INDICADOR POLITICO
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Carlos Ramírez
Ahora que ganó las encuestas cuchareadas del PRD para el 2006, López Obrador tiene que aclarar el desorden que realizó en el 2006: prometió respetar resultados y luego se rebeló ante las cifras oficiales. Y en protesta, instaló un mega plantón de tiendas de campaña en el circuito Zócalo-Periférico.
El problema de López Obrador es que quiere imponer su realidad. Por lo pronto, valga este recordatorio de fotos de aquel 2006 en el que López Obrador se convirtió en un renegado de la democracia:
El plantón fue una agresión a los ciudadanos, pero la orden fue interminable. Inclusive, aquéllos que se opusieron sólo recibieron la agresión de seguidores, como Carlos Monsiváis. Lo peor de todo fue que no hubo suficiente gente y el campamento lució semivacío.
Aunque quiso eludir alguna responsabilidad, públicamente López Obrador instruyó al entonces jefe electo de gobierno del DF de secundar la maniobra y le encargó la supervisión de una parte del plantón en Reforma; Marcelo Ebrard cumplió la orden con eficiencia, aunque no dormía en las tiendas de campaña sino en un lujoso hotel. Por eso los plantonistas lo reconocieron con pancartas:
Una vez que las instituciones electorales reconocidas constitucionalmente y por la abrumadora mayoría de fuerzas sociales y políticas dieron la victoria al candidato panista Felipe Calderón, López Obrador decidió auto denominarse presidente legítimo de la república. El 20 de noviembre de 2006 realizó una ceremonia en el zócalo para asumir el cargo. Grupos afines instalaron a López Obrador en los tres símbolos del viejo sistema político priísta en toda toma de posesión que se respete: la banda presidencial, la silla del águila y el gabinete presidencial.
El “gabinete” del presidente legítimo y el despacho presidencial legítimo.
Y, en la lógica del poder al estilo priísta, un presidente --legítimo o no-- debe de tener su gabinete. En la página internet oficial del tabasqueño se encuentra su “gabinete presidencial legítimo”:
Dicen que quienes se niegan a reconocer el pasado suelen ser proclives a repetir los errores. El López Obrador del 2006, el que les dijo a los políticos que se fueran al diablo con “sus” instituciones que eran “las” instituciones constitucionales, se prepara para buscar otra vez la presidencia de la república en el mismo sistema político priísta y con las mismas instituciones que ya mandó al diablo. Así que los capitalinos se deben preparar para otro mega plantón.
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