parte de la crisis: el tipo de cambio era de 12.50 pesos por dólar al comenzar el ciclo populista y terminó en 9 mil 300 pesos a finales del 2000, una devaluación de 74 mil 300%.
La campaña contra el secretario de Hacienda y precandidato presidencial panista Cordero por sus declaraciones sobre los mexicanos que ganan 6 mil pesos y la posición de México como nación de desarrollo medio forma parte de la estrategia priísta para vender la idea electoral de que “estábamos mejor cuando estábamos peor”. Pero hay algunos datos reveladores:
El año pasado, el coordinador de la bancada priísta en la cámara baja Francisco Rojas Gutiérrez circuló un documento para acusar al PAN de generar la crisis con falta de crecimiento económico. Pero Rojas fue miembro del gabinete del gobierno de Miguel de la Madrid y alto funcionario en el salinismo y resulta que el sexenio delamadridista pasó a la historia como el del crecimiento cero, con un PIB de 0% promedio anual y sin creación de empleo, heredando seis millones de mexicanos que no encontraron empleo, además de que en ese sexenio la tasa promedio de inflación anual fue de 86%, con el dato escandaloso de que en 1987 la inflación anual llegó a 160%.
Y esta semana el diputado priísta Oscar Levin emitió otro documento oficial para insistir en las cifras de la crisis en el primer decenio panista, pero resulta que Levin fue operador del secretario de Hacienda del gobierno de López Portillo en los años 1981 y principios de 1982, cuando se gestó la peor ola inflacionaria y devaluatoria. El entonces titular de las finanzas, David Ibarra, fue despedido por López Portillo por incompetente. Y fue el sexenio en el que los recursos del petróleo se fueron por el caño de la corrupción y el país rico en petróleo se empobreció como nunca.
Asimismo, por más que se ajustan y ajustan las cifras, el peor año de empobrecimiento de los mexicanos fue 1996, producto del colapso de las finanzas públicas, el tipo de cambio y las tasas de interés durante 1994 y 1995. Según cifras oficiales de Coneval en 1996 la pobreza de patrimonio fue de 37.4%, la pobreza de capacidades llegó a 46.9% y la pobreza alimentaria ascendió a 69%, cuando en la crisis de 2008 la primera llegó a 18.2%, la segunda a 25.1% y la tercera a 47.4%. Es decir, que los mexicanos se hundieron en la pobreza por los errores de manejo de la política económica de los gobiernos priístas de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.
El debate sobre la crisis económica del país podría convertirse en un bumerang contra el propio PRI porque debería llevar a la evaluación de los ciclos de política económica del reinado priísta: el propiamente revolucionario (1929-1934), el populista (1934-1954), el del desarrollo estabilizador (1954-1970), el del neopopulismo (1970-1982) y el neoliberal (1983-2000). El periodo del crecimiento estable se interrumpió en 1970 con el neopopulismo de gasto público con restricciones fiscales.
La crisis estalló cuando los gobiernos priístas politizaron el manejo de la hacienda pública., En 1973 el presidente Luis Echeverría despidió al secretario de Hacienda, Hugo B. Margain, y anunció que las finanzas públicas se “manejan desde Los Pinos”. El ensayista Gabriel Zaid resumió el resultado en pocas palabras: “así fue… y así nos fue”. El desorden financiero priísta tuvo dos soluciones: el sometimiento de México a las doctrinas del Fondo Monetario Internacional (1973-1988) y la subordinación de México a las condicionalidades del Banco Mundial y del Consenso de Washington (1989-2000) para privatizar la política económica pública y social.
El PRI quiere desde ahora ocultar la crisis 1994-1996, peor que la de 1981-1982. La responsabilidad de Salinas y Zedillo en la devaluación de diciembre de 1994 tiene a Salinas aferrándose a clavos ardiendo. Pero resulta que los corresponsables de la crisis 19981-1982 y del colapso 1994-1996 están ahora controlando el diseño del programa de gobierno del PRI para el sexenio 2012-2018. De ahí que el primer paso sea el de borrar de la memoria social la dimensión de las crisis económicas del largo ciclo 1970-2000 y que fue justamente la acumulación de rezagos, desigualdades sociales y crisis irresponsables las que hartaron a los ciudadanos en el 2000 y llevaron a la alternancia partidista en la presidencia de la república.
El problema que tiene la política económica en la alternancia es justamente su dependencia de las doctrinas del pasado priísta: Francisco Gil Díaz fue el secretario de Hacienda de Fox y Agustín Carstens el de Calderón, el primero había sido subsecretario de Ingresos del salinismo y el segundo subdirector-gerente del FMI neoliberal, los dos forjados y avalados por el priísmo. De ahí que en política económica haya habido la continuidad del pensamiento ortodoxo neoliberal del priísmo 1982-2000, lo que llevaría a suponer que las críticas de Rojas y Levin al saldo económico panista agarran a los priístas también con los dedos en la puerta. Por eso los priístas gritan; “¡al ladrón, al ladrón”.
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