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Periodista, escritor, Lic. en Periodismo, Mtro. En Ciencias Políticas, oaxaqueño. Autor de la columna "Indicador Político" en El Financiero.

viernes, 15 de enero de 2010

Indicador Político 14-enero-2010, jueves

+ Ebrard no cumplió plan AMLO
+ DF, a financiar Marcelo-2012

Carlos Ramírez

El PRD y López Obrador se enfrentan a un dilema político: no tendrán autoridad moral para criticar las alzas del gobierno federal si no condenan los ajustes de precios e impuestos de Marcelo Ebrard en el DF.
Peor aún: el PRD nacional estaría obligado a ser congruente y criticar a Ebrard con los mismos adjetivos que usa en su spot radial contra el gobierno de Calderón porque el GDF aplicó la misma receta de trasladarle a los ciudadanos capitalinos el costo del ajuste.
López Obrador también debería de cuestionar a su delfín. El tabasqueño dice en otro spot que el dinero faltante en el presupuesto se podía conseguir por dos vías: un programa de austeridad republicana en los gastos del gobierno y cobrarle impuestos a los ricos. Ebrard hizo lo contrario: subió impuestos y precios y tarifas a los ciudadanos, sin tocar la riqueza de los poderosos. Peor aún, como priísta típico, Ebrard se ha aliado a importantes empresarios para financiar su campaña por la candidatura presidencial perredista del 2012, a cambio obviamente de no tocar su fortuna.
El programa anticrisis de Ebrard fue una decepción y hasta una vacilada y buscó el reflector mediático. Congeló precios irrelevantes y dejó los más dañinos para los capitalinos, como el del aumento de 50% en el boleto del Metro, el alza en agua y predial y el elefante blanco del tranvía que costará 8.5 veces su valor real.
Los capitalinos pagaran con pérdida de nivel de vida los faraonismos de Ebrard. El presupuesto de gasto del GDF para el 2010 fue de 129 mil 433.6 mil millones de pesos, un aumento de 5.25% sobre el 2009. El presupuesto subió 6 mil 807.5 mil millones de pesos. Como las participaciones y transferencias federales no aumentaron y prácticamente fueron las mismas de 2009, entonces Ebrard tuvo que financiar el aumento del gasto por dos vías: ahorros y mayor cobro de impuestos, derechos y aprovechamientos.
Pero en lugar de aplicar en el GDF el principio lopezobradorista de una austeridad republicana, Ebrard sólo pudo depilar el gasto corriente en 2 mil millones de pesos, apenas el 30% del aumento en el gasto de 2010. El 70% restante se lo trasladó a los ciudadanos. El alza promedio en impuestos, derechos y aprovechamientos fue de 13.9%. Si a esta cifra se le resta la inflación prevista para 2010 de 3.3%, entonces Ebrard aumentará su gasto en términos reales en 10.6%.
Sin embargo, la crisis de 2009, la ausencia de liquidez y la necesidad de estabilizar las finanzas capitalinas sin castigar a los ciudadanos sugería mantener la austeridad estabilizadora. Pero como Ebrard ha tomado la decisión política de quedarse con la candidatura perredista del 2012, entonces optó por obras faraónicas que han tenido que financiarse con dinero de los ciudadanos a base de aumentar impuestos, derechos y aprovechamientos. Los impuestos y la inflación son considerados el ladrón de guante blanco que llega a las carteras de los ciudadanos y les extrae su poca riqueza.
Ahora los que están en problemas son López Obrador y los PRD capitalino y nacional, pues su campaña de posicionamiento estaba sustentada en una opción de política económica alternativa a la del gobierno federal, a la del PAN y a la del PRI y sobre todo con propuestas para obtener recursos adicionales sin dañar el nivel de vida de los ciudadanos. Lo de menos es que la política económica de Ebrard sea neoliberal, panista y priísta, sino que su promotor López Obrador y el PRD se hagan cómplices de decisiones que van a empobrecer a los ciudadanos de la capital de la república.
Y para colmo, las obras más importantes de Ebrard son las de lucimiento. No hubo en su política económica el replanteamiento de una política de bienestar que genere empleos formales, ni un plan industrial para el DF, ni la propuesta de terminar con el ambulantaje para regresar a la economía productiva, ni un fortalecimiento del transporte público sin cargarle mayores costos salariales a los ciudadanos, como el caso del tranvía.
La decisión de Ebrard de recular en el cobro de algunos aumentos en servicios fue un engaño: congelar los precios de servicios irrelevantes, culpar de la crisis al alza de gasolinas y distraer la atención de la carestía en el DF por decisiones directas de Ebrard. Pero al final, Ebrard dejó las alzas más dañinas del nivel de vida de la clase media --50% de aumento al Metro, la más dura--, el sector más afectado por la política económica neoliberal de Ebrard.
Lo malo de la política económica de Ebrard es que provoca escalada en los precios y disminución en el poder adquisitivo de los salarios, además de obstaculizar la reactivación productiva de la economía del DF y coloca a la ciudad de México en una de las más caras del mundo. El impuesto sobre nómicas encarece la inversión, el impuesto al hospedaje ahuyenta turismo, el cobro de parquímetros privatizados dejará al GDF 230% más aunque a costa de subir precio en uno de los peores servicios de estacionamiento del mundo.
La política económica para el DF en el 2010 se basará en el principio neoliberal de extraerle recursos a la riqueza de los ciudadanos para financiar programas faraónicos que beneficiarán la figura de Ebrard con miras al 2012. Pero Ebrard no cumple con los principios del PRD ni con los de López Obrador y sí con los del PAN y del PRI.

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